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#BuróParlamentario | AMLO y su estanque legislativo

La dinámica actual es que AMLO lanza temas a legislar en las mañaneras, como si fueran migajas de pan en aguas repletas de legisladores cuya tarea es identificar esos temas y abordarlos.
lun 15 febrero 2021 06:20 AM
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Ricardo Monreal es uno de los legisladores que más iniciativas ha presentado sobre los temas que comenta el presidente.

Desde el tratado más complejo y acabado hasta el texto más simplón sobre democracia, coinciden en que la división de poderes es fundamental para que funcione esta forma de gobierno. Sin embargo, sería demasiado ingenuo creer que, en el mundo político de carne y hueso, ese que desborda los libros y es habitado por personas y partidos, la democracia será como la pintan los libros de texto.

En la historia reciente de nuestro país, todos los presidentes han buscado incidir en la agenda legislativa. Lo que ha cambiado, sin embargo, han sido los métodos que han usado para lograr este propósito.

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Para sobrellevar su condición minoritaria en las dos Cámaras, Fox inauguró un sistema de enlaces legislativos coordinado por su consejero jurídico, que se infiltraban al proceso legislativo desde etapas tempranas para cuidar las iniciativas de mayor importancia para el presidente. Posteriormente, Calderón dejó que cada Secretaría hiciera esa tarea de manera autónoma y Peña intentó reactivar la dinámica de enlaces coordinados, pero sin descuidar la relación con las cúpulas parlamentarias del PAN y el PRD.

Con AMLO, la injerencia del presidente en la Cámara ha sido totalmente distinta a lo que se vio en sexenios anteriores. En primer lugar (y a diferencia de los presidentes anteriores), la coalición que llevó a AMLO al poder reunió también una mayoría en San Lázaro. En segundo lugar, AMLO es el líder político y moral del partido político más fuerte a nivel nacional, además de ser una figura popular que comunica diariamente su agenda ante los medios.

La dinámica que estas condiciones han generado es la de un presidente que, desde sus conferencias mañaneras, anuncia a su partido, a la oposición, a los medios y a los ciudadanos, cuáles son los temas de mayor prioridad para su gobierno. Lo característico de esto es que su agenda no se construye en el largo plazo ni para cada periodo legislativo, sino que de pronto pueden surgir temas que AMLO lanza en las mañaneras como migajas de pan en aguas repletas de legisladores cuya tarea es identificarlos, masticarlos y digerirlos para convertirlos en piezas legislativas. Con esto diputados y senadores de Morena esperan obtener visibilidad tanto a los ojos de AMLO como entre el partido, los ciudadanos y los medios.

En esta mímica de “adivina lo que quiere el presidente”, hay peces más grandes que otros. La iniciativa para regular las redes sociales, promovida hace unos días por el senador Ricardo Monreal, nos ha permitido comprobar que él es uno de los peces más grandes en el estanque parlamentario. Ha madrugado al resto de los congresistas de su partido con iniciativas en temas prioritarios para el presiente pero que a AMLO le generarían un alto costo político si los promoviera como proyectos de reforma. La cancelación de las comisiones bancarias, la reforma Banxico, la fusión de los órganos reguladores y más recientemente la regulación de las redes sociales. En todas estas iniciativas, Monreal ha puesto su nombre por delante. Y en todas ellas, el presidente ha salido a decir: “gracias, pero siempre no”. En pocas palabras, el contrapeso más importante que ha tenido AMLO para detener las iniciativas que se le ocurren a AMLO, ha sido AMLO.

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Esta particular relación entre un presidente popular, con mayorías en el Congreso y poder dentro del partido puede o no gustarnos. Lo cierto es que ha sido eficiente para el Ejecutivo. La Presidencia se ha ahorrado recursos, errores de coordinación y negociaciones con otros actores políticos. La marca AMLO ha seguido casi intacta, pues el costo de proponer iniciativas que resultan ser impopulares o inviables afecta a los legisladores que las presentan, no al Ejecutivo, y las reformas que en verdad le importan al presidente han terminado aprobándose.

Sin embargo, el que esta estrategia sea eficiente no la hace necesariamente sostenible. Si alguna de las piezas que la sostienen llegara a tambalearse (si cae la popularidad del presidente, si su liderazgo en el partido se cuestiona o si e pierde su mayoría en 2021), el Ejecutivo tendría que dejar este formato que le ha resultado tan cómodo para gobernar al país. Es por ello que la elección que viviremos el 6 de junio de 2021 será determinante para la forma en que se ejerza el gobierno durante los tres años que quedan en el mandato del actual presidente de México.

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Nota: Sergio A. Bárcena es doctor en Ciencia Política por la UNAM. Especialista en Poder Legislativo. Investigador del Tec de Monterrey y director de la asociación Buró Parlamentario.

Buró Parlamentario es una asociación civil que busca vigilar al Poder Legislativo promoviendo una ciudadanía informada, activa y participativa.

Twitter: @BuroParlamento

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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