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Eclipse 2024: No sólo fue ver, se pudo escuchar al sol en la UNAM

Alrededor de 65 mil personas acudieron al campus central de la UNAM a ver y oír el eclipse solar de 2024, gracias a una tecnología del Instituto de Astronomía.
lun 08 abril 2024 08:15 PM
Total Solar Eclipse Stretches Across North America From Mexico To Canada
Miles se dieron cita en la explanada de Ciudad Universitaria este lunes 8 de abril.

Miles de personas observaron el eclipse solar en el campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Entre cientos de cabezas levantadas, con la vista al cielo, un hombre solo escucha. Es ciego.

Mientras la multitud comparte lentes, mira a través de telescopios o se esfuerza en captar con el celular el punto máximo del eclipse, el hombre centra su atención en un sonido, similar al de una alarma, pero que no acelera el corazón como la alerta sísmica.

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Un grupo de estudiantes veinteañeros reproduce ese ruido con un pequeño dispositivo cuadrado, del tamaño de una caja de cereal individual, nombrado Miimdam por la lingüista Inocencia Arellano, que basó en una frase de la lengua O´dam de Durango que significa luz que se escucha.

“Transforma la luz en sonido”, explica Evelyn Uribe, integrante de la Sociedad Astronómica de la Facultad de Ingeniería (Safir).

A través de bocinas, el sonido llega a las 65,000 personas presentes en Las Islas de Ciudad Universitaria, según estima la UNAM, y permite que el hombre ciego imagine este evento astronómico.

Miimdam fue diseñado por Luis Carlos Álvarez Núñez y José Leonardo Garcés Medina, científicos del Instituto de Astronomía de la UNAM. Querían replicar un aparato similar al Light Sound, creado por la Universidad de Harvard en 2017 para traducir en sonido la energía solar durante un eclipse.

“Pero era muy costoso, las piezas no se encontraban aquí en México”, dice el doctor Álvarez Núñez. Así que diseñaron el dispositivo mexicano, con un costo de 600 pesos.

Eclipse Parcial Islas CU-8
Con gafas especiales y filtros, cientos de jóvenes y familias acudieron a ver el Eclipse Solar en las Islas de Ciudad Universitaria.

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Este lunes se utilizó por primera vez en Ciudad Universitaria, en el Museo Bebeleche de Durango, en el Instituto Tecnológico y la Plaza de Armas del mismo estado.

Los científicos capacitaron a estudiantes y miembros de la Safir, como Evely, para que lo usaran durante el eclipse total de sol, que no se percibía en México desde 1991.

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Evelyn y Diego, integrante de la Sociedad Astronómica de la Facultad de Ingeniería (Safir), con el dispositivo que traduce la luz del sol en sonido.

El objetivo principal, afirma el inventor, es la inclusión, que las personas con discapacidad visual también participen de eventos astronómicos.

“Que nadie quedara fuera de este evento astronómico”, subraya vía telefónica desde Durango.

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El mecanismo detrás de la magia de escuchar al sol es éste: el dispositivo funciona con un sensor de luz, similar a la respuesta que el ojo tiene ante la luz. El sensor capta la luz del sol, la convierte en energía y la procesa en un microchip mientras otro programa interno convierte esos datos en sonido. Todo en segundos.

Cuando el sol está en plenitud, el sonido es alto y agudo. A menos intensidad, el tono es más bajo y grave.

“Las personas interpretan un cambio en el tono, de alto a bajo, que representa exactamente como si nuestro ojo estuviera viendo el eclipse”,
Luis Carlos Álvarez Núñez, científico del Instituto de Astronomía de la UNAM

“No sé si lo vea otra vez”

¿Cuántos años tendrás en 2052? Fue la pregunta más frecuente durante la observación del eclipse. 63 o 48 años. Se estima que será en 28 años cuando un eclipse total de sol sea visible en México de nuevo.

Quizá 100, responde una señora de 72 años. “No sé si lo vea otra vez”, dice en referencia a observar otro eclipse total de sol en México.

Este fenómeno astronómico es especial, también, por infrecuente. Por eso, Nambo aprovechó la fecha.

Además de ver a la luna cubriendo al sol, este día se animó a declarar su amor. Con un ramo de flores rosas, traje negro y corbata, el estudiante de Economía de 21 años le pidió a Natasha que fuera su novia. En plena observación del eclipse, poco antes de las 12:14 horas, cuando se registró el punto máximo y de mayor visión del eclipse, la joven le dijo que sí.

“Se lo acabo de pedir. Sentí que el eclipse era algo especial y ella también es especial”, compartió Nambo.

Otras personas buscaban también un recuerdo especial, un cachito de eclipse en una foto, en la sombra que proyectaba en el concreto, 10 segundos de visión, recomiendan los expertos, nada más, pero valen por esa imagen espectacular del eclipse grabado en la pupila.

Lo especial se comparte. Verónica, una estudiante de Arquitectura de 26 años, llegó a Ciudad Universitaria con su propio telescopio, un regalo de su padre, de quien heredó la afición a la Astronomía.

“Me encanta sentir lo diminutos que somos, lo perfecto que es todo”, menciona.

Varias personas hicieron fila para ver a través de su lente. Ella misma se perdió el punto máximo del eclipse en el telescopio, pero compartió, como su padre lo hizo con ella.

Ahora, afirma, tiene una sobrina de 2 años e imagina que en 2052 verá a su lado el próximo eclipse solar visible en México. “A mi sobrina le trato de inculcar eso”, comparte.

Pero, quizá, antes de que pasen 28 años, los datos que ahora recopilan y la investigación que realizan los creadores del Miimdam concreten su próximo objetivo: inventar un dispositivo similar para captar la luz de la luna y saber entonces cómo suena un eclipse lunar.

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