#ColumnaInvitada | Proyectos de infraestructura: entre sobrecostos y opacidad

La experiencia es que los proyectos mal ejecutados terminan por convertirse en “elefantes blancos”, proyectos que requieren una gran inversión inicial y terminan por ser poco rentables.

A tres años de gobierno, los proyectos insignia de infraestructura del gobierno de México avanzan entre dudas sobre su rentabilidad y una notoria opacidad.

No es la primera vez que grandes obras de infraestructura en México se utilizan con criterios políticos por los gobernantes en turno para avanzar sus agendas particulares, como lograr una derrama significativa de recursos en una región o buscar apoyo electoral en los estados donde se desarrolla el proyecto, por mencionar algunos.

Al final, la experiencia de México y muchos otros países es que los proyectos mal ejecutados terminan por convertirse en “elefantes blancos”, proyectos que requieren una gran inversión inicial y terminan por ser poco rentables y operativamente problemáticos en los años posteriores.

En este contexto, el próximo 21 de marzo, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) iniciará sus operaciones con alrededor de ocho vuelos diarios, con la intención de que en los próximos meses se incrementen hasta llegar a 120. El polémico aeropuerto inició su construcción en octubre de 2019, a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), bajo el argumento de que en las Fuerzas Armadas no existe corrupción y por el supuesto ahorro que representaba otorgar esta obra a los militares en lugar de la iniciativa privada.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), hasta 2021, a este proyecto se le han destinado 56,000 millones de pesos (mdp), una cifra que, si bien se encuentra dentro del presupuesto original de 75,000 mdp anunciado por López Obrador, no considera los costos adicionales generados por la cancelación de Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), los cuales se encuentran entre 113 y 331 mil mdp, según dos estimaciones realizadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Aunado a ello, en su más reciente informe de la Cuenta Pública 2020, la ASF halló irregularidades en el uso de por lo menos 20,000 mdp por parte de la Sedena, en específico por no haber reportado el uso de estos recursos. De igual forma, existe una gran cantidad de información clasificada en esta obra, lo cual dificulta la transparencia y la rendición de cuentas.

Si bien los especialistas en el espacio aéreo reconocen que los elementos castrenses han hecho una gran labor durante la construcción, también señalan que el nuevo aeropuerto de Santa Lucía será poco funcional a corto y mediano plazos, debido a la complejidad de mantener una operación simultánea entre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el AIFA.

Adicionalmente, no es claro que este aeropuerto cuente con las certificaciones necesarias para recibir vuelos internacionales, además de los problemas de conectividad que, a pocos días de su inauguración, están lejos de quedar resueltos.

Otro de los proyectos insignia del presidente López Obrador, la construcción de la nueva refinería de Dos Bocas —con fecha de inauguración en julio de 2022­—, implica una inversión significativa de recursos. A la fecha, se estima que la nueva refinería tendrá un costo de 12,500 millones de dólares, 3,600 millones de dólares más que lo previsto originalmente.

En adición al sobrecosto del proyecto, existen dudas significativas de la rentabilidad del proyecto y de la capacidad que tendrá Pemex para suministrar los 300,000 barriles diarios que requiere la nueva infraestructura. El gobierno ha dicho que suspenderá las importaciones de crudo, pero ello luce poco probable dado su impacto en las finanzas de Pemex y del país.

En sintonía con lo observado en el nuevo aeropuerto, predomina la opacidad respecto al avance general —la Secretaría de Energía señala 75%— y la gran mayoría de las licitaciones se han asignado de manera directa, sin claridad respecto a las razones de ello.

Por último, la construcción del Tren Maya en el sureste del país repite los inconvenientes de los dos proyectos citados. Esta obra se pretende inaugurar en 2023; no obstante, hasta la fecha sólo registra un avance de 25%, por lo que es previsible que no logre arrancar a tiempo.

Asimismo, la falta de estudios y planeación ha ocasionado que la obra tenga modificaciones, por lo que el costo total será entre 43% y 47% mayor al monto inicial, al pasar de 140,000 a 230,000 mdp. Cabe mencionar que la ASF ha detectado inconsistencias financieras, además de cuestionar la enorme discrecionalidad respecto a las adjudicaciones directas. Finalmente, el aspecto más delicado de este proyecto es su viabilidad financiera y operativa una vez concluida la obra.

En síntesis, a pocos días de la inauguración de uno de los proyectos insignia, subsiste la duda: ¿estaremos frente a tres nuevos elefantes blancos? El tiempo lo dirá.

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Nota del editor: Daniel García (@Dl_Garcia_) y Jafet Sánchez (@JafetRomero94) son consultores especializados en análisis económico en Integralia Consultores (Integralia_Mx). Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a los autores.