OPINIÓN: Nos quieren dividir
Nota del editor: Caleb Ordóñez Talavera (1984) es abogado, comunicador y especialista en Periodismo digital por la Universidad Complutense de Madrid. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(ADNPolítico) - Estamos a una semana de comenzar (oficialmente) las campañas políticas y muchos perciben un ambiente muy pesado, pues no pocos, dicen ya estar hartos. ¿Por qué sucede esto?
Quizá estás en esta situación: Decenas de noticias falsas son compartidas por tus amigos y familiares en Facebook, Twitter y en los grupos de Whtasapp. Ya haz tenido confrontaciones directas que han subido de tono cuando se menciona a algún candidato o algún tema político del momento.
Una de las estrategias que más hacen daño a las sociedades, sobretodo cuando se acercan los comicios electorales es la polarización. Esta se trabaja a través del clasismo, la discriminación y las creencias. Trasciende hasta llegar al radicalismo donde la separación entre unos y otros se convierte en una pelea personal. Por eso en las elecciones se repiten una y otra vez términos peyorativos como “naco”, “chusma”, “mocho”, “gato”, “guarro”, “puto” y desde luego “indio”.
La polarización que sufrimos es el resultado de un plan que utilizan distintos estrategas políticos para encontrar los “nodos” de personas; vaya, los segmentos de la población que pueden recibir mejor su mensaje y, por tanto, conectar con ellos.
Somos diferentes. Y de eso se aprovechan
Los analistas del big data explican a esta herramienta como un almacenamiento de datos que tienen que ver con lo que nos interesa a unos y otros. Nuestros gustos por distintos productos, sentimientos y decisiones que hemos tomado a lo largo del tiempo, que las redes sociales y el internet en general han recabado. En otras palabras, te conocen mejor de lo que imaginas.
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Los metadatos conocen si estás a favor o no, de temas que pueden ser controversiales y que a su vez pudieran definirte de un lado u otro del espectro político. Alguien podría utilizar esto, no solo para enviarte un mensaje directo sobre su candidato o partido político, sino para que odies a sus contrincantes y de esta manera veas al suyo como “el menos peor”.
La manipulación electoral tiene su base en afirmar que el electorado “es ignorante y torpe”, que solo utilizarán los sentimientos para determinar a uno u otro candidato y votarán en masa. En Estados Unidos funcionó a la perfección.
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No caigas en provocaciones
México está enojado, no hay duda de ello, pero no todos estamos enojados por lo mismo.
Cuando Andrés Manuel López Obrador se dirigió a la poderosa asociación nacional de banqueros y refirió que de perder por la vía del fraude electoral, se iría a Palenque, Chiapas, “pero a ver quién amarraba al tigre”, despertó el cosquilleo de recordar el enojo social que se vive. Cada quien lo podrá interpretar como mejor decida, pero una cosa puso en el debate: La gente tiene sentimientos muy intensos.
Las campañas podrían estar sacando lo peor de nosotros, los temas que más nos deberían de unir y en los que estamos totalmente de acuerdo son los que, inexplicablemente, nos separan. Temas como la corrupción, la miseria y la desigualdad se debaten en un sentido “extraño”: “Mi candidato es menos corrupto que el tuyo” o peor aún y llevado a una escala personal: “Yo estoy contra la corrupción por apoyar a cierto candidato y tú eres un corrupto por apoyar a otro”.
A quienes buscan polarizarnos, les podría convenir tenernos enfrentados. Pues mientras más discusiones abiertas, mientras más diálogo exista, menos violencia habrá entre las personas que tienen diferentes ideas. Una sociedad civilizada debe ser capaz de sostener cualquier debate y diálogo con personas que piensan diferente.
Las campañas políticas suelen ser vistas como guerras y como decía Eleanor Roosvelt: “Todas las guerras actúan como boomerangs y el vencedor sufre tanto como el vencido”. Durante una y otra elección, hemos aprendido a encontrar “lo peor” de cada candidato y eso ha provocado que mucha gente vaya a los comicios con miedo y enojo. Pero debemos evolucionar como sociedad, en lugar de buscar lo peor, ir encontrando de cada presidenciable “lo mejor” hasta que nuestro análisis nos haga identificarnos con alguno de ellos y entregar un voto inteligente, por encima de la guerra sucia.
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El voto que hace temblar a cualquier candidato es el de aquel que ha estudiado con responsabilidad cada propuesta, cada perfil y ha desechado las fake news, la guerra sucia y los dimes y diretes. Ese votante eres tú, no te dejes manipular y no permitas que estas campañas te aparten de otros.
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