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La iglesia en ruinas donde recuerdan el bautizo frustrado por el #19S

A un año del sismo, la iglesia de Atzala Puebla aún luce en ruinas y los habitantes recuerdan a las 12 personas que murieron al desplomarse la cúpula mientras se realizaba un bautismo.
mié 19 septiembre 2018 09:37 AM
Iglesia Atzala
En ruinas. Hace un año, la cúpula y parte del techo de la Iglesia de Santiago Apóstol en Atzala se vino abajo por el sismo del 19 de septiembre, mientras se celebraba una misa.

ATZALA, Puebla.- San Juan y San Mateo siguen intactos en pintura en un pedazo de techo que queda de la iglesia de Atzala. Han sido testigos de que nada ha cambiado en este inmueble del siglo XVI desde el sismo de hace un año cuando 12 personas perdieron la vida aquí, cuando presenciaban la misa bautismal de la niña Elideth.

En el piso aún se observa una mole de cemento que hasta antes de ese temblor, formaba parte de la cúpula y que fue lo primero que cayó sobre algunos de los invitados de ese martes 19 de septiembre, cuando a las 13:00 horas se cimbró la tierra.

Las paredes blancas siguen desquebrajadas pues a 12 meses los pobladores señalan que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no ha autorizado la demolición de este inmueble. Solo una malla de alambre rodea la parte de enfrente para impedir que los curiosos se acerquen.

En los alrededores de la iglesia de Santiago Apóstol, la hierba ha crecido pero se pierde entre las montoneras de escombros que quedan, como testigos de que la fuerza del terremoto dejó en ruinas esta iglesia.

La iglesia de Atzala donde lloran a sus muertos del 19S

En el atrio se improvisó una capilla para continuar con los rezos y las misas dominicales. Entre semana, estas han sido evitadas porque representan un “mal recuerdo” para los habitantes. Algunos creen que si no se hubiera intentado bautizar a Elideth en martes, hoy no se lamentarían 12 muertes en el lugar. Todas la hipótesis son escuchadas por la gente, que aún año del sismo, aún le cuesta trabajo comprender la magnitud de la tragedia.

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Las tumbas olvidadas

Elideth tenía tres meses cuando perdió la vida junto con su hermanita de dos años y su mamá Manuela. Sus tumbas están entre las olvidadas en el panteón de este municipio.

Su padre Ismael Torres, uno de los tres sobrevivientes del temblor, ya no quiere regresar a esta localidad en donde vivió hasta sus 32 años, pues desde que se enteró que había perdido a su familia así como quienes serían sus compadres, entró en una etapa de depresión que prefirió mudarse con su abuelo a Morelos.

“Yo sé que toda mi familia está enterrada allá pero no quiero volver. Ya no le reclamo a Dios, solo pido que cuide a mi familia”, dijo en breve entrevista telefónica.

Este joven espera volver a caminar pronto, luego d que la piedra de cemento que le cayó en la espalda el día del terremoto le dañara la columna, pero un par de operaciones que le realizaron, le han devuelto la esperanza de ponerse en pie para volver a empezar.

Por el momento únicamente recibe ayuda del DIF del municipio en donde vive ya que incluso renunció a reclamar los 270,000 pesos por concepto de indemnización que le tocaba debido a que un señor de Atzala llamado Crescencio López se hizo pasar como su abuelo para cobrar el dinero.

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Iglesia de Atzala
En espera. Los pobladores dicen que están en espera de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) decida si se reconstruirá la iglesia del Siglo 16.

Un sacerdote que ya no regresó

Hace un año, la misa en la iglesia de Santiago Apóstol en Atzala, apenas tenía 10 minutos cuando se sintieron los movimientos provocados por el sismo.

Según lo narrado por Ismael, el sacerdote que oficiaban era Néstor Cuautle y les pidió no desalojar la iglesia y continuar con los rezos, cuando de pronto, el crujido de las paredes fue subiendo de tono hasta que una parte del techo se colapsó y los presentes quedaron bajo los escombros.

Los únicos que se salvaron fueron el sacerdote y sus dos sacristanes: Lorenzo y Sergio.

En la capilla improvisada para las misas, los cuidadores informaron que desde ese día, Néstor ya no volvió y en la arquidiócesis les informaron que quedó dañado psicológicamente después de ver cómo los feligreses perdieron la vida en la iglesia en que oficiaba desde hace una década.

Lorenzo y Sergio no han querido hablar sobre lo que vieron ese día y cómo fue que lograron salir del altar en medio de escombros y muertos.

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