El estudio consistió en una encuesta nacional con un nivel de confianza del 95%, y cuyo levantamiento fue del 16 de febrero al 4 de marzo de 2024, fase cuantitativa que se fortaleció con el análisis cualitativo de las opiniones de jóvenes de Ciudad de México, Monterrey y Mérida, entrevistados en un focus group.
“Lo que primero me genera desconfianza es que ves las mismas caras de siempre. O sea, a veces simplemente es un rebranding, cambian de partido político... de repente ves a éste que estaba acá, y que estaba peleado a muerte con los políticos, y de repente lo ves en este otro lado", expone un joven residente en Monterrey, al sintetizar el escepticismo que le generan los políticos en la actualidad.
Sin fidelidad partidista
El estudio UVM-Expansión Política arrojó que la juventud tiene ideas muy similares, prácticamente, en todo el territorio nacional respecto a las elecciones, los partidos y los abanderados, aunque con matices, según la entidad o cada una de las seis distintas regiones del país en las que viven: Norte, Norte-occidente: Centro-norte; Centro, Sur y Península.
Sin embargo, también se reflejó que no hay una fidelidad partidaria y los jóvenes se inclinan por respaldar a quien les conquistó, o les pareció “el menos peor”, como se expresó en el focus group.
Así, el 85.6% de los entrevistados se pronunció a favor de la frase “votaría por un candidato que me convenza sin importar su partido”, cuando se les presentaron dos alternativas, esa opción, o la de apoyar a una fuerza política independientemente de a quien postule.
La opinión, en el sentido de respaldar al que le haya convencido, fue más generalizada en la región norte occidente (Baja California Sur, Sinaloa, Nayarit, Durango y Zacatecas), en donde el porcentaje llegó hasta 92.8%.
Esa posibilidad de voto a favor de una persona por convencimiento, independientemente del partido postulante obtuvo un nivel ligeramente menor, con 89.6% en la península (Yucatán, Campeche y Quintana Roo).
En cambio, sólo 14.4% de los entrevistados mostró fidelidad a un partido, ya que expresó su adhesión con la frase “votaría por un partido sin importar quién es candidato/a”. Y este apego fue mayor en la región centro del país, donde 16.4% de las respuestas fueron en ese sentido.
En los estados de la región norte-occidente se registró el nivel más bajo de fidelidad partidaria, si se considera que sólo 7.2% declararon que sin importar quien sea la persona registrada como candidata, votaría por su partido político de preferencia.
En general, sin dividir por regiones, y sin proponer como disyuntiva el voto por un partido de su simpatía sin importar quien sea el o la candidata, sino puestas enfrente varias opciones en la boleta, incluso la anulación del voto, los porcentajes varían.
“Votaré por los y las candidatos/as o proyecto político que más me convenzan” fue una frase que ubtuvo un respaldo del 50.3% de los entrevistados. El porcentaje de quienes opinaron “votaré por los o las candidatas o proyecto político que considere menos malo” fue 28.2%.
Quienes adelantaron “anularé mi voto” sumaron el 8.4% del total de los entrevistados, pero 13.1% reconocieron que en el momento frente a la boleta electoral decidirán el sentido de su sufragio.
El peso de los jóvenes
La realidad es que la votación de los jóvenes concentra la atención de la academia y los expertos electorales, para saber si se mantiene la tendencia que existe desde 2003: los primovotantes son los que más acuden a las urnas, pero una vez que estrenan su credencial, se alejan de ellas durante varios periodos electorales.
Con más de 26 millones de ciudadanos entre 18 y 30 años en la Lista Nominal de Electores (LNE), son ellos los que sí pueden decidir el futuro de las elecciones, plantea el exsecretario Ejecutivo del Instituto Nacional Electoral, Edmundo Jacobo Molina.
“El problema es que sólo los de 18 años votan por arriba de la media nacional y de 19 a 39 votan en menor proporción que la media nacional”, expone, el también politólogo.
Sin embargo, para Anna María Fernández, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), autora de diversos estudios sobre participación política de los jóvenes, a veces se les atribuye desinterés en la política, incluso la responsabilidad de decidir con su no asistencia a las urnas, el rumbo del país.
“Hay una tendencia que dice que tienen desinterés en la política electoral. Pero hay otra tendencia en la investigación que señala que participan en otros espacios, en movimientos sociales. Ahí están los casos del movimiento #Yosoy132, en 2012, o el movimiento en torno a Ayotzinapa, en agrupaciones que defienden causas sociales, por la mujeres, contra la discriminación o por el medio ambiente… La participación política no siempre es institucionalizada ni partidista”, subraya.
“(A los jóvenes) se les acusa de no participar, pero la realidad es que sí lo hacen, pero se les voltea a ver casi sólo en la época electoral",
Anna María Fernández, investigadora de la UAM.
Los jóvenes están en la mira de los estudiosos, pero sobre todo de los partidos, que ven en ellos poderío electoral.
Por eso las fuerzas políticas suelen voltear a ver a las juventudes durante los comicios y no hay propuestas específicas para ellos, indica Fernández Poncela, lo que pudiera explicar cierto alejamiento.
Recuerda que quizá con esa idea apenas en 2023 se aprobó una reforma constitucional para incorporarlos a los cargos públicos: se redujo a 18 años la edad mínima para ser diputado y a 25 años para ser secretario de Estado.
Si funcionan ese tipo de reformas o las propuestas hechas en campaña para atraerlos a las urnas, se verá después de las elecciones, plantea, al reconocer que al menos a un sector de jóvenes si les llamó la atención que el candidato emecista Jorge Álvarez Máynez siempre se refiriera a ellos y les presentara propuestas específicas.