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#ColumnaInvitada | Él ya terminó, nosotros vamos adelante

Lo más grave de la situación presente es que el actual grupo no va a dejar el poder pacíficamente aunque diga lo contrario y ya prepara todo para faltar el respeto a la democracia institucional.
mié 18 mayo 2022 05:35 AM
"Es ella"
Aspirantes a la candidatura de Morena en 2024.

Hay quien dice que el Presidente no ha hecho sino lo que prometió en campaña. Que estableció algunas ideas como las de cancelar el proyecto del aeropuerto de Texcoco, construir una refinería y un tren por el sureste, ir por una estrategia diferente en temas de seguridad, y procurar eliminar corrupción e impunidad.

El problema está en que ir por esa ruta de no sentirse sorprendidos ante lo que la susodicha 4T ha propiciado es tanto como pretender que la ruta del país no nos debiera sorprender y que el electorado conscientemente escogió todos los sinsabores y absurdas consecuencias acumuladas a la fecha.

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Me parece que la lectura que se da para establecer que lo que ha hecho el gobierno federal y en particular el Presidente a este momento era previsible estaría dotada de un cierto masoquismo o interpretación ad-hoc para encontrar lógica a algo que es manifiestamente irracional. Nadie en su sano juicio, ni siquiera los más cercanos al Presidente pueden responder con sanidad que lo que ha venido sucediendo y la situación en los muchos rubros en que se mide el desempeño de cualquier gobierno en el mundo es encomiable o deseable.

Evidentemente que en público no se atreven a admitirlo por temor a ser desterrados por el único y gran sátrapa que puede cortar su vida política por atreverse a disentir. Eso de pensar distinto es solamente para los opositores que son tildados públicamente como traidores. Los propios no pueden sino asentir, nada de reflexionar.

En corto, muchos de los que eran fervientes defensores de la 4T y del propio Presidente, hoy tienen enormes dudas ante el hundimiento cada vez más profundo en prácticamente todas las materias en que se pueda medir el desempeño oficial. Aunque les guste manejar que tienen “otros datos” es crecientemente imposible tratar de convencerse aún ellos mismos de que las cosas van bien. De hecho, todo es al revés.

Y es que para los que supusieron que la izquierda finalmente había llegado al poder en México, cuál va siendo su sorpresa de que en los hechos el populismo rancio que encabeza el Presidente es uno que en los hechos ha profundizado y ampliado la militarización del país a todo tipo de actividades que escapan a la imaginación, abandonado a su suerte a miles de compañías que se vieron afectadas en la pandemia, vulnerado aún más a las mujeres al desprotegerlas sin centros contra violencia o escuelas de tiempo completo, dejando a su suerte a millones de habitantes sin cobertura del sistema de salud y, en forma destacada, aumentado en casi 5 millones el número de personas en pobreza extrema. Un desastre.

No hay capacidad de enmienda. El Presidente al perder dobla la apuesta e insiste en mayor devastación. Por ello ahora más bien la concentración debe ser en cómo acotar daños y prepararnos para la gran batalla de 2024 en que Morena entero se dedicará a arrollar en los comicios pase lo que pase. El gobernar les aburre y es notorio que no saben cómo hacerlo.

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El Presidente, al decir que se debe proteger a los delincuentes, que no acudirá a la Cumbre de las Américas porque no invitan a sus amigos dictadores, que no hay que conmoverse con las víctimas en el país, y que no le vengan con el cuento de que “la ley es la ley”, se ha desenmascarado como lo que es, un autócrata, populista, y aprendiz de tirano. Incluso, está dispuesto a dinamitar la relación con EUA en un arrebato de locura pues dependemos económicamente de las remesas de los paisanos y de los negocios de largo alcance con nuestros vecinos.

Lo más grave es que no va a dejar el poder pacíficamente aunque diga lo contrario. Prepara todo para faltar el respeto a la democracia institucional. Cuanto más rápido lo entendamos, mejor preparados estaremos para defender al INE y a la real soberanía popular en las urnas. Abramos ya los ojos para dimensionar el riesgo que tenemos frente a nosotros. Es mejor pecar de exagerados que minimizar el tema y asumir que él y su parvada de lamebotas van a aceptar lisa y llanamente los resultados electorales adversos a la 4T en la elección presidencial 2024.

Por todo lo anterior, debemos reconocer que si bien él ya terminó su mandato porque sabe que ya no puede lograr nada nuevo distinto a su engaño mediático diario (cero resultados) y porque lo único que le interesa es dejar a su sucesor(a) en 2024 y seguir en campaña.

Ante tal escenario corresponde a la ciudadanía presionar para que todos los partidos de oposición confluyan en una gran alianza de gobierno que genere la oferta y los planes de cómo gobernar por el bien de la nación, arrebatando los temas que propiciaron un voto masivo en 2018 por el hoy Presidente, pero en esta ocasión con un verdadero plan de acción que plasme un México con un futuro real y promisorio. Por eso decimos que él ya terminó, pero nosotros apenas arrancamos. La unión hace la fuerza. No se nos olvide.

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Notas del editor:

Juan Francisco Torres Landa es Miembro Directivo de UNE.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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