Cuando realizaba un mitin en ese municipio de Nuevo León, una ráfaga de viento echó abajo el templete. Máynez saltó del escenario y resultó ileso, pero la caída de la estructura ha cobrado la vida, hasta ahora, de nueve personas (siete mujeres, un niño de 11 años y un hombre) y lesionado a otras 192.
La desgracia marca así la recta final de su carrera a la Presidencia de la República y le lleva a dar un giro a su campaña, que todavía evalúa cómo retomar.
Pero, más allá del proceso electoral, Máynez sostiene que este accidente marcará su propia vida.
–¿Esta tragedia marca un antes y un después en tu campaña? –le pregunta un reportero en la entrada de la Septién.
–En mi vida –responde Máynez–. Nunca he vivido algo así, nunca he vivido una cosa así.
Con el carcaterístico traje negro, playera blanca, sin cobarta, Máynez llega a esta universidad. Es la universidad número 45 que visita desde que inició la campaña electoral. Este encuentro es diferente, sin alegría, con la tragedia fresca en los recuerdos.
No sabe con exactitud qué hará en los siguientes días, los últimos nueve antes de la jornada electoral, pero Máynez no quiso cancelar el diálogo en la Septién, como hizo con los eventos que tenía programados el jueves en Tlaxcala e Hidalgo y, este viernes, en Tlaquepaque, Jalisco.