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Con Beatriz, por fin hay rumbo

Con la incursión de Beatriz Paredes en la carrera presidencial, llega una luz de esperanza a lo que parecía una oposición completamente vacía de liderazgos.
lun 15 agosto 2022 07:07 AM
Beatriz Paredes
La lucha de Beatriz por la candidatura, y por la presidencia, no será fácil. Pero si algo sabemos de ella, es que sabe construirse en la adversidad para salir avante, considera Don Porfirio Salinas.

En la entrega anterior , argumentamos que la oposición va sin rumbo a 2024, dejando el camino libre a la llamada 4T, mientras el presidente sigue religiosamente su estrategia y objetivo electorales.

Tan solo unos días después, el 4 de agosto este entorno cambió de manera radical y para sorpresa de todos. Beatriz Paredes, la política mexicana de mayor solidez, anunció su decisión de contender dentro del PRI a la candidatura de la Alianza Va por México para la presidencia en 2024.

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Con la incursión de Beatriz en la carrera presidencial, llega una luz de esperanza a lo que parecía una oposición completamente vacía de liderazgos, carente de figuras y cuadros que le dieran proyecto, rumbo y viabilidad ante la sociedad mexicana.

En esta columna hemos sido muy críticos de la oposición actual, y en particular de los aliados PAN, PRI y PRD. No solo por el ínfimo nivel de sus dirigencias partidistas, sino por su falta de entendimiento sobre por qué la sociedad les dio la espalda, y sus problemas reales.

Beatriz es el perfil que puede romper el círculo vicioso de la oposición. Ella conoce y entiende, como muy pocos personajes políticos, el complejo entorno social del país; y siempre ha tenido un afán sincero de mejorar esa realidad, a diferencia del actual presidente, que busca perpetuarla.

Si de algo ha mostrado orgullo siempre Beatriz es de sus raíces originarias. Su indumentaria nunca ha sido una moda pasajera, ni una estrategia de reflectores. Es, en mi opinión, una suerte de tributo sincero a esos orígenes, a esos millones de mexicanos invisibilizados y olvidados.

Platicar con Beatriz sobre México es acercarse a conocer su realidad. Es comenzar a entender las causas de tantos problemas en el país. Es comprender las fuentes de enojo y rencor de muchos mexicanos, hoy pastoreados desde Palacio. Es aceptar que por mucho tiempo les hemos fallado.

Al conocer a Beatriz se reconocen sus luchas políticas históricas y sus agendas profundamente sociales: los derechos fundamentales, los campesinos, los indígenas, las mujeres, y en general todos aquellos para quienes la movilidad social ha sido un sueño truncado.

Pero sus fortalezas van mucho más allá de la consciencia social. Beatriz es de los políticos, mujeres y hombres que más logros ha tenido a lo largo de su carrera. Una carrera que pocos han alcanzado, y que ha abierto brecha para muchas y muchos en México.

Hoy se dice que es tiempo de las mujeres en la política. Pero para Beatriz, como algunas otras de su generación, el tiempo de las mujeres fue su tiempo. Luchadoras incansables que abrieron espacios, con su calidad, esfuerzos y determinación. No se entienden los altos niveles actuales de participación política sin los antecedentes que Beatriz y muchas marcaron.

En un mundo de hombres, Beatriz se abrió paso. Desde los 21 años llegó a diputada local de Tlaxcala y presidenta del Congreso Local. Unos años después, se convirtió en la primera mujer gobernadora; y segunda en la historia del país.

Tiene de las carreras legislativas más importantes: 4 veces diputada federal, en dos ocasiones presidenta del Congreso de la Unión; y dos veces senadora, cargo que ocupa actualmente. Además de diversos cargos parlamentarios en el ámbito internacional.

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En el Ejecutivo Federal, fue subsecretaria de Gobierno, y de Desarrollo Político en la SEGOB; y Subsecretaria de la Reforma Agraria. Estos cargos fueron clave en su entendimiento del país y sus problemáticas. Además de su carrera diplomática como Embajadora en Cuba y Brasil.

Y en el ámbito partidista, pocas figuras tienen la trayectoria de Beatriz. Primera y única dirigente nacional de la icónica Confederación Nacional Campesina; y presidenta Nacional del PRI justo en uno de los momentos más complicados y de mayor rechazo del partido.

Fue al frente del PRI nacional de 2007 a 2011 que Beatriz demostró sus grandes habilidades para recomponer al partido después de la debacle de 2006, recuperándolo en las intermedias y gubernaturas de 2009, las gubernaturas de 2010, y finalmente la presidencia en 2012.

Este regreso del PRI a la presidencia no se entiende sin el papel de Beatriz al frente del partido y los 12 a 13 millones de voto duro que creó con su operación de reconstrucción y reagrupamiento.

Su trayectoria electoral es más que probada y exitosa, incluso en sus momentos menos halagüeños, como las dos veces que contendió por la CDMX. Si bien perdió, logró lo que pocos en un entorno tan cooptado por los gobiernos en turno: mantener vivo al PRI, con más de 1 millón de votos.

Beatriz es de los pocos personajes políticos que entienden y se manejan bien en sectores diversos de la sociedad. Altamente aceptada por las clases medias, hoy clave; pero también muy capaz de contactar con las clases populares.

Es respetada por los círculos rojos y los grupos empresariales de alto nivel; así como por los grupos políticos de todas las ideologías; parte de los “notables” del sistema político. Al mismo tiempo, de las figuras más apoyadas por las bases electorales partidistas.

Ideológicamente, Beatriz es de la mayor solidez. Progresista y liberal, pero pragmática. Fue ella quien definió al PRI como partido socialdemócrata en 2008. Primera vez que el partido tuvo una ideología expresa en sus documentos básicos.

La actual aspiración de Beatriz es una bocanada de aire fresco y un saque de muchas bandas con múltiples beneficios. Primero, beneficiará al PRI, sumido en una profunda crisis, para dar cabida a muchos grupos marginados, y definir candidaturas federales y locales mucho más viables para 2024.

Beneficiará al sistema de partidos en su conjunto, al obligar a oposición y oficialismo a revisar perfiles y estrategias para las contiendas electorales; empezando por la Alianza Va por México.

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Beneficiará al sistema democrático al elevar el nivel de debate público, enfocándolo en los problemas y necesidades reales del país, para salirnos del discurso fácil de la polarización.

Y, sobre todo, beneficiará a la sociedad, al subir significativamente la oferta política, y forzar a que todos los signos políticos se acerquen más a la gente, quitando así el monopolio presidencial.

La lucha de Beatriz por la candidatura, y por la presidencia, no será fácil. Pero si algo sabemos de ella, es que sabe construirse en la adversidad para salir avante.

Hoy, gracias a Beatriz, la discusión por la sucesión presidencial cambia. Hoy, la discusión empieza a ser por el perfil y las ideas para tener competitividad y viabilidad. En ese terreno no hay otro perfil mejor, ni en la Alianza opositora ni en la Alianza oficialista.

Es tiempo de rumbo. Es tiempo de México. ¡Es tiempo de Beatriz!

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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