Gracias a 'cachirules' y pactos, Morena creció en un año en el Congreso

'Cachirules', vueltas a la ley, negociaciones con el Partido Verde, fragmentación del PRD y otras ventajas usó Morena para construir su mayoría absoluta en el Congreso
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Hace un año, Morena y sus aliados lograron una votación histórica: 30.1 millones para la presidencia, así como 24 millones de votos para ambas cámaras del Congreso. Esas cifras le alcanzaron al nuevo partido gobernante para tener 191 diputados y 55 senadores. Sin embargo, a la fecha, cuenta con una bancada de 258 diputados y 59 senadores.

¿Cómo le hizo Morena para construir bancadas más numerosas y así crear una aplanadora imparable en la Cámara de Diputados que le ha permitido sacar todo tipo de leyes y reformas? La respuesta es simple: traslado de legisladores.

Cuando los votos no lo son todo

Pese a que en las urnas, el pasado 1 de julio del 2018, el partido de Andrés Manuel López Obrador pintó de guinda al país, llevándose la mayor parte de los estados y distritos electorales federales, no logró la mayoría absoluta en el Congreso. Tuvo que valerse, entonces, de vacíos legales para apropiarse de legisladores de sus partidos aliados y negociar con opositores para poder construir su aplanadora parlamentaria.

Con base en los resultados del 1 de julio, el Instituto Nacional Electoral (INE) determinó en agosto del año pasado que Morena tendría 191 diputados, de los cuales 106 serían de mayoría relativa, es decir, por voto directo, y 85 plurinominales.

En el Senado, Morena obtuvo inicialmente 55 escaños: 42 de mayoría relativa y 13 de representación proporcional.

En cuanto a sus aliados, el PT obtuvo 61 diputados, 58 de mayoría relativa y tres de representación proporcional; así como 5 senadores de mayoría relativa y uno plurinominal; mientras que el PES logró 56 diputados de mayoría relativa, 8 senadores de mayoría relativa y ningún plurinominal, debido a que no alcanzó el 3 por ciento mínimo de votación en ninguna de las tres elecciones federales, por lo que perdió el registro.

Aunque ese reparto parecía un mero trámite por parte del INE, fue ahí cuando comenzaron a surgir acusaciones respecto a un crecimiento artificial y fraudulento de Morena con el objetivo de alcanzar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.

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Un aliado incómodo

El 23 de agosto del 2018, una sesión del Consejo General del INE que era meramente protocolaria, casi de trámite pues se aprobaría la conformación final del Congreso, se convirtió en un tsunami de críticas y señalamientos contra Morena, partido al que acusaron de recurrir a viejas prácticas dignas del PRI con la finalidad de obtener más diputados.

El detonante fue un documento interpuesto por el propio PT ante la autoridad electoral en donde denunció que al menos 35 diputados de Morena en realidad fueron candidatos de ese partido registrados bajo las siglas petistas, lo cual causó que los partidos opositores acusaran a Morena de hacer un fraude a la ley utilizando vacíos legales para poder tener una sobrerrepresentación legislativa.

Entre esos diputados de Morena que fueron registrados como candidatos del PT se encontraban, entre otros, Mario Delgado, actual coordinador de la bancada morenista; Pablo Gómez e, incluso, el actor Sergio Mayer.

El PT denunció esa situación con el argumento de que le correspondían nueve diputados plurinominales y no los tres que les dio el INE bajo el precepto legal de que el PT podría estar sobrerrepresentado si recibía más diputados de representación proporcional.

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La denuncia del PT fue interpuesta por su representante Pedro Vázquez, quien estaba en la lista de plurinominales del partido y no alcanzó una curul a causa de la decisión del INE.

Los partidos opositores fueron más allá y denunciaron que no eran únicamente 35 los diputados cachirules, pues en realidad Morena registró a muchos de sus militantes como candidatos de sus partidos aliados: por ejemplo, Zoé Robledo, actual titular del IMSS, fue candidato a diputado por el PES. Lo mismo que Nestora Salgado, que ganó un escaño abanderada por Encuentro Social.

El representante panista Eduardo Aguilar acusó, en esa sesión, que se pasó de los diputados sandía (priistas postulados por el verde, es decir, verdes por fuera y rojos por dentro) a los diputados de frutos exóticos: morenos por dentro y de otros colores por fuera.

“Lo que es muy extraño es que quien denuncia, quien exhibe el fraude a la ley es el propio Partido del Trabajo”, señaló el emecista Jorge Álvarez Máynez desde el Consejo General del INE.

Tanto el PAN, como el PRD y MC, presentaron impugnaciones en contra de ese reparto de curules, al cual nunca dejaron de considerar como fraudulento.

Negociaciones oscuras

Zanjado el tema de los 'cachirules', que, pese a las impugnaciones, fue validado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Morena entabló una serie de negociaciones con sus partidos aliados y con viejos contrincantes para obtener más diputados: con 191 curules otorgadas por el INE, necesitaba 59 más para tener 251 o más y así lograr la mayoría absoluta.

Pese a haber denunciado inicialmente los cachirules, el PT, con 61 diputados iniciales, le cedió al menos otros 30 diputados a Morena; mientras que el PES, con 56 diputados iniciales aprobados por el INE, le cedió 26, quedando con un grupo parlamentario de 29 legisladores.

No obstante, ya con esos cambios de grupo parlamentario, Morena alcanzó 247 diputados, por lo que necesitaba cinco más para poder obtener la mayoría absoluta: ahí es cuando volteó a ver al Verde.

La moneda de canje fue otorgarle licencia, el 4 de septiembre, al senador de Chiapas, Manuel Velasco, para que regresara a su puesto como gobernador de Chiapas, pese a que inicialmente la mayoría morenista en la Cámara alta le había negado horas antes la licencia.

Tras esas negociaciones, Morena recibió un diluvio de críticas de sus opositores y de diversos ciudadanos, quienes acusaron al partido de ejercer las mismas mañas del antiguo régimen. Los diputados verdes que se pasaron al partido guinda, alegando que compartían proyectos en común, como ayudar a niños con cáncer, fueron Érika Mariana Rosas, Ana Patricia Peralta, Francisco Elizondo Garrido, Nayeli Arlén Fernández y Humberto Pedrero, quien fue acusado de hacerse pasar por indígena para obtener su candidatura.

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Un día después de haberse pasado a la bancada de Morena, los nuevos diputados “kiwis” (verdes por dentro, morenos por fuera) se tomaron, junto con sus nuevos compañeros de bancada, una foto con el entonces presidente electo López Obrador. La alianza estaba consumada: antiguo aliado de Fox y de Peña Nieto, el partido del tucán pasó a formar parte de la Cuarta Transformación y en un nuevo satélite del partido gobernante: este 2019 fueron en coalición en la elección extraordinaria de Puebla, donde triunfó Miguel Barbosa.

En tanto, diputados consultados señalaron que, en el caso del PT, la moneda de cambio fue permitirle a Alberto Anaya, dirigente de ese partido, y a su esposa, Guadalupe Rodríguez, seguir controlando los Cendis, los cuales fueron investigados en el sexenio pasado por presunto lavado de dinero.

Aunque López Obrador prometió no darle dinero a los Cendis, este año se les otorgaron al menos 800 millones de pesos.

Tras sus negociaciones, que le permitieron obtener 252 diputados, la bancada de Morena, que actualmente cuenta con 258 diputados, sigue creciendo, en parte, por los tránsfugas de otros partidos, principalmente el PRD: algunos de ellos son Manuel García Corpus, Carlos Torres Piña, Javier Salinas, entre otros.

Por otra parte, el PRD tuvo una desbandada de nueve legisladores, algunos de los cuales se unieron a Morena, y otros, encabezados por Ricardo Gallardo, Héctor Serrano y Mauricio Toledo, que se mantienen sin partido pero apoyando al obradorismo.

La mayoría absoluta de Morena, además de negociaciones con el PRI, le ha permitido sacar leyes polémicas como la Guardia Nacional, la nueva reforma educativa, la reforma laboral, la ley de revocación de mandato, la Ley de Austeridad Republicana y, más recientemente, el Plan Nacional de Desarrollo.

¿Qué pasó en el Senado?

En el Senado, por otra parte, Morena inició con una bancada de 55 senadores, con base en lo aprobado por el INE, y actualmente cuenta con 59: Nestora Salgado, Aníbal Ostoa, María Guadalupe Covarrubias, que eran originalmente del PES, y Rocío Adriana Abreu, que pertenecía al extinto Nueva Alianza, se sumaron desde el año pasado al partido fundado por AMLO.

A diferencia de la Cámara de Diputados, donde la aplanadora Morena puede aprobar lo que sea sin mayores contratiempos, en el Senado ha tenido que echar para atrás reformas, nombramientos y negociar con la oposición.

Los dos casos más notables son la reforma que crea la Guardia Nacional y la ley de revocación de mandato, ambas promesas de campaña de López Obrador, que fueron aprobadas en San Lázaro y echadas para abajo en la Cámara alta.

En el tema de la Guardia Nacional, para aprobarse se tuvo que establecer que el mando debía ser civil; mientras que, en el caso de la revocación de mandato, el dictamen, que se pretendía aprobar el pasado 20 de junio, tuvo que ser mandado a la congeladora por falta de consensos con la oposición, por lo que será en el próximo periodo de sesiones, que arranca en septiembre, cuando se analice y someta a discusión.

Pese a los reveses, la aplanadora legislativa de Morena es la más grande de la historia reciente. Ningún presidente de la República de los últimas décadas había tenido mayoría absoluta en el Congreso desde que, en 1997, el PRI se vio rebasado en números por la oposición, dando paso a la época de la alternancia.