#ZonaLibre | Cuando la democracia es divertida

A pesar de que los republicanos han recuperado la Cámara de Representantes, los demócratas han respirado, pues la mayoría del Senado está en el aire.
La gran mayoría de los expertos daba un triunfo contundente y aplastante del partido Republicano sobre los demócratas en ambas Cámaras y en la mayoría de las gubernaturas. La realidad fue muy distinta, apunta Caleb Ordóñez.

Resulta casi imposible dejar de ver por horas la transmisión que realizan los canales como CNN, NBC o Fox News, en Estados Unidos, cuando se trata de las elecciones.

Una lluvia de datos y resultados que combinan con una producción llena de efectos especiales y música emocional; pantallas táctiles gigantes, de gran tecnología, donde se muestra el país entero, lleno de los colores rojo y azul, que representan los distritos y Estados donde va ganando cada partido.

Los conductores se convierten prácticamente en una especie de narradores deportivos, que presentan la jornada electoral de cada dos años con una visible pasión. Convierten la divertida transmisión en el “Súper Tazón” de la política estadounidense.

Y vaya día democrático que han tenido en el país vecino. Los oráculos encuestadores se equivocaron terriblemente. La gran mayoría de los expertos daba un triunfo contundente y aplastante del partido Republicano sobre los demócratas en ambas Cámaras y en la mayoría de las gubernaturas.

La realidad fue muy distinta.

A pesar de que los republicanos han recuperado la Cámara de Representantes, los demócratas han respirado, pues la mayoría del Senado está en el aire (se tendrá que repetir la elección en Georgia), pero todo parece indicar que mantendrán -a pesar del faunal de fotografía- los 50 senadores que tenían y con el voto de la vicepresidenta Kamala Harris, tienen mayoría.

Vaya que esto es un viento que refresca a Joe Biden, el presidente que llegaba desplomado, cansado y con una impopularidad altísima. Con este empate ha demostrado tener vida política suficiente para una posible nominación a la reelección en el 2024.

Nada está escrito

La jornada electoral del martes 8 de noviembre fue tan reñida como inexplicable. Luego de la resaca que ha provocado la inflación global, la guerra en Ucrania, la derrota de los demócratas pro-abortistas, luego de la caída de la ley Wade Vs Roe y otras polémicas.

Por no haber noqueado a los demócratas, el ‘republicanismo’ podría sufrir una gran división interna. Esto, porque se le endosará a una sola persona: Donald Trump.

Un fenómeno interesante ocurrió: los candidatos trumpistas más extremistas, que parecía que ganarían fácilmente, o ganaron de forma pírrica o sufrieron una terrible derrota, como el caso de la candidata de ultra derecha Kari Lake, en Arizona.

Por otra parte, algunos candidatos que se han identificado abiertamente anti Trump, ganaron de forma aplastante. El magnate ahora enfrenta un frente muy influyente en su contra, dentro de su propio partido. Lo representarán los gobernadores Ron DeSantis (Florida) y Brian Kemp (Georgia).

Fuera de banderas, la lección que dio el pueblo estadounidense es importante, pues la manera de votar en muchos estados fue inteligente, al hacerlo por personajes, por encima de colores partidistas.

Luego de la polarización que llevó a esa nación hacia una violencia política extrema en 2020 (black lives matter, el conflicto dentro del Capitolio, etc.) los votantes levantaron la voz dando una lección de madurez al cruzar su voto, analizando las propuestas y hoja de vida de los candidatos y cada vez menos sufragios “a granel” por un solo partido.

Y es que no siempre tienen que ganar los que parecen invencibles en las encuestas. Sin importar la orientación o ideología política, lo importante es identificar y elegir conscientemente a cada persona que representará o gobernará a la comunidad.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.