Persistencia: la clave de las personas ciegas que estudian inglés en la UNAM

La UNAM tiene su primera generación de estudiantes con ceguera y visión baja. Son 16 personas que buscan derribar otra de las barreras: la exclusión en las aulas.

Jesús Raymundo Ortiz tiene 25 años, cursa el último año de la licenciatura en Derecho en la Facultad de Estudios Superiores Aragón (FES Aragón) y hasta hace un año no avanzaba en uno de los requisitos obligatorios para titularse: acreditar un idioma.

Como miles de universitarios, Raymundo estudiaba inglés en los cursos que imparte su escuela y su lento avance no derivaba de su falta de afición por ese idioma, como él mismo reconoce, sino de que es una persona ciega que tomaba clase con compañeros que no tienen esa condición.

Pero acostumbrado a enfrentar al caótico Estado de México, Raymundo emprendió un nuevo proyecto: iniciar un curso patra personas con discapacidad visual.

“Fui al Centro de Lenguas Extranjeras con el coordinador Victor Andrés García junto a Carlos Favela (responsable de proyectos de inclusión de la FES Aragón) y le propusimos hacer este proyecto para ver cómo me funcionaba, generarlo para las demás personas”, explica el joven estudiante de leyes quien actualmente cursa el noveno semestre de su carrera y el nivel tres de inglés.

La tarea no fue sencilla, según explica Juan Manuel Espinosa, profesor de inglés del Centro de Lenguas Extranjeras: “Antes de que echáramos a correr el proyecto estuvimos investigando si había antecedentes en la UNAM, en México, en otros países y nos encontramos que los intentos era mínimos, había cosas muy pequeñas en Argentina, supimos que hay un centro para discapacidad en la Universidad de Nueva York, pero en realidad material adaptado para el aprendizaje del inglés como tal, apoyado por la Universidad de Oxford u otra editorial fuerte como ella no hay, entonces lo que estamos haciendo es casi inédito”.

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La convocatoria, difundida de voz en voz y en redes sociales, tuvo un gran alcance y el curso dirigido a personas ciegas se amplió a personas con baja visión y no solo de la comunidad universitaria, sino de esta población en general. Y el 19 de agosto pasado, 16 alumnos iniciaron el curso resultado de la adaptación del libro American English File 1 de la editorial Oxford University Press (OUP).

“Se hizo un libro en formato word accesible, nosotros lo revisamos con un lector de pantalla, trae voces del idioma inglés y en la parte visual lo que hizo todo el equipo de trabajo en lugar de poner las imágenes nos ponen una descripción, entonces eso permite que nosotros sepamos qué tenemos que realizar o qué es lo que hay en el libro… cuando hay que responder algo, ellos nos señalizaron con unos asteriscos y eso significa que ahí tenemos que poner la respuesta”, explica Raymundo, quien no forma parte del grupo recién creado, pero apoya la clase y en la que toma de manera personalizada con el profesor Juan Manuel revisa la adaptación de los libros para mejorarla.

La primera generación del curso de inglés para personas ciegas y de visión baja de la FES Aragón.

El proyecto busca que, tras dos años de clases, los alumnos puedan escuchar, hablar, leer y escribir la lengua inglesa y no será el único curso que se imparta, pues se tiene previsto abrir un curso por semestre, empezando desde el próximo año en donde serán integrados quienes no alcanzaron un lugar en esta ocasión, de acuerdo con Carlos Favela, responsable de proyectos de inclusión de la FES-Aragón, quien reconoce que “no esperaban una respuesta de esa magnitud”.

“Anteriormente, lo que se hacía era trabajar con los alumnos y simplemente desarrollar la habilidad oral y no trabajaban las otras… en cambio, este curso adaptado describe imágenes, permite que los alumnos escriban, deletreen, que aprendan el inglés en sus cuatro habilidades, lo cual es mucho mejor para un alumno que va a salir al mercado laboral y que va a utilizar el inglés”, explica el profesor Juan Manuel.

El maestro admite que el proyecto ha sido todo un reto, pues en un principio no tenía la cultura de cómo tratar a alumnos con estas condiciones:

“Ahora, obviamente, con la preparación que he tenido, la experiencia, sé que hay ciertas cosas que hay que hacer en lugar de otras que simplemente las hacía porque eran inspiradas: obviamente, hay que hacer que los alumnos reconozcan el entorno, hay que guiarlos, hay que dejarlos que reconozcan el ambiente. Una de las cosas que siempre siempre se me olvidaba hacer era llamarlos al lugar a donde nos íbamos a mover o avisar que me salía del salón de clases, es algo que los alumnos visuales notan de inmediato, pero una persona con discapacidad visual no siempre; entonces, hay que oralizar muchas cosas, muchísimas”, detalla.

Los alumnos

De lunes a viernes, Liliana Nolasco Álvarez viaja desde su casa ubicada en La Lagunilla, alcaldía capitalina de Cuauhtémoc, a la FES Aragón, donde este año inició sus estudios en Economía a tres años de haber terminado el bachillerato en el sistema abierto.

Lili es una persona ciega y para poder continuar sus estudios primero tuvo que librar una batalla en su casa luego de 15 años de ausentarse de las aulas.

“Yo siempre quise, pero luego no tenía mucho apoyo de mi familia y pues un día dije ‘me voy yo sola, si no quieren que me les vaya, me les escapo’ y me decidí: fui a la escuela abierta y empecé a hacerlo, yo no quería quedarme hasta ahí e hice el intento para entrar aquí y pues lo logré”, recuerda.

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Aunque la primera batalla la ganó, ahora se enfoca en librar los retos que le presenta estudiar Economía.

“Es una carrera difícil para una persona invidente por tantas gráficas, tantas matemáticas… hay mucho material que nos proporcionan en pdf y no hay accesibilidad para él”, resalta a la vez que agradece que sus profesores “ponen de su parte”:

“He tenido suerte y he tenido bastante apoyo, mis maestros están tomando medidas y en lugar de enviarlos en pdf los envían en word (para que el lector de pantalla lo pueda descifrar)”.

Lili distribuye sus días entre sus classe de Economía, inglés y ábaco.

La accesibilidad de los materiales es algo que Ivette Fernández también resalta.

“Yo ya había estudiado inglés anteriormente y pese a que llegué a nivel cinco me fue muy difícil, no hay accesibilidad, los maestros a veces son insensibles. Lo que he encontrado aquí me ha gustado, pese a que voy a repetir desde nivel básico, no importa”, asegura la estudiante de Teología que también aspira a convertirse en maestra de inglés.

“En otros cursos te dicen ‘no, es que no podemos porque todo es muy visual’, ‘no se puede’, ‘cómo puedes tú hacerlo’, ‘nosotros no podemos ayudarte’, ‘no, es que es eres ciego y aquí usamos las computadoras’. No te dan ninguna oportunidad y los que te la dan lo hacen muy visual y si puedes agarrar el hilo de la clase pues bien, si no te dejan… aquí sí es muy inclusivo”, explica Ivette Sandra
Ramos, quien divide su tiempo entre su trabajo en masoterapia y sus cursos de teatro e inglés.

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Aprender el idioma permitirá a Jorge Luis Galindo concluir una materia que debe en el bachillerato y dar un paso más en su intención de convertirse en pedagogo y cada lunes, miércoles y viernes viaja desde Tlalnepantla para tomar sus clases.

Y aunque resalta que para una persona ciega es difícil viajar considera también que es cuestión de “que las personas se vayan adaptando a ese caos, a tanta gente, tanto ruido porque la ciudad va seguir siendo caótica y a la vez una de las ciudades más accesibles para poder transitar”.

Jorge resalta que pese a que la inclusión es un tema de moda no se dan pasos para que no queden en los discursos.

"Se habla tanto de inclusión y en dónde queda, solo quedará en la parte teórica o se va a implementar… Queremos ser competitivos ante la sociedad y no nada más en talleres especiales para personas con discapacidad sino en un taller, en un curso, en una escuela, en donde estés siendo educado de la misma manera que una persona que no tiene una discapacidad”, expone.

Raymundo coincide en que la discriminación es una constante en las escuelas. Aunque no solo en esos espacios, el 58.3% de las personas con discapacidad afirmaron haber sido discriminadas por su condición y el 24.5% de la población mexicana considera que “las personas con discapacidad son de poca ayuda en el trabajo”, de acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2018).

“No somos personas enfermas o que les vamos a pegar alguna enfermedad, podemos trabajar igual que cualquier persona si se nos dan las herramientas y que pierdan ese miedo, que se den la oportunidad de trabajar con nosotros, no los vamos a defraudar”, concluye el futuro abogado.