#VocesADN: 100 -claroscuros- días de AMLO
Nota del editor: Caleb Ordóñez Talavera (1984) es abogado, comunicador y especialista en Periodismo digital por la Universidad Complutense de Madrid. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
CIUDAD DE MÉXICO, (ADNPolítico) - Sonriente y directo, sudando en aviones comerciales, al igual que deteniendo a su comitiva en alguna carretera para comprar jugo de piña de un campesino que la ofrece a la intemperie; no tiene problema por detenerse en otra carretera, para entrar al baño público de una gasolinera en Coahuila. Parece imparable, con una efervescencia en su imagen que muy pocos presidentes pueden presumir, las encuestas del equipo de investigación Gabinete de Comunicación Estratégica o de Mitofsky lo señalan con aprobación de entre el 70% y el 80%.
OPINIÓN. 100 días de AMLO: altas expectativas, pero complejo panorama
Andrés Manuel López Obrador no se detiene, habla de todos los temas, desde la resurrección de Juan Gabriel hasta temas espinosos como la guerra del huachicol y la Guardia Nacional, omite todo lo que puede, como hablar de Nicolás Maduro. Es tajante en otros temas: su defensa a la cancelación del nuevo aeropuerto, la construcción del Tren Maya o la termoeléctrica en Huexca, temas que “ganó” en consultas ciudadanas que han sido criticadas a más no poder por los métodos poco confiables que utiliza.
OPINIÓN: La evaluación inicial de AMLO
Desde muy temprano, el presidente manda un mensaje que retoman los medios digitales y las redes sociales. Él decide qué se debe debatir en el país. Aunque muchos consideran que rompe con todos los modelos de comunicación y sus ruedas de prensa parecen más un monólogo o un programa de televisión para fortalecer su imagen, sus seguidores insisten en que su liderazgo es gracias a la confianza que le tienen los ciudadanos.
Un día presenta un problema y los días siguientes una amenaza, una nueva frase, un nuevo enemigo del país, una crisis por resolver; siembra dudas y celebra acuerdos o nuevos programas de la llamada cuarta transformación. Apela a la fe, a la buena voluntad, pide que nos portemos bien.
El porqué de la adrenalina
Es presidente de tiempo completo, de eso no hay duda; todos los reflectores y las cámaras están sobre él y parece disfrutarlo. La polémica siempre le ha caído bien. La dinámica imparable de los 100 primeros días de López Obrador tienen un porqué y él, seguramente, tiene claro su relevancia.
OPINIÓN: ¿Qué dice la economía en los primeros 100 días de AMLO?
Históricamente, los primeros 100 días de un gobernante tienen su esencia en 1933. El entonces candidato Franklin Delano Roosevelt prometió una serie de acciones económicas a los estadounidenses, todas ellas tenían que ver con reactivar la dañada economía, Estados Unidos había caído en la peor recesión en 1929, se hacían filas interminables para recibir beneficios de la asistencia pública.
Pero cuando Roosevelt era candidato propuso la estrategia de "new deal", el "nuevo trato", una reingeniería del sistema político, una "nueva transformación" donde se comprometía a que en los primeros 100 días de su gobierno implementaría acciones contundentes que reactivaran la economía. Su éxito fue tal que logró arrasar en las elecciones y al llegar al poder cumplió al revolucionar política y económicamente a su país. A partir de entonces, miles de políticos en el mundo acoplaron este mismo modelo para que sus primeros 100 días brillaran ante el electorado.
Confirmar liderazgo
Los 100 primeros días son fundamentales para conocer el estilo del gobernante y diferenciarlo de otros, quizá por eso es la continua pelea que tiene López Obrador por contrastarse de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón (aunque muchos no entendamos por qué constantemente omite a Enrique Peña Nieto).
Estos días sirven para demostrar y ostentar el mayor nivel de poder e influencia. Es un tema de percepción, de mercadotecnia y de reputación. Son "días de gracia” que le da la ciudadanía para conocerlo, más allá del candidato, como administrador y gobernante. Acentuar o disipar dudas. Los que votaron en su contra pueden cambiar de opinión y los que lo apoyan confirman su respaldo.
OPINIÓN: El “empezar de cero” en un país cansado de la corrupción
AMLO puede presumir el recorte a los salarios de los burócratas y a sus gastos. Haber subido el salario mínimo, crear la comisión de iguala, el apoyo a los ninis, no utilizar el avión presidencial ni ser protegido por el Estado Mayor Presidencial, le ha quitado la pensión a expresidentes y su política social va encaminada a favorecer a personas de la tercera edad, discapacitados, estudiantes y productores del campo. Entre otros que él presentará este 11 de marzo.
¿Se acabará la luna de miel?
Sin embargo, desde hace mucho más de 100 días, México vive un momentum dinámico en cuanto a opinión popular. Aún no se puede detener el debate sobre la cancelación del NAIM, la cancelación de seguros médicos a burócratas, su acercamiento a Elba Esther y el CNTE, la reducción de precio a gasolinas solo en la frontera, el perdón a gobernantes corruptos, la afectación a organismos autónomos como el INEGI, el INE o el poder judicial, el rechazo del EZLN al Tren Maya o el que no regresen a las Fuerzas Armadas a los cuarteles. La gente se interesa sobre la crisis de Venezuela, el rechazo por Nicolás Maduro y su cercanía con el gobierno mexicano. Son temas que la llamada cuarta transformación no ha sabido explicar, ni siquiera comunicar acertadamente.
A pesar que López Obrador tenga el agrado de millones de personas, aún podrían quedar cosas pendientes que debió hacer desde los primeros días. Porque muchas personas que votaron por él esperaban que detuviera los gasolinazos, ver en prisión a políticos tan cínicos como César Duarte, un país más sereno y no con la marea extraordinaria de asesinatos en todo el país. Entre muchos otros problemas que prometió resolver “de inmediato”.
OPINIÓN: Las mujeres en la llamada cuarta transformación
Los primeros 100 días del presidente López Obrador corrieron con claroscuros y polarización, entre insultos y mentadas de madre de opositores y fanáticos; entre incertidumbre y fallas de comunicación por parte de su equipo de gobierno. Quizá porque todo recae en él, muchos creen que nadie puede acercarse a darle un consejo que verdaderamente valore.
Pareciera que el centralismo a su persona y su doctrina política es el afán de todos aquellos que solo le sirven, denotando ligeros pero alarmantes signos de intolerancia a la crítica e incluso autoritarismo. Mientras que para otros, el mensaje sigue siendo esperanzador y estos últimos 100 días han sido los mejores para el país… Así los claroscuros del presidente.
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