Presidencia de AMLO exhibe (otra vez) lujos del avión presidencial

El avión “José María Morelos y Pavón” cuenta con un habitación para el presidente con cama king size, caminadora, asientos reclinables y sistema individual de entrenamiento.

Al igual que hace poco más cuatro años, el avión presidencial “José María Morelos y Pavón” volvió a ser el centro de atención de reporteros, fotógrafos, y funcionarios, solo que a diferencia de 2016, cuando se presumía la nueva aeronave que sustituiría al Boeing 757 “Presidente Benito Juárez”, este lunes 27 de julio, se le mostró como símbolo de lujo, exceso, derroche, ostentación y del mal gobierno.

“¿Eso es lujoso?”, se preguntaron varios representantes de medios de comunicación luego de recorrer por alrededor de 10 minutos la aeronave que regresó a suelo mexicano el pasado miércoles.

“Yo no vi ni detalles en oro, mármol o algo realmente lujoso”, comentaban entre sí algunos de los periodistas que habían escuchado por meses hablar al presidente López Obrador del tan ostentoso avión presidencial.

Uno de los integrantes de las Fuerzas Armadas, Antonio Bravo, incluso preguntó: “¿Les parece un exceso que cuente con una cama king size? Se trata de que el titular del poder ejecutivo llegue fresco a cualquier país del mundo”.

Cumple su palabra y no se sube

El TP01 llegó a territorio mexicano el miércoles 22 de julio, luego de haber permanecido 19 meses en el aeropuerto de Victorville, California, a donde fue enviado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien desde antes de ganar la contienda del 1 de julio de 2018 prometió vender la aeronave y no subirse porque ello representaba un insulto para los mexicanos.

En su conferencia de prensa se le pidió una frase para describir el avión que tenía a sus espaldas.

-“Ostentación”, respondió.

-¿No se va a subir?, se le preguntó.

-“No” , afirmó y en cuanto terminó su conferencia, se fue.

La exhibición de lo que calificaron como "los lujos y derroches" del pasado, se la dejó a su vocero presidencial y a miembros de la Sedena.

La reaparición del avión presidencial

Estacionado en un hangar que costó 1,000 millones de pesos, el presidente cuestionó hasta el nombre del TP01: “José María Morelos y Pavón”. “Le hubieran puesto Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Anna, de Porfirio Díaz, de Carlos Salinas de Gortari porque tendría más apego a la realidad”, criticó esta mañana el presidente López Obrador.

En dos años y nueve meses en el aire, el José María Morelos y Pavón realizó 122 giras nacionales y 36 internacionales, su última fue a Argentina, donde el mandatario mexicano asistió a la cumbre del G-20 en Buenos Aires.

A 18 meses de su último vuelo, elementos de la Presidencia de la República organizaron grupos de 10 periodistas nacionales, internacionales y youtubers para que ingresaran al avión valuado por la ONU en 2,500 millones de dólares. Los primeros en ingresar fueron los fotógrafos, que en un clic querían capturar el lujo y el derroche.

Las comodidades para el presidente

Al interior de la aeronave se aprecia una sala de juntas, donde el titular del Ejecutivo Federal podía realizar juntas con los miembros de su gabinete. Pasos más adelante está el asiento del presidente.

Se trata de un sillón forrado con una funda verde con un escudo nacional bordado, era el asiento que ocupó por casi tres años Enrique Peña Nieto cuando recorrió el país y varias naciones del mundo. Atrás hay un escudo luminoso con la leyenda “Poder Ejecutivo, avión presidencial”.

Justo en esta cabina, la presidencial, es donde se concentran los lujos que recrimina el actual mandatario: una habitación con baño propio, una cama king size, un clóset, baúles. A unos pasos hay una caminadora y otra pequeña sala de juntas.

En todos los pasillos hay espacios destinados a maleteros y estantes para colocar sacos y paraguas.

La tercera cabina era donde solía viajar la comitiva que acompañaba al presidente y los representantes de los medios de comunicación. Este espacio tiene capacidad hasta para 42 pasajeros, de los 80 que puede transportar esta aeronave.

Este Boeing 787-8 cuenta con capacidad de volar hasta 14 horas y media, a una velocidad de 912 kilómetros por hora, por lo que sin necesidad de realizar alguna escala, puede llegar al continente europeo.

En México continúa su proceso de venta; actualmente, hay dos interesados en comprarlo, uno de ellos pagó un adelanto de un millón de dólares. También se mantiene la rifa alusiva al avión presidencial y se realizará el próximo 15 de septiembre.