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Odebrecht profesionalizó la corrupción: Raúl Olmos

El autor de "El gigante de lodo" aporta claves para entender el caso Odebrecht, la empresa que profesionalizó la corrupción y desató el mayor escándalo trasnacional y empresarial los últimos años.
dom 23 septiembre 2018 07:00 AM
Olmos
Odebrecht. Las investigaciones de Raúl Olmos sobre el caso Odebrecht han recibido premios internacionales. El periodista de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad acaba de publicar su libro sobre el caso: El gigante de lodo.

CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico) - El periodista Raúl Olmos hace una analogía de la constructora brasileña Odebrecht con un gigante de lodo que, mientras camina, va salpicando todo a su paso: desde políticos de todos los partidos hasta empresarios, a niveles nunca antes vistos en América Latina.

“El lodo es sinónimo de sucio y gigante es la referencia que se trata de la mayor empresa constructora de Sudamérica. Imagina un gigante caminando entre lodo, la salpicadera es monumental. Estamos ante un caso de corrupción trasnacional como no se había visto nunca”, dice el periodista a ADNPolítico.

Estamos ante un caso de corrupción trasnacional como no se había visto nunca”

Así tituló Olmos a su más reciente libro: El gigante de lodo. En él, trata de dar claves de este caso en el que —dice— una empresa consiguió “profesionalizar la corrupción” mediante una estructura tan elaborada que le permitió obtener beneficios millonarios en obras a cambio de sobornos en al menos 12 países del continente .

El escritor relata cómo “el lodo de Odebrecht” alcanzó a políticos mexicanos, entre ellos el presidente Enrique Peña Nieto, por lo menos desde 2009, cuando aún ni siquiera era candidato a la presidencia, y al exmandatario Felipe Calderón.

El costo del daño, de acuerdo con las investigaciones del periodista, podría alcanzar los 16 millones de dólares: una cifra mayor a la que el Departamento de Estados Unidos reveló en diciembre de 2016 —10.5 mdd— cuando estalló el que se considera, hasta ahora, el escándalo más grande de corrupción .

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El 'caso Odebrecht' implicaría además a otros funcionarios, como el exgobernador de Veracruz Javier Duarte, la ahora senadora Nuvia Mayorga, el canciller Luis Videgaray y el exprocurador Raúl Cervantes, y no solo a Emilio Lozoya, el exdirector de Pemex señalado por funcionarios de la constructora como benefactor de los pagos que salieron de su oficina de sobornos y quien ha negado las acusaciones en su contra.

En Brasil, la investigación empezó mucho antes, cuando se seguía la pista de dinero que recibieron funcionarios del gobierno de Luz Inacio da Silva con Petrobras. La operación Lava Jato, en manos del juez Sergio Moro, destapó una serie de actos ilícitos que han tenido consecuencias de cárcel para altos exfuncionarios y funcionarios en países como Perú o Colombia, pero no en México.

Y aunque en el país el caso aún no ha tenido consecuencias, Olmos confía en que se esclarezca durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador porque el morenista ha dicho que quiere acabar con la corrupción. Sin embargo, advierte lo preocupante que es que, en lo que se sabe de la investigación, no se ha tocado la parte de Duarte u otros funcionarios que pudieran estar involucrados.

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Aquí un fragmento de la entrevista.

¿Qué es lo primero en que piensas cuando dicen Odebrecht?
Al paso de los años, lo primero que pienso es corrupción empresarial. Odebrecht es sinónimo de corrupción empresarial. Es sinónimo de lo que deberían evitar las empresas. Creo que esto motiva a algunas empresas a establecer políticas anticorrupción.

¿Qué hace diferente este caso, cuando la corrupción empresarial ha sido de toda la vida?
Lo que lo hace diferente es que Odebrecht vino a profesionalizar la corrupción. Se oye muy duro, pero así es. Ellos identificaron que era una forma turbia de hacer negocios, pero que les redituaba muchas utilidades.

Lo vieron tan claro que incluso crearon una estructura de sobornos, que llamaron 'Oficina de Operaciones Estructuradas', pero además tenían un banco que se dedicaba únicamente a la transferencia de sobornos, que era el Meinl Bank de Antigua. Se hicieron de este banco y luego crearon una red de estructura de empresas offshore que les servían para hacer estas transferencias oscuras. Era un esquema tan complejo y dedicado, y además realizaron un par de software especializados exclusivamente para la cuestión de los sobornos, encriptados, secretos.

Todo este esquema, la oficina, el banco, la red de empresas offshore, el software especializado hablan de un nivel de profesionalización que no se había visto nunca en la corrupción empresarial.

¿Por qué en América se enquista tan bien esta empresa? ¿El continente tenía las condiciones adecuadas?

Lo que ocurrió es que ellos desarrollaron un modus operandi muy peculiar que identificaron que lo podían replicar en toda América Latina, que era acercarse con políticos, conquistar a los políticos, en algunos casos financiar las campañas de estos políticos y a la vuelta de los años, de los meses, cobrar esos favores a través de contratos.

Esto lo detectaron en Brasil y vieron que eso se podía replicar en toda Latinoamérica. Creo que tiene que ver mucho con la peculiaridad de que nuestros políticos son parecidos y vieron la posibilidad de entrar a través de la corrupción. Tuvieron presencia en África, en Europa... en Estados Unidos, y ahí no se ha demostrado que hubo los sobornos, por lo menos hasta ahora.

Esto tiene que ver con las políticas más estrictas en esos países. En países de Latinoamérica las restricciones o las sanciones que se aplican contra las empresas que incurren en corrupción son más laxas, son más flexibles y eso a lo mejor alienta a las empresas incurran en prácticas de corrupción.

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En otros países de América Latina ya ha habido detenciones, funcionarios sancionados, incluso presidentes investigados, pero en México no está pasando nada de esto…

En México no está pasando nada de esto y eso preocupa porque el próximo gobierno, que planteó desde su campaña el discurso contra la corrupción, debería dar ejemplo. Si es que este gobierno —como se está viendo— no va a hacer nada en el caso, el siguiente debería dar ejemplo de que se debe castigar la impunidad como una muestra de que hay consecuencias de los actos; si no se castiga los corruptos, no van a parar.

Es necesario dar ejemplos de que este tipo de actos tienen consecuencias y consecuencias graves: encarcelamiento, sanciones económicas como el caso de Odebrecht, que le representó pérdidas millonarias a través de las sanciones. Con eso no volvería a incurrir en este tipo de actos con la misma facilidad porque sabe que le va a costar. En el caso de México, al no haber sanciones, lo único que está propiciando es que haya más casos de corrupción, porque los corruptos desde fuera ven que no va a pasar nada y se aventuran a continuar.

¿Santiago Nieto al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera es una buena señal?

Por lo menos una buena señal de que se puede saber la verdad parcial de este caso porque gran parte de la trama tiene que ver con operaciones financieras. En el libro documento que el dinero que tuvo que ver con México involucró por lo menos a 12 países y la UIF podría tener la facultad de hacer pedidos de colaboración para saber cómo transitó de mano en mano el dinero y a manos de quién finalmente llegó.

Si Santiago Nieto está a cargo de esta unidad de inteligencia financiera, pues él conoce el caso, (fue destituido de la Fepade justo cuando el caso tocó la parte electoral), pero además como una persona que se ha visto que es comprometido con la búsqueda de la verdad, hasta ahora, esperamos que así siga. (Esto) sí abre una esperanza de que sí se pudieran saber los secretos de Odebrecht en nuestro país.

Si la UIF ya tiene esa información, ¿por qué hay tanto miedo de que se llegue a los beneficiados de los sobornos?

Yo creo que hay una intención de encubrir porque, si se llegara a una investigación profunda, necesariamente involucraría a personas de alto nivel. Y no me refiero nada más a Emilio Lozoya, como se ha insistido; yo creo que involucraría al presidente en funciones y a expresidentes, como Felipe Calderón, que no necesariamente es que ellos hayan recibido los sobornos o que ellos los hayan cobrado, pero sí están involucrados con sus acciones, con sus decisiones, con actos.

Por ejemplo, cuando Enrique Peña Nieto era gobernador del Estado de México, se encontró por primera vez con Marcelo Odebrecht, en 2010. Y luego se reunió en 2011, cuando ya no era gobernador ni tampoco candidato a la presidencia, estaba en un limbo; llama la atención que si no era gobernador, pues no había justificación de que te reunieras con este personaje.

Luego, en noviembre de 2012, se acordó una tercera reunión en Querétaro. Esto fue el 12 de noviembre y estaba a unos días de que tomara posesión y aquí es donde están las peculiaridades porque justo al día siguiente se realiza una transferencia de alrededor de 380,000 dólares —unos 5 millones de pesos de la época— a la cuenta que estaba ligada a su coordinador de vinculación internacional (Emilio Lozoya). Esa sincronía llama la atención.

Luego, cuando llega a la presidencia, se vuelve a reunir con Marcelo Odebrecht en octubre de 2013 y otra vez hay coincidencias entre la reunión y a los pocos días la asignación de contratos o de beneficios para Odebrecht. ¿Esa sincronía es casualidad o era parte de la estructura tan exacta de la constructora?

OPINIÓN: Odebrecht

¿La teoría o hipótesis es que funcionó como en los otros países para su campaña?

Esa es otra peculiaridad porque, en la mayor parte de los países de Latinoamérica donde operaba Odebrecht, seguía este modus operandi: financio campaña, luego obtengo beneficios... ¿Por qué México tendría que ser diferente? Suena absurdo.

Lo que vuelve a la suspicacia es que los sobornos empezaron a fluir justo cuando empezó la campaña presidencial. A los poquitos días de que inició la campaña presidencial se hicieron las primeras transferencias, luego frenaron abruptamente cuando acabó la campaña presidencial —demasiada casualidad— y se reanudaron justo cuando él estaba a punto de tomar protesta como presidente, o sea: hay un vacío, un hueco entre que acabó la campaña y que iba a tomar protesta. De veras son tantas casualidades.

Hay otros personajes que estuvieron en la campaña, que están involucrados en el caso: Nuvia Mayorga, Javier Duarte, ¿son piezas ligadas al caso que están conectadas que no se están viendo?

Yo lo que trato de aportar en el libro es aportar claves para tratar de entender el caso, tratar de entender cómo es que el dinero fluyó en la campaña presidencial. Una de las claves que yo doy son las reuniones previas a que empezara la campaña presidencial; esto fue en 2011, cuando Javier Duarte viaja a Brasil junto con notados priistas que no tienen nada que ver con Veracruz. Si él iba como gobernador a Brasil, pues se entendería que va a promover inversiones, que es hasta parte de su obligación como gobernante, pero que vayan destacados priistas también a Brasil mueve a la suspicacia de si no habrán ido a Brasil a acordar otro tipo de cosas, porque a la vuelta de los meses ocurren otras transferencias.

También hay otros personajes ligados a la campaña que de alguna forma tienen que ver con el caso: Luis Videgaray, Emilio Lozoya; Raúl Cervantes, que fue el abogado que defendió la elección; Nuvia Mayorga, que en algún momento fue integrante del comité de finanzas del comité del Consejo Político del PRI. Todos ellos de alguna forma son como piezas sueltas que, si uno los ve en perspectiva, se da cuenta que pues pudieron haber tenido cierto manejo o cierta participación en esta trama, yo creo que no los deberíamos de perder de vista.

¿Crees que el caso de Javier Duarte, y que puede quedar libre, tiene que ver con este caso?

Los beneficios que se le están otorgando y las posibilidades de que salga no podían entenderse de otra forma. Creo que pudiera haber algún pacto para tratar de mantenerlo callado, él sabe demasiada información no nada más en este caso sino en otros asuntos, por ejemplo en la famosa red de empresas fantasma.

En el caso de Odebrecht hay cierto involucramiento porque hay ciertas coincidencias. Cuando hubo elecciones en Veracruz también hubo transferencias de fondos a la par que se realizaban las elecciones, transferencias de la estructura de sobornos de Odebrecht a una empresa fantasma que se asentaba en Veracruz, que se llama Blunberbuss. Y si uno ve a los personajes que están alrededor de esta empresa conducen a gente cercana a Javier Duarte, entonces parecería que esta empresa fue el puente para trasladar estos sobornos.

Esa es una parte de la trama de corrupción de Odebrecht que la PGR no ha investigado, que a mí me parece muy grave porque solamente se han enfocado a Pemex y a los sobornos confesados por los delatores. Como ellos no han confesado esta otra parte de sobornos, ahí no se han metido a pesar de que hay evidencias, aportaciones periodísticas, documentales. Por ese lado me parece grave y es otro elemento de impunidad en el caso.

Solo se enfocaron en las transferencias que reveló el Departamento de EU en diciembre de 2016, pero escribes que pueden ser más de 16 mdd.

Sí, es muchísimo más porque los delatores confesaron de 2010 a 2014 que ellos aportaron recursos para ese periodo, pero si uno se va más atrás, los pagos venían desde antes de 2008. En el libro yo pongo desde 2009, pero ya hay nuevos documentos que demuestran que esto venía desde antes, entonces hasta lo que yo sé PGR se está enfocando ni siquiera en 2010: está viendo solamente 2012-2014.

Me parece que está dejando fuera una parte importantísima de la investigación, sobre todo porque involucra un personaje clave que es Javier Duarte. Entonces se deja fuera esta parte de los sobornos previos y me parece que deja fuera una parte importantísima de la investigación.

Existe un acuerdo de impunidad de funcionarios de Odebrecht con otros países, que México no ha aceptado...

Si la Procuraduría llegara a ese acuerdo, no solo recibiría las delaciones de los involucrados y los documentos que ellos aportaron sino que también tendríamos acceso a toda la investigación que la policía federal en Brasil realizó sobre el caso que toca en aspectos a México. Permitiría dimensionar el caso de corrupción como debe ser porque, ahorita, solamente tenemos pedacitos de la realidad. La Procuraduría decidió emprender su investigación por su lado. A mí me parece haber vuelto a empezar, cuando estaba en curso o estaba incluso concluida una investigación del caso en Brasil que hacía referencias de México.

Lo que tuvieron que haber hecho, en principio, es ir por los documentos que ya estaban y no iniciar de cero sino más bien enriquecer lo que ya existía. Que no hayan querido este acuerdo de inmunidad con Odebrecht y con sus ejecutivos, hasta cierto punto se entiende porque uno también pensaría: si ellos cometieron la falta que también paguen. Pero yo no creo que haya esa justificación de ‘quiero hacer justicia’, sino más bien lo que quieren es encubrir a los que pudieran brotar si es que comparten información con Brasil, entonces me parece un acto de encubrimiento que de justicia.

¿No hay interés en esclarecer este caso?

De dientes para fuera dicen que sí, pero en los hechos no se ve. Por ejemplo, lo de Raúl Cervantes: cuando él se fue de la PGR, octubre del año pasado, dijo que había concluido el caso, incluso lo tuiteó. Y resulta que no era cierto porque en el momento en el que él se retiró los pedidos de colaboración estaban apenas en curso en los países por donde transitó el dinero; el propio encargado de despacho, (Alberto) Elías Beltrán, ha exhibido las mentiras de Raúl Cervantes porque él ha dicho que no estaba concluido y que apenas estaban por recibir información. Ahorita ya la tienen, falta que eso concluya en una consignación ante un juez y que empiece el proceso contra los responsables, es lo que esperamos que suceda antes de que concluya este gobierno.

¿Qué esperanzas hay de que eso pase cuando faltan dos meses?

Falta muy poco tiempo, pero yo creo que alguna sorpresa podría ocurrir.

¿Sí? ¿O necesitamos un juez como Sergio Moro?

Eso es muy importante porque vamos a pensar que la PGR consigne, el juez que tome el asunto decida no intervenir —porque en este país los actos de corrupción no solamente están de los funcionarios públicos, también en el Poder Judicial—; entonces, digamos que todavía hay muchas etapas de superar en este caso. No solamente se trata de que la PGR consigne, se trata también de que haya un proceso justo, un proceso adecuado y de que se sancione a los responsables. Todavía nos falta un buen trama por ver en este tema.

¿Cómo te sientes cuando las autoridades no reaccionan ante estas casualidades que tú encontraste?

En junio del año pasado tuve la oportunidad de platicar con Sergio Moro en Brasil y dijo algo que a mí me dejó impactado, porque a él le ocurre lo mismo a veces: hace las investigaciones o le da curso a los procesos y, al final, por montón de artimañas puede ser que los acusadas salgan o queden libres. Y él lo que decía era ‘que en el momento en el que los que los que nos dedicamos a combatir la corrupción perdamos la esperanza, estamos fritos porque en ese momento los corruptos habrán ganado’. Entonces se trata de insistir y no perder la esperanza de que puede haber cambios.

¿También hay que derrumbar la idea de que hay buenos y malos?

Bueno, lo que hemos visto en esta historia —es una historia apasionante— es que la corrupción no tiene colores ni tamaños. Llega por igual a gente de izquierda, de derecha, de centro; lo han sabido hacer muy bien los corruptores y alcanza a los más altos niveles, incluso también las capas bajas, de todos los tamaños y todos los colores. No podemos pensar en buenos y malos. No hay gente pura, no hay santos en esta vida, entonces somos de claroscuros todos.

¿Crees que con López Obrador también se involucró la empresa?

Hasta donde yo tengo, no creo que haya evidencias porque además la empresa dejó de fluir los sobornos en el año 2015. Entonces, la historia que conocemos del actual gobierno —aunque la historia viene desde antes— en esta campaña hubiera sido imposible. Más bien hay que estar observadores de otros empresarios, otros observadores porque insisto: la corrupción puede brotar en todos lados de formas complejas que hasta ahora no hemos conocido y no hay hombres puros.

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