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Crónica: en Acapulco, Sheinbaum, Gálvez y Máynez miden fuerzas; AMLO se despide

La 87 Convención Bancaria recibió a tres candidatos a la Presidencia, de quienes Xóchitl Gálvez fue la que más aplausos recibió. El presidente López Obrador se despidió por anticipado.
sáb 20 abril 2024 11:59 PM
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Los candidatos se enfrentarán en el tercer debate presidencial.

Acapulco no está al 100, pero está de pie. Con 32 grados, cielo despejado y algunas olas bravas, en el puerto midieron fuerza Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez.

Esta vez, el icónico hotel Princess no recibió la fiesta anual de los banqueros. El huracán Otis se ensañó en octubre con él y el resto de la ciudad, pero el estado es Guerrero y no se rinde.

La sede fue el Palacio Mundo Imperial y por sus pasillos no abundaban, como otros años, elementos de seguridad. La Guardia Nacional estuvo presente, pero con discreción, para ser extras de la última reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador con los principales ejecutivos de la banca.

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El pasado del mandatario con los banqueros es largo y está plagado de frases y momentos memorables: como candidato, hace seis años, habló de tigres y sus amenazas. Como presidente, arruinó una vez la fiesta al adelantar desde Palacio Nacional la decisión de política monetaria, exclusiva y “secreta”, del Banco de México.

Pero, ahora, llegaron los tiempos de decir adiós y de hacerlo en los mejores términos. El mandatario agradeció en su último discurso a los banqueros por el respeto mutuo que hubo durante su gobierno. También los felicitó por las utilidades históricas en 2023, que ascendieron a 273,314 millones de pesos.

“Les agradezco mucho, yo ya no voy a estar en la próxima, me voy a Palenque en cinco meses, me despido de ustedes por anticipado, me han tratado muy bien, con respeto y considero que han sido correspondidos: les he tratado con respeto y les he cumplido los compromisos que hice desde el inicio de mi gobierno. Les felicito”, afirmó.

La despedida de López Obrador de la fiesta bancaria la precedió el choque de tres formas de pensar: de quienes ven a un México próspero si se sigue por el camino actual; de quienes, al contrario, advierten el fin del nearshoring si hay continuidad, y una última que pretende dirigirse a los jóvenes y pide un voto de confianza.

Xóchitl gana el aplausómetro

A las 10:00 horas, la primera en subir al escenario fue Xóchitl Gálvez, vestida de blanco y relajada, recibió los aplausos de pie de un auditorio lleno. La sonrisa constante de la hidalguense fue reflejo de la comodidad de quien sabe que juega de local. No es banquera pero, en varios niveles, los representa.

En las primeras filas, los líderes de todos los bancos se sentaron para escuchar a la candidata de la coalición “Fuerza y Corazón por México”; también sus incondicionales Fernando Galindo, José Ángel Gurría, Santiago Creel, Enrique de la Madrid y Gustavo Madero, quienes la acompañan con más frecuencia a sus eventos. En una contienda de dos mujeres, los escuderos de la oposición siguen siendo, como los dirigentes de los bancos, mayoritariamente hombres.

Gálvez, como el eslogan de su campaña, apela al sentimiento. Dijo que Acapulco fue la primera playa que conoció y por ello siempre estará en su corazón. Eso le valió los primeros aplausos, el preludio de varios más a lo largo de su discurso.

“Aquí lo espero. Yo no le tengo miedo, señor presidente”.

“Rechazo su vulgar asedio a la Corte y al Poder Judicial”.

“Despierten, no dejemos ir esta gran oportunidad”.

Morena se va, los programas sociales se quedan”.

“Lo que nos jugamos es el futuro de México. O nos ponemos las pilas o nos lleva ya saben qué”.

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Aplausos detrás de cada una de esas frases. La facilidad del lenguaje de Gálvez en este tipo de escenarios solo es equiparable con la rapidez con la que le siguen los aplausos. En total, fueron 21 ocasiones en que la audiencia celebró a Xóchitl. Si tan solo los debates fueran plenarias bancarias.

Gálvez no solo arranca palmas sino también risas.

“El presidente es el jefe de campaña de ‘La Sheinbaum’”.

“Les dijeron que no iban a cancelar el aeropuerto [NAIM], a ver qué les dice la señora”.

Que los jóvenes aprendan inglés para que no digan como yo: ‘You have to walk to talk’”.

La candidata del PAN, PRI y PRD se despidió sin los gritos de “presidenta” que ha recibido en otros foros, los banqueros saben leer bien las encuestas. Pero se marchó con la convicción de que en este escenario, al que quizá no vuelva más, metió el primer gol.

Máynez y el voto de confianza

Jorge Álvarez Máynez llegó enfundado en traje azul marino y camisa del mismo color, aunque con una tonalidad más clara. Subió al templete con la convicción de aprovechar la oportunidad para ser muy sincero ante los banqueros, un privilegio reservado para quienes no tienen ya nada qué perder.

El candidato de Movimiento Ciudadano anunció que, próximamente y aunque la campaña ya pasó su primera mitad, presentará un libro sobre su proyecto de nación. Máynez, sin embargo, cree genuinamente que cuando habla es para entusiasmar a los más jóvenes a participar en los quehaceres de la vida nacional.

Tranquilo, articulado, aunque menos sonriente que en el debate, habló de los tres pilares para construir ese México nuevo que tan bien rima en las canciones de su partido: justicia y paz, prosperidad e igualdad. El discurso de Máynez estaba reservado para otros foros y quedó en evidencia que con los banqueros no hay conexión. Al final, en el conteo de los aplausos, el candidato de 38 años solo se llevó cuatro y arrancó una vez las risas, aunque moderadas, del auditorio.

Pero, de nuevo, fue sincero: el “fosfo-fosfo”, tan característico de su partido, no es algo que le guste mucho y la corbata, tampoco. En cambio, dijo creer en el poder de las redes sociales para tener un mayor alcance con las audiencias, sobre todo las jóvenes, a las que pidió no subestimarlas.

Y así, sin pena ni gloria, Álvarez Máynez, quien sabe que si esto fuera un partido de futbol, en su caso solo tendría oportunidad de ganar el campeonato menos de una de 100 veces en las que se pare en la cancha; con esa cargó aprovechó para pedirle a la afición que no se salga del estadio; solicitó que le den tiempo, una oportunidad, un voto de confianza, el beneficio de la duda...
Ya animado ofreció que si llega a ganar ese juego imposible, no los va a decepcionar. Como remate, aseguró que –pase lo que pase– no va a declinar.

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Sheinbaum, pocos aplausos, muchos abrazos

La última candidata en subir al escenario fue Claudia Sheinbaum, quien caminó con la seguridad de quien se sabe puntera en todas las encuestas. Habló en futuro, casi dibujando con su discurso la banda presidencial, con la visión puesta en los próximos seis años, con la certeza de que solo por ese camino a México le seguirá yendo mejor.

La candidata de la coalición “Sigamos haciendo historia” se subió a hablar frente a los banqueros como científica y como política, pero también como quien sabe que está a punto de ser la primera mujer en gobernar al país. Por eso no se inmutó ante las pocas ovaciones, aplausos o termómetros que evidencian que en esta cancha, a diferencia de su principal contrincante, no jugaba de local.

Su discurso se basó en una presentación con datos económicos que reflejaron un México que va por buen camino, con crecimiento, con estabilidad, con prosperidad. Repasó los datos con disciplina de académica y con la promesa y oferta de que al seguir por la ruta ya trazada pondrá al país en el lugar que por décadas debió estar.

Sheinbaum se siguió de corrido, casi interrupciones, al final solo acumuló tres por aplausos, uno menos que los logrados por Máynez, pero habló en los los términos que a las mujeres y hombres de negocios les gusta: la promesa de un lugar en la mesa.

“Las decisiones más importantes en economía [en este sexenio] se tomaron por consenso”, declaró la doctora en Ingeniería ambiental por la UNAM.

Entonces se dispuso a enlistar el palmarés económico de la 4T: los ajustes en materia laboral, como la eliminación del outsourcing, el incremento al salario mínimo, la protección a la canasta básica cuando se disparó la inflación, y al final ofreció que así seguirá, incluso, si es que es necesaria una reforma hacendaria si ella es la próxima presidenta de México.

También vestida de blanco, con adornos negros brillantes, prometió gobernar al lado de profesionales destacados y de todos los ámbitos. Fue entonces cuando Mencionó a las personalidades que la acompañan y que la apoyan como Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Mario Delgado y Altagracia Gómez, desafortunadamente no encontró palmas, el silencio permaneció en el auditorio.

Sin mayor ruido, Sheinbaum terminó su discurso, pero sin anotar gol, sabe que llegó con ventaja al partido y que ganó.

Bajó del escenario, en su rostro se reflejó que un gesto del que pone paciencia para saludar a cada una de las personas que se le acercaron a saludarle o para pedirle una selfie. En su salida, no jaló aplausos, pero los banqueros se abalanzaron al “besamanos”, ese acto indispensable para hacerse notar frente a quien muy pronto podría despachar en Palacio Nacional y ser quien organice las jugadas por seis años.

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