Así se negociaron el presupuesto Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto...
CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- La negociación del Presupuesto de Egresos es un tema al que siempre se le pone atención casi al cerrar el año, pero ¿cuánto sabemos de cómo reparte los recursos el gobierno federal?
De acuerdo con Integralia, el 90% del gasto es dinero ya comprometido para sueldos y el funcionamiento de las dependencias, pero el 10% restante está sujeto a negociaciones en las que participan diputados, funcionarios, los gobernadores y hasta organizaciones de la sociedad civil.
A decir de la consultora, a lo largo de los últimos sexenios ese proceso de negociación ha pasado de la imposición al centralismo y al clientelismo, debido a la necesidad de consensos. Según el estudio, con la llegada de Morena al poder se asoma el regreso de la centralización de esas decisiones.
Recomendamos: El clientelismo impera en la negociación del presupuesto federal
A partir de una revisión del estudio La negociación política del presupuesto 1997-2018, te decimos cómo han sido estos procesos a lo largo de los cuatro últimos sexenios:
Los 90’s: ‘petit comité’
En los hechos: Cuando el PRI era el partido mayoritario, el presidente y un pequeño grupo de funcionarios eran quienes tomaban las decisiones sobre el presupuesto, dice el reporte de Integralia. El proceso se caracterizaba por la “imposición”, pues antes de 1997 no había grupos que hicieran demandas específicas.
La oposición hacía peticiones generales, no de proyectos ni por montos específicos. En aquellos años, el dictamen se hacía en la Secretaría de Hacienda y luego se discutía en la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados como mero trámite.
La anécdota: En una ocasión, según un exsecretario de la Comisión de Presupuesto, se recolectaron firmas para aprobar el dictamen prácticamente ‘a ciegas’, pues no se mostró su contenido, algo que —señala el texto— ahora es “impensable”.
En los años 80 y 90 todo era un proceso muy fácil: todos levantaban la mano (...) Era como entregar un cheque en blanco".
Conoce más: Ellos estarán al frente de las comisiones más importantes en San Lázaro
Zedillo: el 'secretario de Hacienda'
En los hechos: Hacia 1995, el presidente Ernesto Zedillo y Santiago Levy, subsecretario de Egresos, tomaban las decisiones presupuestarias. El mandatario federal —que había sido secretario de Programación y Presupuesto con Carlos Salinas de Gortari— se involucraba personalmente en su diseño. Era un proceso centralizado y complicaba que los gobernadores tuvieran recursos adicionales para su estado; la política de Zedillo era la disciplina financiera.
El fin de las mayorías priistas en el Congreso trajo consigo cambios en las negociaciones: el dictamen del Presupuesto de Egresos de la Federación comenzó a analizarse más a detalle. También en 1995 se creó el Ramo 33, en el que se formalizaron las aportaciones y participaciones a los estados para hacer más transparente su reparto.
La anécdota: La negativa de Zedillo a entregar más recursos a los gobernadores se debía, en parte, a su desinterés por mantener un liderazgo al fin de su sexenio: “le valía madres quedar bien con los actores políticos”, relató un de los entrevistados a Integralia.
Te puede interesar: ¿El dinero se reparte a los estados de forma justa?
Fox: la política del ‘sí a todos’
En los hechos: Durante la primera parte del sexenio de Vicente Fox, la negociación de recursos se caracterizó por la fragmentación. Por un lado, los secretarios federales cabildeaban los recursos directamente con los diputados, lo que ocasionó desorden.
Por el otro lado, de acuerdo con el texto, “Fox decía 'sí' a todos los que le pedían dinero”, así es que, durante esos años, el control de los recursos recayó en el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, que metía reversa a los acuerdos que del presidente.
En esta época inició el “clientelismo” presupuestal, un modelo de intercambio de recursos por votos para que el dictamen pasara sin trabas por la Cámara de Diputados. Este sexenio se convirtió en una especie de paraíso para los gobernadores del PRI, quienes eran consentidos con recursos, según relata el texto.
El PAN compró pax romana, pero gestó un modelo que con el paso de los años causó la industria de los moches".
La anécdota: El desorden en las negociaciones del presupuesto, señala el estudio, llevó a Gil Díaz a presentar su renuncia al presidente, que no la aceptó. Lo que sí logró, fue poner orden en las negociaciones, según testimonios incluidos en el documento.
Calderón: en busca de la unanimidad
En los hechos: El conflicto postelectoral obligó al gobierno del presidente Felipe Calderón a 'comprar' legitimidad a toda costa, por lo que la unanimidad en la aprobación del presupuesto se volvió una de las metas, según el estudio. Las negociaciones tenían varias 'ventanillas', siempre bajo la dirección de Hacienda.
Uno de los factores clave para lograr esa unanimidad fue la generosidad del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien emprendió una política de 'cartera abierta' y decía que sí a las peticiones de gobernadores, principalmente de oposición. Esto cambió con la llegada de Ernesto Cordero y la crisis económica mundial de 2009, que obligó a recortar el gasto y la bolsa de recursos sujetos a negociación.
Sobre el dictamen que se enviaba en el Congreso, un exfuncionario de Hacienda señala que se trataba de un “teatro”, pues muchos de los rubros se mandaban en ‘ceros’ y tenían que ser ajustados por los diputados. Otra versión es que el PRI siempre quería elevar el monto de los recursos etiquetados en el dictamen, que se enviaba en ceros para evitar riesgos.
La anécdota: Un año después de que los perredistas llamaran “espurio” a Calderón y casi impidieran que tomara protesta como presidente de México, cerca del 80% dio su voto a favor del presupuesto, lo que se atribuye a la negociación para crear el programa de apoyos a los adultos mayores.
También puedes leer: Los estados consentidos y castigados en el reparto de dinero
Peña Nieto: el ingrediente del Pacto por México
En los hechos: La llegada de Peña Nieto al poder terminó con las pasarelas de gobernadores y funcionarios ante la Cámara de Diputados. El reparto de recursos se diseñó nuevamente desde la Secretaría de Hacienda y fue una de las monedas de cambio para sacar adelante las reformas estructurales a través del Pacto por México.
De 2012-2015, los presidentes de los partidos —y no los diputados— jugaron un papel determinante en la negociación de los recursos.
Además, en este sexenio se creó una serie de fondos dentro del Ramo 23 por casi 10,000 millones de pesos anuales, que se asignaban libremente a los diputados. Para muchos, esto significó la institucionalización de los llamados 'moches': cobro de cuotas a cambio de recursos para obras de infraestructura.
La anécdota: Con la intención de consolidar el Pacto por México, narra un exgobernador priista, el gobierno de Peña Nieto dio preferencia a los mandatarios de oposición en la asignación de recursos.
Bastaba con que un gobernador del PAN o el PRD alzara la voz para que el gobierno lo atendiera".
Recomendamos: El presupuesto tiene limitaciones para el próximo gobierno: asesor de AMLO