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#ColumnaInvitada | Revocación: los cuatro objetivos de la 4T

La revocación ha servido para cuatro objetivos del presidente: descalificar al sistema electoral, estirar la liga de la legalidad, aceitar la maquinaria y actualizar las simpatías partidistas.
lun 11 abril 2022 05:04 AM

En el mundo de la 4T nada concluye aunque termine. Dejar atrás la revocación de mandato solo significa el inicio de una nueva etapa hacia la reivindicación del proyecto de transformación del presidente en la elección del 2024 y ese objetivo pasa por la redefinición de las reglas electorales.

La revocación del mandato ha servido para cuatro objetivos políticos del presidente y sus aliados:

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1) preparar el terreno para la descalificación del sistema electoral vigente y del INE,
2) estirar la liga de la legalidad para probar y retar a autoridades,
3) aceitar la maquinaria de Morena y,
4) actualizar el mapa de simpatías partidistas.

1. El asalto al INE. La contundente victoria en la consulta de revocación de mandato no dejará satisfecho al presidente. Acusará al INE de insuficiencias: insuficientes casillas, insuficiente promoción, insuficiente interés.

Los resultados demostrarán que el INE está controlado por una camarilla de mentalidad conservadora que impide a México tener una vida de democrática plena, como el presidente la concibe. Dirá que desde el principio hubo obstáculos para que los mexicanos pudieran votar y prepara una letanía de defectos y tropelías por parte del INE para justificar la reforma política que ha anticipado.

2. La provocación legal. Como agitador social consumado, el presidente mide las aguas y lleva al extremo las acciones en contra del sistema electoral que ya en una ocasión, dice, le robó la presidencia.

En las semanas previas a la revocación, los legisladores de Morena aprobaron decretos para permitir a funcionarios públicos violar la ley, los funcionarios hicieron abierto proselitismo desoyendo al INE y al tribunal electoral y los militares ignoraron leyes y disposiciones de las fuerzas armadas.

Un objetivo era promover el voto, otro, retar a las autoridades electorales, confrontarlas, medir fuerzas, debilitar su credibilidad y capacidad de sancionar. Aquí también podemos escuchar al presidente López Obrador diciendo “que no me vengan con eso de que la ley es la ley”.

La ley, en este caso la electoral, si es producto de la corrupción, de la colusión entre autoridades y poderes fácticos, de arreglos cupulares que no tienen nada que ver con el bienestar del pueblo, no tiene que respetarse y por eso hay que cambiarla.

3. La movida de Morena. Ante la presión del presidente, y con comicios en estados clave en puerta, Morena aprovechó la consulta de revocación para afinar la maquinaria, refinar las mejores prácticas de acarreo y transformar los programas de bienestar en votos.

No se alcanzaron los 37 millones de votantes deseados pero los líderes de Morena estarán satisfechos de haber movilizado a cerca de la mitad en una elección que a nadie interesaba y que muchos ni entendían. Esperan que en los seis estados con elecciones a gobernador, el momentum les dure hasta el 5 de junio.

4. Actualizar la fotografía. Los resultados de la consulta darán al presidente y Morena una buena radiografía de donde están sus fortalezas y debilidades, medirán si en la Ciudad de México pudieron movilizar más votantes que en 2021 y sabrán dónde están y cuántos son.

La revocación es el último ejercicio nacional antes del 2024, se está muy a tiempo para identificar oportunidades y redirigir el reparto de programas sociales.

Quien deseaba que la retórica de confrontación entre gobierno y opositores desapareciera después del 10 de abril, despertará a una realidad muy distinta. Hemos vivido la introducción a la madre de todas las batallas: la elección presidencial del 2024.

El tono de las descalificaciones hacia el INE y la provocación a las instituciones electorales irán en aumento. Se pretende destruir el orden electoral para crear uno nuevo a imagen y semejanza de los principios de la cuarta transformación.

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La buena noticia es que, a diferencia de los ataques a las empresas de electricidad que pueden alimentarse de un discurso nacionalista, de abuso y corrupción, de pobres contra ricos, españoles contra mexicanos; los ataques al INE no tienen la misma resonancia en el pueblo de México.

En cada una de las 57,436 casillas que ayer recibieron los votos de millones de mexicanos había tres funcionarios de casilla voluntarios que forman parte del pueblo mexicano y ninguno se asumía como servidor de una mafia o de haber sido nombrado por tener mentalidad conservadora.

La mala noticia es que, para tener éxito, el presidente tendrá que elevar su demagogia, visceralidad y frecuencia en los ataques y polarizar aún más a la sociedad mexicana. Contrario a lo que sus adversarios claman, el ejercicio de revocación resultó sumamente útil y reditable, que los votos no fueran suficientes no importa si el proceso ayuda a conseguirlos en el 2024.

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Nota del editor: Antonio Ocaranza Fernández es CEO de OCA Reputación. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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