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Elecciones 2021: Urge aprender a entender las encuestas

Hoy toda opinión parece ser visceral, basada en las filias y fobias personales y uno de los ejemplos más dañinos ha sido el uso público de las encuestas, siendo la gran mayoría de ellas sesgadas.
lun 24 mayo 2021 11:58 PM
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Las encuestas se están utilizando más que nunca como herramienta para crear percepción.

Este proceso electoral está resultando uno de los más polarizados de la historia reciente. Muchos culpan al Presidente, y aunque hay mucha razón en ello, curiosamente quienes más lo señalan son quienes más abonan con sus tonos a la polarización que él promueve.

En México, cada día está escaseando más una sociedad informada, analítica, involucrada, participativa y propositiva; y particularmente en las llamadas clases privilegiadas, y sobre todo en la intelligentsia o la intelectualidad.

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Hoy toda opinión, incluso las “calificadas”, parece ser visceral, basada en las filias y fobias personales; no una opinión sustentada y bien argumentada. Muchos de los opinadores, pro y anti 4T, parecen instalados en los extremos y lejos de la objetividad.

Uno de los ejemplos más dañinos ha sido el uso público de las encuestas, siendo la gran mayoría de ellas ya sea subjetivas o abiertamente sesgadas.

Si bien ya el mundo de las encuestas estaba muy prostituido gracias a las prácticas pseudopanistas y pseudopriistas del calderonismo y el peñismo, hoy cada vez más hay encuestadoras que viven de publicar números a modo para, según ellos, “crear percepciones”.

En las últimas semanas ha habido una andanada de mensajes masivos de whatsapp, columnas en periódicos, posteos de redes sociales y un largo etcétera con encuestas que anticipan el fracaso electoral de la 4T en la Cámara de Diputados.

Medios de comunicación con titulares sensacionalistas y dramáticos vaticinando la derrota del Presidente en las urnas y la “recomposición” del sistema democrático mexicano, como si entendieran lo que es la democracia.

Líderes y agoreros de la oposición cantando victoria de la insignificante alianza de partidos, prometiendo a diestra y siniestra que llegarán a componer todo lo que está descompuesto (sin mencionar todo lo que ellos deshicieron claro está).

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Y todo eso, sustentado en encuestas, una más deficiente que la otra. En México, el mercado de encuestas está dinamitado. No puedo pensar en muchas serias y confiables, más allá de un puñado como Parametría, Buendía, Indemerc, y tal vez un par más.

Curiosamente, todas las encuestas serias pintan un panorama muy distinto al de las encuestas que auguran la caída de la 4T. Mientras que encuestadoras profundamente cuestionadas en integridad, en metodología y en intenciones, se esfuerzan cada día más por pintar otra realidad.

Ante todo esto, muchos ingenuos caen en la guerra de los números publicados. Incluso, aquellos ingenuos en posiciones de decisión que se supone deben estar informados.

En buena medida, esto es alimentado por muchos medios de comunicación, varios de ellos otrora prestigiados, que hacen sus propias encuestas pero juegan un doble juego.

Al principio de los procesos electorales publican los números que ellos quisieran ver, para “crear percepción”; y ya acercándose las elecciones no tienen más remedio que publicar números más reales, muy seguido contrarios a sus primeras publicaciones.

Parece haber demasiada desesperación en un núcleo profundamente contrario al régimen actual por hacer creer que la pesadilla está por terminar, y que el 6 de junio se volverán a compensar las fuerzas. Aunque este supuesto esté totalmente fuera de la realidad.

El problema es que se van alimentando esperanzas de muchos desconocedores de encuestas, generando expectativas que no se podrán cumplir. En lugar de buscar la manera de informar y crear consciencia para poder cambiar la realidad.

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Es urgente que, como sociedad, particularmente quienes estamos en situación de mayor privilegio y comodidad, y sobre todo, quienes están en posiciones de decisión, aprendan a leer y entender encuestas, y más importante aún, a diferenciar las serias de la gran mayoría de irresponsables.

Pero lo más importante es que todos aquellos que están tan enojados con el actual gobierno (razones no faltan), demuestren que su preocupación es realmente por el país; y no como hasta ahora ha sido, que se preocupan sólo por sus filias, fobias e intereses particulares.

Es fundamental que aprendamos a entender a nuestro país, nuestra realidad social, nuestra realidad política, que entendamos las raíces de las problemáticas que hoy vivimos, de la división, las causas del ánimo social.

Y es indispensable entender al Presidente y sus estrategias en esta realidad social, para poder entender por qué nada de lo que hacen quienes se oponen está funcionando.

El día que empecemos a conocer esta realidad, entenderemos por qué la Alianza Opositora fue la peor decisión electoral. Encuestas serias demuestran que esa alianza le quitó votos a los partidos en lugar de sumar, fortaleciendo así a la 4T.

Cuando empecemos a conocer la realidad del país, tal vez dejemos de cometer los errores tan básicos que como contrapesos y como oposición estamos haciendo.

A menos de dos semanas de la elección, ya nada se puede hacer. Por más encuestas falsas que veamos, Morena y la 4T tienen asegurada su mayoría en el Congreso. Ojalá queden lejos de la calificada, pero según los datos disponibles, no estarán muy por debajo. Fueron demasiados errores.

Pero sí estamos muy a tiempo de trabajar para el 2024. Si dejamos atrás las fobias, las posturas e intereses personales, la inmadurez y la víscera.

No nos quejemos de lo que estamos viviendo. Todos hemos participado en construirlo. Y todos estamos dejando que el Presidente haga y deshaga a su antojo. Salgamos ya de nuestras mini burbujas. Crezcamos como sociedad. Dejemos la encuestitis y la “creación de percepciones”.

Demostremos que nos interesa el país. Probemos que lo que estamos viviendo no es realmente lo que merecemos. Depende de todos. ¿Querremos?

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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