Crónica: invitados, aplausos y sillas vacías en el primer-tercer informe de AMLO

Informal, pero formal; organizado, pero improvisado; renovado, pero anclado en el pasado, así fue el primer-tercer informe del presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Tercero o primero? El informe de AMLO fue considerado el tercero por la Presidencia de México.

La cita fue a las 11:00 horas en Palacio Nacional. En el Patio de Honor se montó un estrado, con la bandera nacional al lado izquierdo y un atril para que el presidente leyera su mensaje. En la pared blanca se destacó una frase que generó conversación en los medios y en las redes: “Tercer Informe de Gobierno al pueblo de México”.

Tras el Himno Nacional, el presidente tomó la palabra; mostró un paquete, más grande que una caja de zapatos en color vino, el mismo color de la cromática usada en la papelería oficial de este gobierno y bromeó: “No lo voy a leer todo”, así empezó su primer-tercer informe ante cerca de 450 invitados, unos 150 miembros de la prensa y alrededor de una 50 sillas vacías.

“Este informe nos permite explicar cómo se ha venido ejecutando la política para la transformación y ha empezado a convertirse en práctica cotidiana”, comenzó el presidente a manera de presentación pasadas las 11:05 horas.

Lo más relevante del primer informe de gobierno de AMLO

LOS INVITADOS

Entre el público hubo de todo, pero sobre todo cercanos: la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez, al centro de la primera fila; al lado de ella se apreció a una joven mujer, al parecer una invitada de su hijo Gonzalo, el hijo menor del presidente. La fila continuaba con los hijos mayores del mandatario; José Ramón llegó tarde y se incorporó cuando el discurso de su padre había arrancado, mientras que Andy, el hijo de en medio, siguió el discursos al lado de su hermano Gonzalo.

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Al otro lado de la esposa del presidente se sentó al ministro presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, y a la escritora Elena Poniatowska, Después de ella Porfirio Muñoz Ledo, el ratificado presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados. Luego, el gabinete completo.

La familia del presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo en la primera fila de Palacio Nacional, lugar donde vive el mandatario con su esposa y su hijo menor.

El primer-tercer informe fue un acumulado de frases y dichos de lo comentado en las mañaneras: el fin de la corrupción, la entrega directa de apoyos, el respeto al Estado de Derecho, el cambio de régimen....

“Se acabará en el sexenio la vergonzosa tradición de los fraudes electorales; el que destine recursos irá a la cárcel”, soltó a manera de advertencia.

Frente a él estaba todos su gabinete y los gobernadores que estuvieron repartidos en las primeras filas. Ahí estaba la morenista Claudia Sheinbaum, el independiente Jaime Rodríguez y el priista Alfredo del Mazo; además, estaban los nueve mandatarios estatales panistas agrupados en la recién formada Asociación de Gobiernos Estatales del PAN (GOAN).

Llamaron la atención los empresarios Germán Larrea y Carlos Slim, a éste último se le reconoció durante el discurso.

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Los aplausos

El primer aplauso de una treintena de ellos llegó a las 11:18, cuando el mandatario resumió una de sus prioridades: “¿Cuál es la frase del nuevo gobierno? Acabar con al corrupción y la impunidad”.

Volvió a arrancar aplausos a las 11:21, cuando aseguró que el robo de combustibles se redujo en un 94%. Otro más cuando presumió una cifra de su política de austeridad: “Hemos conseguido ahorros por 145 mil millones de pesos”, mencionó a las 11:24.

Había pasado media hora y las sillas de las filas traseras al público seguían vacías, al menos una treintena de ellas. El sol caía a plomo entre los que tuvieron el privilegio de sentarse en el Patio de Honor.

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“Al presidente lo cuida la gente y el que lucha por la justicia no tiene nada que temer”, con esa frase obtuvo un aplauso generoso a las 11:28. Todo su gabinete aplaudió, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, volteó a ver a Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia y ambos sonrieron levemente con un guiño de consentimiento.

Sin tomar agua, el mandatario siguió de corrido. Celebró que las remesas sean la principal fuente de ingresos y pidió un aplauso a los migrantes, a quienes reconoció a las 11:43 de la mañana.

“Nos llevó algún tiempo cancelar los bonos para el aeropuerto en el Lago de Texcoco... ya terminamos con el compromiso de que no íbamos quedar a deber nada”, con esa frase también obtuvo un aplauso, algunos asistentes voltean a ver al ingeniero Slim.

Habló de su política de conexión para comunidades: “El mes próximo comenzarán los trabajos para comunicar por este medio a 13,000 personas a los centros integradores y a comunidades y centros marginados del país”, más aplausos a las 11:47. Las sillas no se llenaron.

Un espacio de aplausos continuados se dio a las 11:55, cuando agradeció la participación de la iniciativa privada en los proyectos de este gobierno; expresamente, mencionó a Carlos Slim, presidente de Grupo Carso, y a Carlos Salazar y Antonio del Valle, representantes del Consejo Coordinador Empresarial y del Consejo Mexicano de Negocios.

El presidente destacó “la postura firme y, al mismo tiempo, propositiva de Manuel Bartlett”, quien en la última semana fue evidenciado por una riqueza no informada en su declaración patrimonial. Hubo algunas cejas alzada.

También le reconocieron cuando destacó los logros de los medallistas mexicanos en los Juegos Panamericanos, y reiteró el apoyo monetario a los deportistas, todos, los paralímpicos incluidos.

Agradeció al empresario Carlos Bremer, y preguntó por él: “Ni siquiera lo invitamos, pero bueno, ahí se va a enterar”.

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Tras una hora y 20 minutos, el sol mermó a los invitados conforme fue recorriendo el Patio de Honor. El presidente no tomó agua en todo el mensaje.

La treintena de sillas de las filas finales y unos huecos entre las filas siguen vacíos.

A las 12:30 anunció que estaba por terminar y las sillas no se llenaron.

A las 12:38 remató su discurso resaltando la felicidad del pueblo mexicano.

Mientras los que se oponen al cambio viven aturdidos y desconcertados, la mayoría de los mexicanos apoyan la transformación, están contentos: ¡Feliz, feliz, feliz!”.

Terminó el mensaje y en la redes sociales había muchas preguntas sobre por qué en la mampara a la espalda del presidente decía "Tercer Informe de Gobierno al pueblo de México".

El vocero de la presidencia, Jesús Ramírez lo aclara: