En el pasado gobierno hubo abandono y corrupción en el Metro: Andrés Lajous
CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- Retrasos de trenes, aglomeraciones en horas pico, fallas en escaleras eléctricas, reportes sobre intentos de secuestro y acoso e, incluso, cuestionamientos sobre los protocolos para atender situaciones de emergencia, como el infarto que sufrió una usuaria en Tacubaya en febrero pasado, han evidenciado una vez más el funcionamiento del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC).
Frente a estos hechos —registrados solo durante los últimos meses—, el secretario de Movilidad, Andrés Lajous, asegura en entrevista con ADNPolítico que la actual administración de la Ciudad de México ya está trabajando con la finalidad de mejorar este servicio que moviliza diariamente a alrededor de 5 millones de personas.
El funcionario dice que el gobierno de Claudia Sheinbaum comenzó por generar estadísticas confiables sobre el servicio, así como por corregir el “abandono” en el que —afirma— la gestión pasada tenía a toda la red. Más aún, advierte que en el sexenio de Miguel Ángel Mancera (2012-2018) hubo irregularidades como destinar los recursos que generó el alza de la tarifa de tres a cinco pesos a rubros “superficiales”, o bien, a contratar empresas sin experiencia.
“Cuando llegamos había abandono, que eso es más grave que la falta de presupuesto, porque incluso, en el caso del Metro, se subió dos pesos la tarifa y se creó un fideicomiso. Cuando se hizo la revisión y publicó el Metro el documento de revisión de cómo se gastó el dinero, lo que vimos fue que mucho del dinero se gastó en cosas verdaderamente superficiales, se contrató a empresas que no tenían experiencia. Esa falta de atención o corrupción, en muchos casos, es lo que le dio en la torre al servicio”, señala.
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Lajous habla de este tema y de los demás planes del gobierno de Sheinbaum para mejorar la movilidad en la capital. Esto es lo que expone.
Hace unas semanas, en otra entrevista, nos dijiste que los capitalinos la pasan mal en el transporte público. ¿Qué están haciendo para que eso cambie?
Lo primero, y lo establecimos en nuestro plan estratégico de movilidad, es mejorar el servicio existente. Tenemos planes para extenderlo, para reordenarlo, pero lo pero lo primero es: lo que existe tiene que funcionar mejor. Por eso tenemos, por ejemplo en el Metro, un proyecto de renovación de trenes muy grande, de mantenimiento. Estamos haciendo limpieza en todas las estaciones. En el caso de Metrobús, ya hemos tenido resultados del reordenamiento en los momentos de hora pico en las principales estaciones. Si tú vas hoy a Indios Verdes, funciona muy distinto a como funcionaba antes del 5 de diciembre. Ahora la gente se está formando para subir, antes era solo a empujones… En el caso de los transportes eléctricos y RTP, muchos de los autobuses y trolebuses de la ciudad estaban detenidos por fallas de mantenimiento pequeñas: les faltaban baterías, no tenían llantas. Simplemente, no se estaba poniendo atención en términos administrativos. Por primera vez desde 2011, RTP está circulando con 800 autobuses al día. Cuando llegamos estaban 90, 100 autobuses menos. Con los trolebuses, circulaban 125 y ahorita hay días que llegamos a 160.
¿Esa mejora de los servicios existentes puede hacerse a la par de la integración de sistemas que ustedes plantean?
Es una cosa no visible para la ciudadanía y está bien. La base para la integración del sistema es la coordinación y colaboración entre la Secretaría de Movilidad y los directores generales de los organismos de transporte. Realmente, por primera vez en la ciudad, somos un grupo de trabajo. No es solo que el Metro se va por su cuenta o al Metrobús no le importa qué sucede en transportes eléctricos, sino que nos reunimos semanalmente y discutimos los temas de cada organismo en el grupo, y las decisiones que se toman, los problemas y los retos de cada organismo, las soluciones posibles, las puede prever cualquiera. Nos estamos coordinando y es un grupo de trabajo muy interesante, porque todos somos personas que hemos estado en el tema de movilidad ya mucho tiempo o que tenemos una contribución en términos reorganizacionales sustantiva, y eso hace que las discusiones internas sean muy ricas.
Son problemas muy grandes los que tienen todos los organismos de transporte, aparte de los que tenemos de transporte concesionado, pero la coordinación hace que opere mejor, sobre todo en términos de planeación".
En el caso del Metro, que ha estado en la polémica en los últimos meses, ¿cuál es el problema? ¿Falta de presupuesto?
En todos los sistemas de transporte de todo el mundo siempre hay falta de presupuesto, pero nosotros cuando llegamos había abandono, que eso es más grave que la falta de presupuesto, porque incluso, en el caso del Metro, se subió dos pesos la tarifa y se creó un fideicomiso. Cuando se hizo la revisión y publicó el Metro el documento de revisión de cómo se gastó el dinero, lo que vimos fue que mucho del dinero se gastó en cosas verdaderamente superficiales, se contrató a empresas que no tenían experiencia. Esa falta de atención o corrupción, en muchos casos, es lo que le dio en la torre al servicio. Entonces, mucho del trabajo que hacemos es encontrar eficiencias en el gasto, mejoras en la operación que incluso no tienen costo. En el caso de RTP, que logró sacar 100 autobuses que no estaban saliendo, eso no fue parte del gasto de inversión. Del presupuesto que tenían, simplemente hicieron un mejor uso de los recursos, que permitió que mejorara el servicio.
¿Cómo están encontrando esas eficiencias en el Metro?
Tenemos detenidos por falta de mantenimiento más o menos 100 trenes. Eso es después de que esta nueva administración logró poner en circulación 20 trenes. Eso mejora la frecuencia de paso y, administrativamente, se están haciendo cosas que nunca antes se habían hecho. Ahora, el Metro reporta cada hora la situación en cada línea. Eso implica tener la capacidad de recabar información. Administrativamente, están cambiando las cosas porque el personal está haciendo cosas que no hacía antes y está tomando estadística que no se tomaba antes. Cuando llegamos, era medio un misterio cómo conseguías la información de cuántos trenes tenías en ese momento, y lo que dijo la directora del Metro (Florencia Serranía) es: “Tenemos que tener indicadores útiles para la gente”. Entonces, nuestro trabajo debe estar enfocado en cómo generamos información útil para el mantenimiento y funcionamiento… No es una posición voluntarista de que con mejora de administración mejora todo, pero el estado de abandono era tal que se puede mejorar en muchas cosas simplemente con una mejor administración.
¿Qué indicadores van a tener para medir esa mejora?
Lo de la entrada de trenes, por ejemplo. Tampoco tenemos muy claro con qué comparar en el sentido de que no había medidas de frecuencia. Estamos construyendo las bases estadísticas. Había bases como dispersas, nada era comparable, nadie le daba seguimiento, se producían reportes que nadie leía...
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En materia de movilidad y en otras, esta nueva administración capitalina ha empezado a dar el giro a la digitalización. ¿Cuál es el propósito de esto?
Ahí lo que más nos preocupa es que la gente pierda el tiempo haciendo colas, llevando papeles duplicados. Ahí creo que hay una política muy clara. En el caso de la Semovi y todas (las dependencias), esto es en colaboración con la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP). Cuando el gobierno tiene los documentos que te pide otra vez para un trámite, hay algo que está mal. Es importante identificar a las personas, pero más allá de eso, no tendríamos que estar pidiendo por triplicado todo. Entonces, con esa premisa, empezamos a revisar con la ADIP cuáles eran los trámites superfluos… Además, los trámites en ventanillas siempre van a ser caros en términos burocráticos, o en términos de infraestructura y personal porque están subutilizados la mayor parte del tiempo, o en tiempo para los ciudadanos porque tienen que ir a hacer cola. La digitalización nos ahorra todo eso.
Por último, en el pasado gobierno se estableció un fideicomiso para que empresas como Uber y Cabify dieran parte de sus ganancias a la ciudad. ¿Saben qué pasó con ese dinero?
Sí, pero no lo puedo decir. Es una barbaridad la cantidad de candados que pusieron a un fideicomiso privado. Por eso no lo puedo decir. Si yo revelara esa información, rompería el secreto bancario y, al mismo tiempo, no puedo ejercer los recursos porque soy funcionario público y es dinero privado. Es una barbaridad lo que hicieron. Estamos quitándole los candados. Está tomando tiempo, pero legalmente lo vamos a hacer, se tiene que transparentar.