En un trabajo, ¿qué es más importante: vender las capacidades que se tienen, vender las capacidades que se pueden adquirir en el futuro, o ambas?
Pueden ser las dos. Se trata de ser genuino, auténtico. La imagen negativa de los vendedores viene de sobrevender, de prometer demasiado… Hay que ser genuino, auténtico. Yo dirijo una firma consultora y no vamos a ciertos negocios si no nos acomodan, tienen que acomodarnos a la perfección. Mucha gente promete demasiado, dice “sí puedo, sí puedo”. Yo te diré si puedo o no, y si no puedo, probablemente te encamine con quien sí pueda. Y la otra parte de vender, en especial si se trata de vender tus habilidades, es vender lo que puedes hacer y también lo que estás dispuesto a aprender a hacer.
Hablando de promesas, este año en México estamos en elecciones y habrá miles de candidatos. ¿Qué es lo más valioso que un político debe vender?
Es gracioso. Los políticos están vendiéndose 24/7, en anuncios, sitios web, pero creo que lo más importante es el hecho de que vendan que pueden ser confiables. Esa confianza viene de no prometer demasiado. Al votar por alguien para un cargo, le estás confiando tu país, el lugar donde vives, y creo que es muy importante que puedan vender el hecho de que pueden ser confiables. Eso tiene que ver con ser auténtico, saber cómo articular un plan y saber explicar cómo beneficia a todos. Esa es la esencia de vender para los políticos, en especial en un año de elecciones.
Para cerrar, ¿cuáles son las tres palabras con las que describiría al vendedor ideal?
Alguien que ayuda, alguien que motiva y alguien agradecido. Uno de mis pasos es ser agradecido: así sea que logres una venta o no, sé agradecido por la oportunidad de interactuar con alguien que ahora tiene una historia para contar sobre ti. Los políticos son un buen ejemplo. En sus interacciones con otros, tienen la oportunidad de dejar una buena impresión o no.