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Los funcionarios ni son ricos, ni son el enemigo

Golpear la economía de los funcionarios públicos en medio de la pandemia para ahorrarse unos pesos es contraproducente para el ejecutivo, pues los desmotiva y les dificulta dar resultados.
lun 04 mayo 2020 06:45 PM
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El presidente López Obrad emitió un decreto por el que pudo disponer de los aguinaldos de los servidores públicos.

El día del trabajo AMLO pidió a las empresas privadas que no abandonaran a su suerte a los trabajadores y recordó entusiasmado las importantes luchas que trabajadores han ganado para mejorar condiciones salariales en todo el mundo.

Todo ello lo dijo mientras su propio gobierno ha decidido enfrentar la pandemia recortando salarios y prestaciones de los funcionarios públicos.

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El presidente cree que, a diferencia de la iniciativa privada, él es libre de recortar el salario de sus colaboradores por dos razones. Primero, porque cree que todos los funcionarios ya son una élite privilegiada que gana mucho dinero en comparación con el resto de los mexicanos. Segundo, porque considera que las personas honestas que él ha contratado no trabajan por dinero sino por su compromiso irrenunciable con la cuarta transformación.

Ambas premisas son verdades a medias.

Primero, los funcionaros públicos no son ricos. En México, para ser del 10% más rico de la sociedad se tiene que ganar 160 mil pesos mensuales. Para ser del 1% que más dinero gana, se deben ganar 870 mil pesos mensuales. Para poner esto en perspectiva, AMLO, salvo contadas excepciones el funcionario del ejecutivo que más dinero gana, tiene un sueldo de 112 pesos.

El 90% de los funcionarios a los que AMLO les está recortando el sueldo pertenecen a la clase media. La gran mayoría de los subdirectores de área y directores de área ganan entre 20 y 30 mil pesos al mes. Muchos de ellos, debido a su compromiso con México, incluso ganan menos de lo que ganarían en la iniciativa privada.

Segundo, el que tengan un compromiso con el país no los exime de tener responsabilidades económicas que atender. A diferencia de otros países, en México el pago de agua, electricidad y otros servicios sigue en pie. También las rentas.

#QuéPasóCon...la reducción de aguinaldos y salarios en las dependencias públicas

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Los gastos de los funcionarios incluso han aumentado durante la pandemia pues ahora, con la caída de las ventas en negocios y los despidos masivos de la iniciativa privada, muchos funcionarios se han convertido en el único sustento de sus familias. Su dinero se reparte entre más manos.

Además, para asistir a laborar también han aumentado. Muchos de ellos tienen que pagar taxis para llegar a sus trabajos ante el cierre de estaciones de metro y de líneas de transporte público. Otros tantos han tenido que adquirir ellos mismos equipo de protección a precios muy elevados.

Por su fuera poco, muchos funcionarios están trabajando más horas que nunca. Obligados a mantener conferencias de prensa diarias, sin ni un solo día de descanso, los funcionarios públicos ya viven como zombies sin saber ni qué día es. Lo que la 4T parece no entender es que, el que sus trabajadores tengan un compromiso con México no implica que puedan trabajar sin dinero ni sin descanso.

Hay una gran ironía en todo esto.

Y es que los funcionarios que pueden trabajar por menos dinero son aquellos que vienen de familias que ya tenían dinero desde antes o que han tenido posiciones acomodadas que les han permitido ahorrar. Es decir, irónicamente los únicos que la están pasando bien son los funcionarios más ricos, un tipo de persona que ideológicamente, por cierto, la 4T se supone que no apoya.

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El funcionario que vive de su trabajo y que siempre ha vivido de él, la está pasando mal. Y por más bueno que sea, no tiene la posibilidad de renunciar al 25% de su sueldo. Ni a su aguinaldo. México Evalúa lo estima en 3 mil millones de pesos.

Lo peor es que el ahorro que se tendrá por la reducción de los salarios y aguinaldos, como ha documentado la organización “Gatitos contra la Desigualdad” es mínimo y se estima en menos del 1% de la totalidad de los recursos que supuestamente se han destinado a atender la pandemia.

Este ahorro mínimo saldrá muy caro. Los funcionarios se sienten ofendidos y desmotivados de que, de repente, parecen ellos ser los malos del cuento. Indirectamente, se les acusa de ruines ambiciosos si no quieren renunciar al 25% de su sueldo. Esta falta de motivación hará que se cometan más errores de forma inconsciente y dejará a muchos con la fuerza para hacer solo lo estrictamente necesario.

La 4T no debe tratar mal a sus trabajadores, pues ellos son los que hacen que el gobierno realmente avance.

Héctor Villareal: Se deben buscar pesos y contrapesos en la Ley de Presupuesto

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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