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#ColumnaInvitada | Imperativo evaluar el manejo de la pandemia

Quienes atienden desde el gobierno federal la política de atención al coronavirus padecen el Síndrome de Hibris; desmesura, prepotencia, narcisismo y ego desmedido.
mié 19 agosto 2020 06:20 AM
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La comunicación gubernamental de la pandemia ha recaído en el presidente y en el subsecretario López-Gatell.

A 232 días de haber conocido los primeros casos de COVID-19 en Wuhan, China; a 173 días del primero reportado en México como “Importado” y a 154 del primer mexicano fallecido por la infección del SARS-CoV-2 se hace imperativo evaluar el manejo de la Pandemia hecho por las autoridades federales responsables, en tanto materia de Salubridad General señaladas en la Carta Magna: el Consejo de Salubridad y la Secretaria de Salud.

La semana pasada pusimos a consideración del Poder Legislativo, a través de la Comisión Permanente, un punto de acuerdo para que el Ejecutivo Federal acepte realizar una auditoría externa sobre la gestión de la pandemia del coronavirus SARS-CoV2 (COVID-19) en México; esta evaluación debe ser independiente e imparcial, realizada sobre bases científicas y con información validada, por un panel de expertos internacionales y nacionales, ajenos a cualquier conflicto de interés, mediante el modelo de la Organización Mundial de la Salud; que nos permita, además, prepararnos para enfrentar eventuales pandemias u otros fenómenos de igual naturaleza, que pongan en riesgo a nuestra población y al país.

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Solicitamos también de manera respetuosa a que, sobre la marcha y sin pérdida de tiempo, se afine la estrategia actual con la cual se enfrenta la gestión de la pandemia del coronavirus SARS-CoV2 (COVID-19) en México; que cambie aquello que no ha dado el resultado esperado, con el objetivo de alcanzar de inmediato el control de la pandemia y atenuar el pronóstico en el número de muertes.

El Gobierno Federal y sus legisladores han sostenido que el manejo ha sido el correcto en las Fases I, II y III. Yo he denunciado que ambos padecen el Síndrome de Hibris, habiendo costado ya tantas vidas y sufrimiento a miles de familias mexicanas que están enlutadas y empobrecidas. Tal Síndrome de desmesura se caracteriza porque quienes lo padecen son prepotentes, narcisistas y de ego desmedido, tienen ideas fijas preconcebidas y rechazan posturas que no sean afines a sus ideas.

Las presiones y las responsabilidades que conlleva el poder han terminado afectando su mente, como lo propone el neurólogo David Owen. Esto se acentúa más cuando el poder no está en manos siempre del más capaz, pero quien lo ostenta así lo cree.

Los que padecen Síndrome de Hibris necesitan de una cura de humildad y realidad, como lo que hoy está ocurriendo con la pandemia del COVID-19 y que se niegan a aceptar, para ello, expongo de manera sucinta una realidad comparativa de dos países de similar población.

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El primero es Japón con 126 millones de habitantes, que tuvo noticias del primer caso de COVID-19 en su país el 15 de enero. Al 12 de agosto tenían 48,928 casos confirmados, 1,051 fallecidos, 13,901 casos activos, 171 hospitalizados críticos. En tasa por millón de habitantes tenían 387 casos confirmados, 8 muertos y habían realizado 8,101 pruebas.

El segundo México con 129 millones de habitantes, que tuvo noticias del primer caso de COVID-19 el 28 de febrero (44 días después); Al 12 de agosto teníamos 492,522 casos confirmados (10 veces más); 53,929 fallecidos (51 veces más), 105,793 casos activos (8 veces más), 3,832 hospitalizados críticos (22 veces más). En tasa por millón de habitantes tenía 3,815 casos confirmados (10 veces más), 418 muertos (52 veces más) y habían realizado 8,615 pruebas (igual número).

Al exponer esta realidad del paupérrimo desempeño de las autoridades federales, los legisladores del gobierno en el poder en la tribuna del Senado dijeron que era porque en Japón había más camas de hospital que en México. Contesté que sí, cinco veces más camas, pero que ello asomaba otra realidad aún más cruda, pues las autoridades han sostenido que “hay muchas camas disponibles”, siendo este además un indicador del controvertido “Semáforo Epidemiológico” que ha sido cambiado ya tres veces y está en disputa aún con los gobiernos estatales.

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La cruda realidad para tener “camas vacías” es reflejo de la mala gestión como expongo: de las 53,949 personas fallecidas el 11% murieron ¡en su casa! Imaginemos la angustia de las seis mil 91 familias a las que les dieron el “manejo ambulatorio”, habría que investigar en qué consistió dicho tratamiento, si tuvieron oxígeno, ventilación, medicamentos.

De los que fallecieron en los hospitales, el 49% sucumbieron antes de los cinco días, el 7% el mismo día que ingresaron (3,446 personas); el primer día el 10%, el segundo 9%; el tercero 8%, el cuarto 7% y el quinto día 7%.

Es imperativo que, ante esta realidad, se haga un urgente ejercicio de rendición de cuentas, con evaluación externa como lo estamos proponiendo. Más aún, dado que, de seguir con la estrategia actual, se estima que, para fin de año, la cantidad de infectados podría ascender a 29.3 millones de personas y más de 100 mil hogares enlutados. No deje dejarse de considerar, que estas cifras proyectadas se reducirían un 30% con la estrategia que incluyera el uso universal y adecuado del cubrebocas (1) , estrategia rechazada una y otra vez por la Secretaria de Salud y torpemente defendida por sus legisladores.

Estaremos pendientes si este miércoles 19 estas “píldoras de realidad” hacen que aparezca la humildad, acepten el exhorto para realizar la autoría externa y se haga un cambio en la estrategia para evitar el rumbo ominoso que hoy tenemos.

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Notas:

1. http://www.healthdata.org/covid/data-downloads

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Nota del editor: el autor médico cirujano y diputado federal del PAN por el estado de Guanajuato.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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