La lucha contra los plásticos avanza en México y enfrenta estos pendientes
CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- Nayarit es la última entidad que se sumó a los estados y municipios del país que han prohibido las bolsas de plástico, popotes y desechables, y aunque los ambientalistas ven con buenos ojos estas medidas, reconocen que solo es un primer paso para salvar el planeta y detener la generación de residuos.
Miguel Rivas, coordinador de la campaña Océanos de Greenpeace México, y Cynthia Menéndez, coordinadora de Ciudades Sustentables de WWF México, resaltaron en entrevistas para ADNPolítico los esfuerzos de impulsar una nueva cultura que priorice la "desplastificación", como lo es la propuesta que fue avalada en el Congreso de la Ciudad de México, y plantearon qué es lo debe seguir.
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"La media que ha adoptado la Ciudad de México es la primera iniciativa que prohíbe otros plásticos que no sean bolsas popotes o el unicel … o sea, va más allá y en ese sentido es una muy buena medida y por lo tanto no tiene comparación en otros de los estados", consideró Miguel Rivas, quien dijo sentirse optimista ante esta reforma que busca tener impacto en la generación de residuos "que son totalmente innecesarios y prescindibles".
Un reciente informe de la ONU reveló que alrededor de 13 millones de toneladas de plástico son vertidas en los océanos cada año y que de seguir esta tendencia para 2050 tendremos cerca de 12,000 millones de toneladas de desechos plásticos en los basureros y en la naturaleza. A esto se suman las cinco billones de bolsas de plástico que se utilizan cada año y el millón de botellas de plástico que son compradas cada minuto. Tan solo en la Ciudad de México cada día se generan 12, 816 toneladas de residuos sólidos, de este total, 123 toneladas son plásticos, según cifras oficiales.
Los vacíos en la prohibición de los plásticos
Actualmente suman ya 20 los estados los que han regulado la comercialización y distribución de artículos cuya vida útil es de apenas unos minutos, pero, ¿qué hay más allá de legislar para prohibir estos utensilios?
Para la ambientalista de WWF México, estas prohibiciones plantean el reto de vincular al sector académico y de investigación con el sector industrial para el desarrollo de nuevos materiales que sustituyan a los plásticos por materiales que verdaderamente reduzcan el impacto ambiental.
"En la parte de la demanda tiene que haber una campaña fuerte de concientización y educación a la población, una tarea que no solo es del gobierno, sino también de las organizaciones de la sociedad civil, de las escuelas y de la secretaría de medio ambiente para que la gente conozca las alternativas, no solo de cambiar una bolsa por otra que se degrade más rápido, sino realmente hacer cambios de hábitos en nuestro día a día", comentó Cynthia Menendez.
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"Falta exigir que también se regulen los plásticos usados para empaque y embalaje, así como las botellas, que en realidad tenemos la idea de que se reciclan y que no son materiales de un solo uso, pero también es muy importante la cantidad de desechos que se generan por botellas de plástico y no hay que quitar el dedo del renglón en este sentido y darnos cuenta que el problema va mucho más allá del popote y de las bolsas", dijo la especialista.
Por otro lado, añade Rivas, una de las críticas más fuertes a legislaciones como la de la CDMX es que empujan muy poco el cambio cultural, pero impulsan la sustitución de plásticos por otros desechables como los bioplásticos, hechos de fuentes renovables.
“Lo que nosotros queremos es que el cambio cultural tiene que ir por dejar de pensar que hay cosas que son desechables, porque la verdad es que nada es desechable, todo de alguna forma va a parar a algún lado", explicó el coordinador de la campaña Océanos de Greenpeace México .
Rivas indicó en la necesidad de generar información para medir el impacto de estas regulaciones y recalcó que por ahora tampoco se sabe cuál será el impacto de estos materiales biodegradables o compostables, ni de las afectaciones que puedan implicar a la agricultura o en el cambio de uso de suelo.
"Son datos que no sabemos y tendremos que esperar a la aplicación de la ley para saber si la ley no está terminado siendo contraproducentes".
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El impacto social y a la industria
La prohibición de estos materiales implicará impactos sociales a la industria y al comercio coincidieron Miguel Rivas y Cynthia Menendez.
"Al principio genera resistencia... vamos a tener que pasar por ese periodo de adaptación y entender que una vez que se aplique la legislación tendremos que renunciar a ciertas comodidades", opinó Miguel Rivas.
El cambio también conllevará cambios en la dinámica de las compras, dejar a un lado esa "falsa sensación de higiene que nos han dado los plásticos desechables" y ya no "exigir estos productos como si fueron una cortesía o una buena forma de tratar al cliente", planteó el especialista de Greenpeace.
El segundo punto, agregó, "es que tenemos que entender que hemos abusado del plástico y no es que sea un mal material, el problema es que hoy los utilizamos en cosas que no tienen sentido simplemente por ganar comodidad".
"Tendremos que acostumbrarnos a que si usamos un plato pues lo tenemos que lavar y si hay una fiesta o un evento importante hay que invitar a la gente a que cada uno lleve su plato o lave el suyo, estas dinámicas sociales serán nuevas para nosotros y tendremos que adaptarnos", recalcó.
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Rivas puntualizó que para los comercios está el reto de entender que dar utensilios de plásticos no son una buena forma de atender al cliente: "al contrario, le estas dando basura para que se lleve a su casa".
"La industria tiene que entender que el plástico desechable es algo que va de salida, es una tendencia mundial, es un negocio que va para afuera y la verdad es que si ellos no se reinventan en el sentido de fabricar artículos que sean de alta durabilidad, que sean retornables, que dejen de generar basura o hacer que los ciudadanos generemos basura, pues obviamente esto va a tener un impacto sobre la industria”, resaltó,
Para Cynthia Menendez las personas tienen que hacer conciencia en el día a día, desde que van a los supermercados y llevar sus propias bolsas. “Debemos cambiar de mentalidad y darnos cuenta que nosotros mismos somos los que estamos sintiendo el impacto, la gran contaminación que se genera por el uso indiscriminado por estos utensilios y que implicará un mayor esfuerzo, pero que realmente vale la pena", aseguró.