La elección del Poder Judicial del pasado fin de semana no sólo resultó la del voto más caro por el abstencionismo, sino que la asistencia a las urnas, que fue de 12.93% de los ciudadanos, cayó 45.25% con relación a las elecciones del pasado.
De 1991 a 2024 se han celebrado once elecciones federales en México, unas con más y otras con menos apatía, pero en promedio el 58.18% de los mexicanos habían asistido a las urnas.
El que se hayan presentado a votar 12.8 millones de ciudadanos, de 99.7 millones con credencial de elector, refleja que dejaron de asistir 45.25% de los que normalmente participan con su sufragio en elecciones federales.
La caída en la participación aumenta si se compara con los votantes que acuden normalmente en una elección presidencial.
De acuerdo con los registros del Instituto Federal Electoral (IFE) y el Instituto Nacional Electoral (INE), los presidenciales son los procesos electorales que más interés generan y en promedio la asistencia en urnas es de 64.3% de los electores en las últimas seis elecciones, de 1994 a 2024.
Comparado con esa alta asistencia al relevo del Poder Ejecutivo, el domingo cayó la votación en 51.4%, casi seis puntos más que la disminución de votantes de elecciones federales, en que se renueva el Poder Legislativo pues se eligen 500 diputados federales y 128 senadores.
Las elecciones del pasado domingo fueron convocadas con carácter federal, y desde su diseño constitucional hasta su organización, a cargo del Instituto Nacional Electoral (INE), mantuvieron ese carácter.
Se instalaron menos casillas que en elecciones federales previas, sólo 83,974 en comparación con las más de 170,000 instaladas en 2024 en que se realizó el proceso electoral federal, ello se debió a razones presupuestales, pero se contempló el mismo nivel organizativo.
El objetivo fue que todo mexicano mayor de 18 años pudiera acudir a las urnas y encontrar su boleta para elegir a la mitad de los integrantes del Poder Judicial de la Federación (PJF), la primera elección de ese tipo en México y en el mundo.
Sin embargo, las cifras revelan que no sólo se ausentaron 86.9 millones de ciudadanos convocados a votar (87%), sino que ha sido el proceso electoral más desairado en la historia de las elecciones mexicanas.
Antes de este proceso el récord de menor participación de votantes se tuvo en las elecciones de 2003, en que se renovó el Poder Legislativo y sólo se presentaron en las urnas el 41.3% de los ciudadanos en edad de votar.
Un sexenio después, en 2009, acudieron a las urnas 44. 8% de los ciudadanos en Lista Nominal de Electores (LNE).
No hay precedente a una votación baja como la que se registró en la elección judicial y que está precedido por las altas votaciones de 2018 y 2024.
En 2018 hubo transición y Morena ganó la presidencia y el Congreso en mayoría calificada en Cámara de Diputados; en ese proceso votaron 63% de los mexicanos, sin considerar el voto en elección presidencial, caso en el que participaron 63.4% de los mexicanos en la lista electoral.
El año pasado en la elección federal votaron 60% de los mexicanos y para las elecciones presidenciales en que fue electa la presidenta Claudia Sheinbaum, 60.1% de los ciudadanos sufragaron.
De un año a otro se redujo 47% el interés de los ciudadanos en acudir a las urnas.
