Leyenda del Callejón del Beso
Esta leyenda tiene su origen en el amor: Carmen era la hija única de un padre celoso, estricto y violento que la tenía alejada y aislada de la sociedad para que el amor de otro hombre no se la arrebatara de su lado.
Sin embargo, Carmen de vez en cuando se daba sus “escapadas”, en una de ellas fue que conoció a Don Carlos, un humilde minero, con el que se veía en una de las tantas iglesias de Guanajuato cerca de su casa.
Pero un día fue descubierta por su padre, quien sin pensarlo mucho la encerró y la amenazó con enviarla a un convento para después casarla con un rico y viejo noble de origen español, quien de paso haría un favor al padre pues este aumentaría su fortuna.
En aquellos tiempos, la mayoría de las doncellas tenían como fiel sirviente a una dama de compañía. Así que Carmen le pidió a su dama de compañía que le hiciera llegar una carta a Don Carlos en la cual le advertía sobre los planes de su padre.
Como todo enamorado, estuvo pensando sobre lo que tenía que hacer. Fue entonces que se dio cuenta que una de las ventanas de la casa de Carmen daba a un angosto callejón. Este era tan estrecho que con tan solo asomarse y estirarse un poco bien podía tocar la pared de la casa de enfrente.
Averiguó quién era el dueño de la casa y se la compró a “precio de oro”. Así, aún encerrada y sin que su padre lo supiera Carmen y Don Carlos pasaban largas noches platicando en los balcones. Hasta que un día el padre escuchó murmullos en la habitación y encontró a la pareja reunida. Enfurecido y violento como era, clavó una daga en el pecho de su hija. Ante los hechos Don Carlos enmudeció de espanto y solamente dejó caer en las manos de su amada un tierno beso.
Pocos días después, Don Carlos al no poder soportar vivir sin el amor de Carmen se lanzó desde el tiro principal de la Mina de la Valenciana.