Además de hacernos ver que las elecciones nos pertenecen –la importante afluencia a las urnas–, los comicios del domingo pasado nos dejaron como saldo más de un centenar de diputados federales reelectos.
Podremos estar a favor o en contra de la reelección. Sin embargo, esta es una característica institucional que ha llegado para quedarse. Por eso es importante detenernos en analizarla desde su faceta electoral.
Un primer aspecto a resaltar de la reelección “a la mexicana” es que, a diferencia de muchos países, nuestras reglas impiden que esta ocurra en forma indefinida. De acuerdo con la reforma constitucional de 2014, nuestros legisladores federales (diputados y senadores) pueden reelegirse de manera inmediata hasta por 12 años seguidos.
Otra importante característica de la reelección en México es que los congresistas deben primero obtener el aval de sus partidos para poder competir nuevamente en algún distrito o reaparecer en las listas plurinominales de su circunscripción.
La reelección puede analizarse desde diferentes perspectivas. La más sencilla consiste en considerar la proporción de legisladores reelectos con respecto de los que inicialmente conformaron la Cámara. Esto ha sido especialmente útil en congresos altamente estables donde hay pocas sustituciones. Sin embargo, a lo largo de la legislatura pasada en nuestra Cámara de Diputados tomaron protesta al menos 119 legisladores suplentes, ya fuera para quedarse o para sustituir temporalmente a los propietarios del asiento.
De estos 119 congresistas, 31 expresaron su intención por ser reelectos y finalmente 12 quedaron avalados por sus partidos para competir en 2021. Por lo que usar la tradicional división de reelectos entre el total de legisladores que conforman la Cámara, sería erróneo para el caso de México.
Por otro lado, no todos los legisladores que solicitaron reelegirse aparecieron como propietarios en la boleta de 2021. De los 257 nombres aprobados por los partidos para competir por su reelección, un total de 32 aparecieron como suplentes en la boleta de 2021. De estos, 27 fueron suplentes en la anterior legislatura (la 64) y 5 fueron propietarios.
Tampoco podemos dejar de tener en cuenta los casos de diputados que obtuvieron incialmente su candidatura a reelección, pero la perdieron a lo largo de la campaña electoral. Como estos, tuvimos cinco casos (tres de Morena, uno del PT y uno del PAN).
Con todas estas consideraciones podemos ver que el cálculo de una cifra de reelección no es algo sencillo. Por lo que es imperante sentar algunos precedentes conceptuales para el análisis. Es por ello que aquí propongo los siguientes conceptos, advirtiendo que los cálculos deberían realizarse siempre sobre la base de legisladores que tomaron protesta en el cargo en algún punto de la legislatura, sin importar si fueron los propietarios originales.
Los dos primeros indicadores refieren a una etapa pre-electoral y son:
1) Tasa de intención de reelección. Se refiere a la proporción de legisladores que manifiestan su intención por reelegirse ante la Mesa Directiva y las dirigencias de sus partidos políticos. En este caso, tuvimos una tasa de intención del 72%.
2) Tasa de aprobación partidista. Inicia con la cifra de legisladores que fueron aprobados en los procesos internos de selección de candidaturas por sus respectivos partidos políticos para reaparecer en la boleta. Esta cifra se divide entre aquellos que manifestaron su interés por reelegirse. La tasa de aprobación partidista de reelección para 2021 fue de 50%
Los dos siguientes indicadores se calculan con base en los resultados de la elección.
1) Tasa de efectividad de candidaturas. Es el total de legisladores reelectos con respecto de aquellos que aparecieron en la boleta el día de la elección. Con los resultados preliminares de la elección tenemos una tasa de efectividad de candidaturas del 69%.
2) Tasa absoluta de reelección. Resulta de dividir los legisladores reelectos entre el total de representantes que expresaron su voluntad de reelegirse. En este caso, tuvimos una tasa absoluta de reelección del 34%.
De todo lo anterior amerita resaltar que la verdadera elección la hicieron los partidos políticos. Pues mientras los electores colocaron a 7 de cada 10 candidatos que aparecieron en las urnas para reelegirse, los partidos rasuraron la lista original de interesados a la mitad. Finalmente, se demostró que la política legislativa sigue en manos de los partidos que se niegan a delegarla en los ciudadanos.
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Nota: Sergio A. Bárcena es doctor en Ciencia Política por la UNAM. Especialista en Poder Legislativo. Investigador del Tec de Monterrey y director de la asociación Buró Parlamentario.
Buró Parlamentario es una asociación civil que busca vigilar al Poder Legislativo promoviendo una ciudadanía informada, activa y participativa.
Twitter: @BuroParlamento
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