Me parece importante poner el contagio de López Obrador en perspectiva.
El presidente no es, ni será, el único líder de Estado que se contagie con el virus. Tenemos conocimiento de que primeros ministros y presidentes de muchos países, incluidos Inglaterra, Rusia, Armenia, Honduras, Brasil, Bolivia, Bielorrusia, Guatemala, República Dominicana, Estados Unidos, Polonia, Argelia, Bulgaria, Francia, Guinea-Bissau, Burundi y Eswatini, se han contagiado.
Más aún, lo más probable, según las estadísticas que conocemos actualmente sobre la enfermedad, es que el presidente se recupere. De hecho, de la lista de mandatarios contagiados que mencioné, solo dos han fallecido después de dar positivo a la COVID1-9: Burundi y Eswatini.
Ahora bien, aún si López Obrador se recupera, su contagio debe llevarnos a cambiar los protocolos de salud de manera inmediata para evitar que el gobierno siga siendo un factor de riesgo y contagio.
López Obrador no solo se contagió él sino que pudo haber contagiado a muchos: en su gira por Monterrey, en sus múltiples reuniones, estuvo sin cubrebocas. En su conferencia mañanera, incluso en el avión que abordó. Esta es una irresponsabilidad mayor.
Destacan tres medidas críticas que deben tomarse para evitar que el gobierno sea un factor de contagio:
Primero, el cubrebocas debe volverse obligatorio en reuniones donde se atiendan asuntos públicos, más aún si entre los asistentes se encuentran altos mandos.
Al momento, el cubrebocas ha sido voluntario. Ello nos ha llevado a observar que, por ejemplo, en la última reunión de la Conago, López Obrador y dos gobernadores más (el de Hidalgo y Tabasco) no llevaron cubrebocas. Los dos gobernadores justificaron no usar cubrebocas diciendo que ya se habían contagiado de la COVID-19 con anterioridad. Sin embargo, hoy sabemos que contagiarse más de una vez es posible por lo que, aún entre los que ya tuvieron la enfermedad, es injustificable que no se use cubrebocas en reuniones en espacios cerrados.
Segundo, López Obrador debe cancelar sus giras. México está actualmente pasando por su momento de mayor contagio desde que comenzó la pandemia. La suspensión de las giras presidenciales ya se había dado en 2020 durante abril y mayo. Hoy, que la situación es aún peor, las giras deben volver a cancelarse.
A la par de cancelar las giras y para proteger a otros funcionarios públicos, la conferencia mañanera debe dejar de ser presencial y convertirse en un evento mixto donde los presentadores asistan en persona (con uso de cubrebocas), pero los periodistas no. La prensa podrá asistir, todos los días como se ha hecho hasta ahora, pero conectados en una plataforma de manera que se evite estar más de dos horas en un espacio sin ventilación adecuada.
Es importante que las conferencias no reúnan de manera presencial a más de un individuo con alto rango del país, en este caso: el presidente de la República, la secretaria de Gobernación, los líderes del Senado y la Cámara de Diputados, o los gobernadores de distintos estados. Evitar que estas personas estén juntas limitará un contagio masivo.
Finalmente, y con respecto a la estrategia de vacunación, es crítico que las brigadas de vacunación limiten el número de personas que están asistiendo. Al momento, las brigadas no solo incluyen al personal médico, sino también a servidores de la nación y miembros activos del Ejército.
La vacunación debe ser un proceso donde se limiten las conglomeraciones, y que se lleve a cabo de manera escueta solo con quien aplica la vacuna, y quien la recibe. Idealmente, el proceso debe realizarse al aire libre.
Le deseo pronta recuperación a nuestro presidente López Obrador. Espero que, por el bien de México y de él mismo, su fortaleza física lo lleve a conquistar rápidamente y sin contratiempos la enfermedad.
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