En política exterior, AMLO da un giro que divide opiniones (e implica riesgos)
CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- Los preceptos juaristas de respeto entre las naciones y el principio de no intervención establecido en la Constitución guían la política exterior del presidente Andrés Manuel López Obrador, que en sus primeros 100 días de gobierno ha marcado una diferencia con administraciones anteriores.
Para el mandatario "la mejor política exterior es la interior", algo que para el consultor Luis Estrada, asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), muestra el interés del Ejecutivo en centrar su atención en el país, dejando el exterior en un segundo plano.
No es conveniente para su estrategia hablar mucho de lo que pasa afuera, porque todo lo que importa cambiar y lo que él quiere cambiar pasa dentro del país".
A pesar de ello, existen señales de que México sí buscará acuerdos internacionales que trasciendan el sexenio 2018-2024, considera Luis Huacuja, responsable del Programa de Estudios sobre la Unión Europea de la UNAM.
Para el académico, algunos ejemplos de esto son:
- La firma del Pacto Mundial para la Migración, con el que se busca cambiar el enfoque hacia al fenómeno migratorio.
- El plan de desarrollo para países de Centroamérica , con más de 30,000 millones de dólares de inversión.
- Firma de acuerdos en materia de inversión con Bélgica, con los que se busca afianzar la relación con la Unión Europea (UE).
Pero, ¿qué otros aspectos destacan, para bien o para mal, de la política exterior desplegada en este arranque de mandato?
¿Un presidente que no viaja?
El presidente ha dicho que no realizará viajes al extranjero más que para la firma de acuerdos con otras naciones. Argumenta que sus prioridades están en atender los problemas que aquejan a México, pero los analistas advierten que esta situación podría traer riesgos por la relevancia que ha adquirido el país en el plano internacional.
"Es importante estar presente, que lo conozcan de viva voz, que puedan charlar. En estas charlas de pasillo se logra mucho más de lo que vemos en las fotografías y ese aspecto es importante. Quizá tendrá que irlo aprendiendo, pero sí es indispensable, incluso para concretar posiciones específicas", dice Huacuja.
Estrada respalda esa opinión y considera que la decisión del presidente de mantenerse alejado del contexto mundial podría complicar la difusión de sus logros, sobre todo en materia de seguridad, que ha sido uno de los temas que han puesto los reflectores sobre México, en sentido negativo.
"El presidente poco a poco empezará a notar que esta evasión de responsabilidad sobre decisiones internacionales tendrá efectos sobre lo que él quisiera posicionar a nivel internacional", dice.
A diferencia de su antecesor, Enrique Peña Nieto —quien en sus primeros 100 días salió al extranjero en tres ocasiones—, López Obrador aún no ha salido del país ya como presidente. Únicamente ha tenido encuentros en territorio nacional, como ocurrió con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y la princesa Astrid de Bélgica.
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¿Qué pasa con Venezuela?
El 1 de diciembre, en la ceremonia de investidura presidencial, la asistencia de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, provocó protestas de partidos de oposición, que en más de una ocasión han exigido al gobierno lopezobradorista fijar una postura de rechazo al actual régimen venezolano.
A pesar de esos llamados y de otros para que reconozca al opositor Juan Guaidó como presidente de transición, López Obrador ha sostenido que no intervendrá en asuntos de otros países, en apego al artículo 89 de la Constitución.
Esta posición divide opiniones, pues mientras hay quienes condenan que no haya un pronunciamiento firme por parte de México, en particular con las posibles violaciones a los derechos humanos, hay otras voces que consideran que es un acierto por mantenerse al margen de actitudes intervencionistas atribuidas a EU.
"La posición de México quizá nos haga recordar la posición que mucho tiempo mantuvo nuestro país frente a Cuba, que de alguna manera nos distanciaba de Washington, entendiendo esto como una sana distancia", considera Huacuja.
En el lado contrario está Raquel Saed, académica de la Universidad Iberoamericana, quien cree que la postura de México podría restar liderazgo al país en un mundo en el que, más allá de los acuerdos comerciales, la búsqueda de solución a conflictos suma puntos.
"(Se pierde la oportunidad de) un liderazgo regional, porque no es necesariamente la economía, lo que más importa es ser capaz de ayudar a resolver los conflictos que tienen los países, sobre todo de la región, porque tenemos muchas cosas en común", dice.
De acuerdo con Estrada, esta postura únicamente servirá al gobierno en el corto plazo, pues eventualmente tendrá que asumir una responsabilidad concreta en el plano internacional.
México es un jugador importante, es una economía importante, es un socio comercial importante, y eso no puede frenarse".
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¿Qué hay de Trump?
La vecindad con EU —bajo el mando del republicano Donald Trump— también abre frentes al gobierno en diversos campos, como el tema migratorio y la posible construcción del muro, en un momento en el que en aquel país se analiza la ratificación del tratado entre México, EU y Canadá (T-MEC), una situación que los analistas recomiendan llevar con cautela.
"No conviene abrir un frente de confrontación, sobre todo cuando están por iniciar nuevamente las pláticas (dentro de cada Legislativo) para la negociación de este nuevo acuerdo", considera Huacuja.
En el terreno migratorio, México parece anotarse un punto con el enfoque que busca dar al tema, sobre todo en su relación con Centroamérica, con la que busca emprender un plan para impulsar el desarrollo de la región.
"La postura que a mí me parece muy sensata es sobre el tema de la migración proveniente de Centroamérica. En vez de que diga 'ya no vamos a dejar a pasar a los centroamericanos', la política que está haciendo ahora es tratar de generar interés económico", dice Saed, aunque señala que aún falta claridad en la estrategia para atender a los mexicanos que están en EU.
Ante ese escenario, los analistas coinciden en que López Obrador tiene frente así un reto para mantener el lugar que México ha afianzado en el mundo, al tiempo que deberá comprender que las relaciones internacionales se extienden más allá del plano comercial.
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