Esta es la razón por la que EPN no presentará su informe ante el Congreso
CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico) - Por años, en México el 1 de septiembre se conoció como "el Día del Presidente". La fecha era de fiesta nacional porque el mandatario informaba cómo estaba el país: el Congreso de la Unión lo recibía al inicio del periodo ordinario y, ante diputados y senadores, exponía los avances de su administración. Pero desde 2008 eso cambió.
En 2006, algunos legisladores impidieron que Vicente Fox acudiera a la Cámara de Diputados para entregar su último informe. En 2007, Ruth Zavaleta (PRD) —entonces presidenta de la Mesa Directiva— evitó recibir el primero de Felipe Calderón, en protesta por el supuesto fraude mediante el que ganó la presidencia. Ambos sucesos marcaron un viraje en las reglas del informe de gobierno: ahora el presidente solo tiene que presentar el documento por escrito y posteriormente dar un mensaje.
Así era el Día del presidente y cómo ha cambiado el protocolo:
¿De dónde viene que el presidente rinda informe de gobierno?
Algunas versiones indican que la idea de que el Ejecutivo informe al Poder Legislativo surgió en Gran Bretaña y Estados unidos. En México, se instauró desde la Constitución de 1824 que el presidente acudiera el 1 de enero al Congreso para dar un discurso del estado de la nación. Ya en la Carta Magna de 1917, el artículo 69 estableció que el presidente asistiera a la apertura de sesiones del Legislativo para presentar su informe.
Después de los incidentes ocurridos con Fox y Calderón, en 2008 volvió a cambiarse la Constitución y se eliminó la obligación de que el presidente vaya al Congreso, para evitar eventos desafortunados.
Desde entonces, el mandatario envía su informe por escrito con un representante del Ejecutivo federal —generalmente el secretario de gobernación— y los legisladores pueden presentar preguntas por escrito para que se amplíe la información, además de citar a comparecer a los secretarios, el procurador y los titulares de entidades paraestatales.
¿Qué pasó con Fox y Calderón?
Tras las elecciones de 2006, con resultados cerrados entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón, surgió un conflicto entre el gobierno federal y los legisladores de los partidos que respaldaron al exjefe de gobierno en el proceso de impugnación.
Cuando Fox acudió a San Lázaro a presentar su informe, los perredistas tomaron las instalaciones e impidieron que el presidente llegara hasta el pleno. Fox fue recibido por una pequeña comisión en el vestíbulo de la Cámara de Diputados y dio unsu mensaje desde Los Pinos.
Al año siguiente, la situación no fue muy distinta. Aunque Calderón sí llegó hasta el estrado, el desaire de la oposición que desconocía su triunfo opacó su mensaje. Ruth Zavaleta, presidenta de la Cámara, declinó contestar el informe y el resto de su bancada abandonó sus curules. El panista entregó el documento al vicepresidente de la Mesa Directiva, Christian Castaño Contreras, y dio un breve mensaje. Fue la última vez que el presidente acudió al Congreso y se inauguró la nueva forma del informe presidencial.
¿Cuál era el protocolo que se seguía?
El artículo 69 señala que el 1 de septiembre de cada año se reunirían las cámaras del Congreso de la Unión y, antes de la llegada del presidente, declararían la apertura de la sesión. El mandatario presentaba su informe por escrito, daba un discurso y después el Congreso lo contestaba en términos generales. La sesión podía durar horas.
En 1986, una nueva reforma a ese artículo estableció la presencia del ejecutivo. Luego, en 1994, se incluyó que antes que llegara el presidente todos los legisladores de todos los partidos políticos haría uso de la palabra por no más de 15 minutos. Después el presidente de la Cámara contestaría a lo expuesto por el mandatario. Con Calderón, "el Día del presidente” desapareció.
¿Cómo se presentaba el informe antes de que cambiara?
El día empezaba con la salida del presidente de su casa hacia la Cámara de Diputados. Algunos mandatarios saludaban a la población durante el recorrido, como si estuvieran en un desfile.
Al llegar al recinto, el ejecutivo federal destacaba sus logros y, al final, el presidente de la Mesa Directiva alababa lo expuesto. El acto no terminaba ahí: al final de la ceremonia, uno por uno, los funcionarios de los tres niveles de gobierno de todo el país saludaban de mano al presidente. El gesto se conocía como "besamanos".