“Estás no necesariamente deben pasar y pueden afectar esta industria que espera ya pérdidas de una magnitud de 60 billones de dólares a nivel mundial para 2020 y una contracción de entre tres y 12% en regiones como Asia”, señaló.
Por su parte, la investigadora María de Jesús Arellano Medina, planteó reforzar la comunicación y la interoperabilidad entre instituciones de salud y actuar con ética respecto a cómo se obtiene información y se brinda el servicio.
Estar listos en las comunidades Mauricio Rodríguez Álvarez, académico de la Facultad de Medicina, expresó que es muy importante la preparación en la comunidad, porque muchas veces queremos que el gobierno sea el responsable de solucionar todo y varias cosas dependen de la comunidad.
Al respecto, planteó: -Identificar vías de información y comunicación, y de emisión de información, preferentemente de la Secretaría de Salud. -identificar a los más vulnerables, mayores de 65 años, 70, 80, a los que están enfermos del corazón, mujeres embarazadas, que son los más afectados. -Mientras que a nivel familiar, prepararse a cómo se va a reaccionar, en caso de contagio.
Además de todas las medidas de seguridad ya mencionadas y que generan cambios de hábitos y de actitud.
“Todos los individuos, tenemos días de tregua y chacoteo, vamos entrenándonos, tener cambio de hábito, buscar dónde está el gel, lavarnos las manos, tener plan de acción a nivel familiar e individual. Cómo nos vamos a proteger entre todos”, comentó.