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OPINIÓN: La reconciliación nos corresponde a todos

Dejemos de lado la crítica vacía y los señalamientos fáciles, y transitemos a ser proactivos, a generar crítica constructiva acompañada de propuestas y compromisos, opina Don Porfirio Salinas.
mié 11 julio 2018 09:02 AM

Nota del editor: Don Porfirio Salinas es híbrido de política, iniciativa privada y escenario internacional. Priista orgulloso de “el valor de nuestra estirpe” (Beatriz Paredes dixit); y antagónico al régimen actual, contrario a esta estirpe. Convencido de la política como instrumento de construcción de país, desde cualquier trinchera. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

(ADNPolítico) – La elección del 1 de julio, y las primeras semanas posteriores, deben darnos lecciones importantes de hacia dónde debemos movernos, no solo como país sino como sociedad.

Venimos de 12 años de una espiral creciente de violencia e inseguridad, que ha llegado a sus máximos históricos. Pero la violencia que experimentamos en México no solo es la relacionada con el crimen y las armas. La violencia que hoy vivimos es de más larga data, y de raíces mucho más profundas.

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Las dinámicas que como sociedad hemos instrumentado también abonan a la falta de paz que hoy tiene México. Dinámicas como la intolerancia, como la discriminación, como el clasismo y como el individualismo también han abonado al clima actual.

La polarización que vivimos durante el proceso electoral fue profundamente alimentada por campañas electorales irresponsables e insensibles a la situación social. Particularmente aquellas campañas que adoptaron como estrategia el generar miedo en el electorado, o en usar un discurso de encono, o aquellas que solo buscaban denostar al oponente.

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Otro factor fundamental fue la activa participación de las cúpulas empresariales, que atizaron el fuego con campañas de ataque. Y el exceso de algunos empresarios al pretender inducir el voto de sus empleados, generó malestar entre muchos de ellos, evidenciando la desconexión entre algunos empresarios y la realidad social.

Pero la polarización también vino desde la sociedad misma. Al radicalizar nuestras propias posturas, también los ciudadanos contribuimos al encono. Y lo más grave es que seguimos viendo este encono incluso posterior a la elección. En redes sociales no es raro ver aún personas atacando a X o Y actor político y sus seguidores. Lo vemos tanto en los seguidores del claro ganador, como por supuesto entre los seguidores de los que perdieron.

Los datos históricos de la elección del 1 de julio deben ser una llamada de atención a todos los mexicanos. No solo son el sistema político y el gobierno quienes deben de cambiar. Como sociedad, nos falta mucho por madurar para tener un país con armonía, un país en paz.

La ejemplar elección demostró que es posible lograr cambios importantes por la vía de las urnas; que sí se podía romper con un sistema que llevaba muchos años enquistado haciendo daño al país. Un sistema de excesos, de soberbia y de cinismo que no eran exclusivos de un solo partido. Pero, un sistema que como sociedad permitimos, hasta que se estiró demasiado la liga.

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Hoy que en la elección se decidió por una opción completamente distinta a ese sistema, es importante que la propia sociedad entienda que para lograr ese cambio profundo que buscamos para el país, también nosotros tenemos que poner de nuestra parte y contribuir a un entorno mucho más equitativo y positivo.

Estamos ante una posibilidad real de un proceso de reconciliación nacional que nos permita regresar a un entorno de paz. Pero para ello, no podemos ni volver a dejar todo en manos del gobierno, ni simplemente exigir todo del gobierno.

Es momento de hacer el cambio de raíz. Debemos ya asumir nuestro rol como sociedad en la gobernabilidad democrática de México. Tenemos que ser tolerantes ante quienes piensan distinto, respetar a los demás, tener empatía ante las problemáticas ajenas, ser solidarios, entender que sólo en la medida de que seamos una sociedad más informada y participativa lograremos un país más justo y próspero.

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Debemos dejar atrás la visión individualista de que mientras yo esté bien, lo demás no importa. Porque mientras más gente no esté bien, menos sostenible es mi propio bienestar. La apatía y la indiferencia ya no deben tener cabida.

Para sorpresa de muchos, tanto el presidente saliente Enrique Peña Nieto, como el candidato ganador Andrés Manuel López Obrador están dando un ejemplo de civilidad para empezar un diálogo productivo previo al arranque formal del proceso de transición. Las cúpulas empresariales están moderando su narrativa y hoy están trabajando con el candidato ganador para generar una relación positiva para el país. Incluso, algunos de los empresarios más críticos están buscando dejar de lado de diferencias.

Todas estas muestras de civilidad pudieran ser de dientes para afuera. Pero la única manera de asegurar que estos actores se apeguen a este nuevo discurso es demostrando que también como sociedad somos capaces de darle vuelta a la página, y de poner presión social ante los actores públicos, predicando con el ejemplo.

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Así que démosle vuelta a la página y empecemos a reagruparnos como sociedad, a sumar esfuerzos desde la trinchera de cada uno. Comencemos a construir contrapesos sociales para las nuevas autoridades en todos los niveles de gobierno. Dejemos de lado la crítica vacía y los señalamientos fáciles, y transitemos a ser proactivos, a generar crítica constructiva acompañada de propuestas y compromisos.

Debemos darle vuelta a la página y entender que esta oportunidad histórica de cambio no es solo para quien ganó la contienda. Hoy, el cambio nos corresponde a todos; y solo entre todos lograremos recuperar la paz.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Voces

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