El pasado del mandatario con los banqueros es largo y está plagado de frases y momentos memorables: como candidato, hace seis años, habló de tigres y sus amenazas. Como presidente, arruinó una vez la fiesta al adelantar desde Palacio Nacional la decisión de política monetaria, exclusiva y “secreta”, del Banco de México.
Pero, ahora, llegaron los tiempos de decir adiós y de hacerlo en los mejores términos. El mandatario agradeció en su último discurso a los banqueros por el respeto mutuo que hubo durante su gobierno. También los felicitó por las utilidades históricas en 2023, que ascendieron a 273,314 millones de pesos.
“Les agradezco mucho, yo ya no voy a estar en la próxima, me voy a Palenque en cinco meses, me despido de ustedes por anticipado, me han tratado muy bien, con respeto y considero que han sido correspondidos: les he tratado con respeto y les he cumplido los compromisos que hice desde el inicio de mi gobierno. Les felicito”, afirmó.
La despedida de López Obrador de la fiesta bancaria la precedió el choque de tres formas de pensar: de quienes ven a un México próspero si se sigue por el camino actual; de quienes, al contrario, advierten el fin del nearshoring si hay continuidad, y una última que pretende dirigirse a los jóvenes y pide un voto de confianza.
Xóchitl gana el aplausómetro
A las 10:00 horas, la primera en subir al escenario fue Xóchitl Gálvez, vestida de blanco y relajada, recibió los aplausos de pie de un auditorio lleno. La sonrisa constante de la hidalguense fue reflejo de la comodidad de quien sabe que juega de local. No es banquera pero, en varios niveles, los representa.
En las primeras filas, los líderes de todos los bancos se sentaron para escuchar a la candidata de la coalición “Fuerza y Corazón por México”; también sus incondicionales Fernando Galindo, José Ángel Gurría, Santiago Creel, Enrique de la Madrid y Gustavo Madero, quienes la acompañan con más frecuencia a sus eventos. En una contienda de dos mujeres, los escuderos de la oposición siguen siendo, como los dirigentes de los bancos, mayoritariamente hombres.
Gálvez, como el eslogan de su campaña, apela al sentimiento. Dijo que Acapulco fue la primera playa que conoció y por ello siempre estará en su corazón. Eso le valió los primeros aplausos, el preludio de varios más a lo largo de su discurso.
“Aquí lo espero. Yo no le tengo miedo, señor presidente”.
“Rechazo su vulgar asedio a la Corte y al Poder Judicial”.
“Despierten, no dejemos ir esta gran oportunidad”.
“Morena se va, los programas sociales se quedan”.
“Lo que nos jugamos es el futuro de México. O nos ponemos las pilas o nos lleva ya saben qué”.