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¿Cómo sería un México sin AMLO?

Un México sin AMLO sería uno donde todos los partidos políticos podrían quedar completamente desdibujados, analiza Viridiana Ríos.
mié 28 agosto 2019 06:00 AM
Viri Ríos
Viri Ríos es profesora asistente visitante de la Universidad de Harvard.

Un México sin AMLO sería un país completamente distinto al que tenemos ahora. Y no necesariamente uno mucho mejor. Probablemente, sería un México con múltiples y desdibujados partidos políticos que competirían ferozmente por el poder. Ante el vacío de poder que dejaría AMLO, México podría dar cabida tanto a voces frescas e innovadoras, como a extremas y periféricas.

El reto es lograr que la política mexicana se conciba y sea funcional cuando, en cinco años, AMLO ya no esté. El reto no es fácil y Morena no lo está haciendo muy bien.

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Al momento, un México sin AMLO muy probablemente sería uno sin Morena. O al menos, uno con un Morena muy debilitado. Se estima que dos terceras partes del voto de Morena se deben al obradorismo. Es decir, sólo le son leales a AMLO. Suponiendo que AMLO no existiera, Morena sería un partido de 10 millones de votos. Es decir, un partido que no le hubiera podido haber ganado a Anaya. En la elección presidencial de 2018, Anaya obtuvo 12.6 millones de votos.
Los 20 millones de votos que se deben sólo a AMLO, por tanto, tendrían que distribuirse entre distintas facciones y partidos políticos. Ante ese escenario, probablemente veríamos tres cosas.

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Primero, México tendría un PRI más sólido y fuerte. Recordemos que AMLO ganó el 61% de las secciones electorales que habían sido bastiones del PRI desde el 2006. Es decir, López Obrador fue un candidato que logró atraer a muchos priistas a su movimiento. De hecho, el poder de convocatoria de AMLO fue más fuerte que el del propio Meade. El candidato el PRI sólo ganó el 26% de las secciones electorales que habían votado lealmente por el PRI en las últimas dos elecciones.

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Segundo, sin AMLO, el PAN también podría ser más fuerte. Anaya no fue un buen candidato para el PAN. Éste solo logró ganar en el 49% de las secciones electores que habían votado por Josefina Vázquez Mota y por Calderón en las elecciones pasadas.

La gran mayoría de las secciones panistas que no votaron por Anaya decidieron votar por AMLO. Un México sin AMLO, por tanto, sería uno donde probablemente el PAN se recuperaría un poco".

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Tercero, parte del voto obradorista se repartiría también dentro de Morena creando un espacio para definir qué es la 4T. La disputa de la semana pasada entre Batres y Monreal nos dice un poco sobre cómo se vería dicha disputa.

Por un lado, estaría Batres y aliados, representando la izquierda tradicional de lucha y movimiento popular. A esta parte del morenismo le podría costar trabajo negociar y crear acuerdos porque suelen ser más puros. Están casados con sus formas ideológicas y, por ello, les podría costar trabajo ganar elecciones. Conformar comisiones legislativas tampoco es necesariamente su fuerte porque su pureza limita su capacidad de crear alianzas.

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Por otro lado, estarían Monreal y aliados, en representación de la política profesional. Operadores políticos de toda la vida, esta facción de Morena estaría integrada por políticos de la vieja escuela y con amplia experiencia. Individuos que entienden a la política como un juego de alianzas y que tienen muchos menos escrúpulos a la hora de tomar decisiones para ganar el poder.

Estos políticos de peso no necesariamente están afiliados con Morena, sino que lo usaron como un vehículo para ganar el poder. A diferencia de los puros, esta facción sabe ganar elecciones, pero carece de una agenda programática clara".

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Así, un México sin AMLO sería uno donde el PAN y el PRI encontrarían razones para aliarse en contra de las facciones de Morena y el obradorismo. El surgimiento oficial del PRIAN no sería necesariamente exitoso, ya que la retórica de AMLO en contra de la mafia del poder cobraría cara y forma. No queda claro si ambos partidos podrían hacerle frente a dicho estigma.

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Si bien un México con AMLO no es fácil para la democracia mexicana, uno sin él no sería muy fácil. Al paso que vamos, un México sin AMLO sería uno donde los partidos políticos podrían quedar completamente desdibujados. Una democracia sin partidos políticos fuertes puede desmoronarse con mayor rapidez. Más aún, con los partidos fracturados, la posibilidad de que liderazgos extremos y periféricos tomen el poder se vuelve más probable.

Es por ello que, en los próximos cinco años, el reto más importante de la democracia mexicana Será consolidar liderazgos políticos que, sin AMLO, logren mantener la democracia a flote.

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Nota del editor: las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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