De acuerdo con el análisis, ese escenario puede brindar al presidente estadounidense dos incentivos: utilizar la posibilidad de extender la revisión anualmente como herramienta de presión para maximizar las concesiones y asegurarse de ´cerrar el trato´ personalmente antes de que finalice su mandato en 2028 para "adjudicarse la victoria política".
“En este contexto, las elecciones intermedias de 2026 son el punto de inflexión. El resultado afectará directamente el poder de negociación del Ejecutivo estadounidense para el resto del mandato, ya sea fortaleciéndolo para exigir más o debilitándolo y forzándolo a buscar un acuerdo más pragmático”, se explica.
El escenario tercero también lo considera el Centro como probable pues se asume que no hay consenso en extender el T-MEC e inicia una “renegociación integral y ríspida de varios capítulos”.
"(Estados Unidos) propondría cambios al texto (de las reglas de origen, algún capítulo nuevo, eliminar disposiciones, etc.) y México/Canadá pedirían concesiones de vuelta. Replicaría el proceso de renegociación de 2017-2018, que incluyó múltiples rondas, amenazas en medios, pugnas por plazos límite y, al final, un acuerdo modificado”, añade.
Las partes, abunda, pelearían por sus intereses, quizá con algunos choques e incluso se ve que México y Canadá pueden llevar las disputas a la Organización Mundial del Comercio (OMC) o iniciar consultas y, eventualmente, abrir un panel, en el marco del T-MEC.
“En el camino se podrían hacer concesiones que incluyan modificaciones legislativas, lo que activaría la participación de las cámaras. Finalmente, se llegaría a un nuevo acuerdo con cambios significativos, el cual requeriría ratificación de los congresos de los tres países”, agrega.
El resultado de este escenario sería incertidumbre en la primera etapa, de 2026 a 2028. De 2029 en adelante, si la renegociación llega a buen puerto, el resultado sería un T-MEC modificado.
Asimismo se pueden establecer reglas de origen “un poco más duras y alguna definición común contra China o disposiciones del comercio digital a su gusto”.
México puede aliviar así la incertidumbre durante los 16 años que se consiga extender el acuerdo “y quizás conseguir mejoras en movilidad laboral o reglas claras que excluyan el uso de la Sección 232 para imponer aranceles por motivos de seguridad nacional”.
El Centro de análisis considera que el T-MEC puede renovarse a 2042 o más allá con mejoras que reduzcan fricciones y eso fortalecería a la región:
“Si el acuerdo final es desequilibrado en favor de Estados Unidos, las consecuencias para México/Canadá se traducirían en una posición de desventaja en el intercambio comercial o en más intrusiones de política interna”.