#Crónica| Y el día 'D' se convirtió en el día de López Obrador
Comenzó muy temprano. Iba a votar en la casilla a las 8:00 de la mañana, pero llegó 35 minutos antes, delante de un centenar de reporteros con cámaras, drones y hasta una grúa para cámara dispuesta en un carril de Avenida Insurgentes.
Su presencia madrugadora dificultó el paso de los funcionarios de casilla que intentaban ingresar al lugar. Cuando al fin entraron, revisaron que las papeletas no estuvieran ya marcadas y abrieron la votación.
Hizo público su voto: se lo dio a Rosario Ibarra de Piedra, y luego se fue al cuarto de guerra en la calle Chihuahua, en la colonia Roma.
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El hasta ese momento candidato había pedido una tregua de 2:00 a 5:00 para comer en casa. Tras de 90 días de campaña, se vale querer comer casero. A las 5:00 de la tarde lo alcanzaron algunos colaboradores de los que ha propuesto como miembros del próximo gabinete y dijeron que no podían hablar.
“Vienen grandes cosas para el país”, vaticinaba Miguel Torruco dos horas antes del cierre de casillas.
En una cosa coincidieron todos los cercanos a AMLO cuando se les preguntaba si estaban contentos: "¿No se me ve en la cara?". Lo mismo dijeron Olga Sánchez Cordero , Miguel Torruco, Marcelo Ebrard y Héctor Vasconcelos.
Todos estaban contentos, pero nadie podía decir “lo que todo el mundo sabe”, según la exministra Sánchez Cordero.
Y cómo son las cosas, que eso que todo mundo sabía lo fueron a decir primero José Antonio Meade y después Ricardo Anaya, cuando reconocieron que los números no les favorecían. En eso sí fueron primeros que AMLO.
Abarrotado, el Zócalo espera al 'nuevo presidente'
Desde avenidas aledañas al Zócalo se escuchan los cláxones de coches y el apellido del virtual presidente electo.
Conforme se acerca a la Plaza de la Constitución, las porras se escuchan con más fervor.
En las pantallas del escenario ya se lee "Andrés Manuel López Obrador, Presidente".
Por todos lados ondean banderas de México y otras con la caricatura del candidato de Juntos Haremos Historia. Mientras sus simpatizantes esperan, un mariachi entona el Cielito Lindo y el público corea con vigor.
Las porras no terminan, pero no todo es felicidad. Sobre la calle de Madero, algunos reflexionan: “Y si nos convertimos en Venezuela, ¿qué vamos a hacer? Hay que comprar papel de baño desde ahora”.
Aún así, el Zócalo está inundado. Personas en silla de ruedas, niños y familias completas quieren escuchar las primeras palabras de López Obrador como virtual presidente electo.
En uno de los costados, el actor y simpatizante de Morena, Damián Alcázar, se toma fotos con el público. El Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) llevará un 2%, pero el mariachi ya pide porras y aplausos para “el nuevo presidente”.
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Como si de un festejo futbolero se tratara, el “¡sí se pudo, sí se pudo, sí se pudo!” es cada vez es más ensordecedor.
Y como si la multitud esperara a un rockstar, los vendedores ambulantes hacen su agosto: comercializan botones, playeras y banderas con la cara del candidato de Morena. Los venden como pan caliente.
En medio de la euforia, afirma un asistente de mediana edad: “Ya era momento del cambio”.