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#LaEstampa | Elogios del presidente al agresor

Era indispensable evitar el elogio a quien ha maltratado, por sistema, a México y los mexicanos durante más de un lustro.
vie 10 julio 2020 12:05 AM
Amlo y Trump en jardín de las rosas
Aplausos del presidente AMLO al presidente Trump.

¿Qué es la dignidad? ¿En qué consiste? La dignidad no es bravuconería. El digno no busca pelea ni provocación. La dignidad tampoco es drama. El digno no se tira al piso lamentando su desdicha ni se victimiza después de atravesar por un abuso. El digno, en cambio, sabe hasta dónde llegar para mostrar a quien está del otro lado de la mesa dónde exactamente está la línea de lo admisible. Ni más, pero tampoco menos.

Atender la dignidad no es fácil. Se necesita tener un termómetro muy claro y tener la valentía suficiente como para contener impulsos hacia la agresión o la zalamería. El miércoles pasado, en Washington, el presidente López Obrador reprobó ese examen crucial.

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El problema central del discurso en la Casa Blanca fue el elogio al agresor. Aunque quizá hubiera sido deseable, no era estrictamente necesario que, para mantener la dignidad, el presidente de México exigiera una disculpa de Trump por años de agresiones (como ha hecho, por ejemplo, con España por la Conquista) o denunciara el oprobio que simboliza el muro fronterizo.

Podría haberlo hecho, y habría demostrado valentía y lucidez. Pero no era indispensable. Lo que sí era indispensable era evitar el elogio a quien ha maltratado, por sistema, a México y los mexicanos durante más de un lustro.

¿Qué ganó López Obrador al elogiar el supuesto respeto y la supuesta gentileza de Trump con los mexicanos? López Obrador sabe que ambos son falsos. ¿Qué ganó el presidente agradeciéndole a Trump sus atenciones? López Obrador sabe que Trump no es generoso, o al menos no de gratis. ¿Qué ganó inventando que el gobierno de Estados Unidos no le ha impuesto nada al mexicano? El presidente de México sabe que eso no es verdad. ¿Y qué ganó aplaudiéndole a Trump, con una sonrisa? Nada. No ganó nada.

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Perdió, eso sí, la ocasión para ser verdaderamente digno. Porque el elogio al agresor lo nubla todo. Porque un agredido que agradece y elogia a su agresor no es digno. Y esas oportunidades, como lo aprendió por la mala Enrique Peña Nieto, no regresan. La de López Obrador tampoco volverá.

AMLO y Donald Trump dan mensaje conjunto

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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