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Si AMLO se va de cuarentena por COVID, Sánchez Cordero asumiría la Presidencia

Aunque así lo establece el artículo 85 de la Constitución es poco probable que el presidente se separe de su cargo porque no quiere ceder espacios a la oposición, consideran politólogos.
dom 24 enero 2021 08:30 PM
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, y Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, durante la conferencia.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador diera positivo al COVID-19, es muy poco probable que se aísle o pida licencia al cargo para enfrentar la cuarentena.

Nota del editor: esta nota fue publicada originalmente el 2 de abril cuando se registraron los primeros contagios de COVID-19 entre políticos que habían mantenido contacto con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Por su relevancia se retoma este día.

Una pregunta circuló en días pasados a raíz de la confirmación de que dos gobernadores, los de Tabasco e Hidalgo, dieron positivo a la prueba de coronavirus y que, previamente, sostuvieron reuniones con el presidente Andrés Manuel López Obrador: ¿qué pasa si el presidente se tiene que resguardar en cuarentena? La ley tiene la respuesta y los especialistas la forma en que se prevé aplicarla.

“Cuando el presidente solicite licencia para separarse del cargo hasta por sesenta días naturales, una vez autorizada por el Congreso, el Secretario de Gobernación asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo”, así es como el artículo 85 de la Constitución Política explica la manera en se deberá actuar si el titular del Ejecutivo se ausenta de su responsabilidad pública.

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Sin embargo, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador diera positivo al COVID-19, es muy poco probable que se aísle o pida licencia al cargo para enfrentar la cuarentena porque, además de que el mandatario está acostumbrado a recorrer el país y a imponer la agenda pública, no está dispuesto a ceder espacios a la oposición, refieren politólogos consultados.

El presidente de la República ha presumido que goza de buena salud física. Y pese a que en los últimos días se reunió con los gobernadores de Hidalgo, Omar Fayad, y el de Tabasco, Adán Augusto López, quienes dieron positivo a coronavirus, ha asegurado que solo se hará la prueba si presenta síntomas y ha advertido que no se aislará socialmente como lo quieren sus adversarios políticos.

"Los conservadores quieren que me aísle. Imagínense, no habría conducción o sí, habría conducción de ellos porque en política no hay vacíos de poder, los vacíos se llenan, y eso es lo que ellos quieren, quieren un vacío para que se apoderen ellos de la conducción política del país, de manera irresponsable", aseguró el pasado domingo en Culiacán, Sinaloa.

Tanto ha sido su optimismo de que no se contagiará de COVID-19 que hace unos días durante su conferencia matutina presentó sus “detentes”, unos escapularios religiosos católicos que son su amuleto contra las adversidades.

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Para politólogos consultados, aunque el presidente López Obrador fuera confirmado con coronavirus, difícilmente lo haría público, a menos que síntomas como tos seca, y fiebre lo delataran, pues reconocer que es uno de los cientos de casos confirmados en México sería un símbolo de debilidad.

Édgar Ortiz Arellano, académico de la UNAM y analista político, refirió que pocas veces en la historia de México la salud de los gobernantes trasciende a la vida pública, uno de los casos fue el del expresidente Adolfo López Mateos, quien padeció un derrame cerebral, por lo que tuvo que dejar a cargo de la conducción del país a su secretario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz, pero eso se supo al pasar los años.

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En el caso del presidente López Obrador consideró que es complicado que se haga público si llega a padecer COVID-19 porque sería una señal de debilidad y razón para reclamos de la oposición por su actitud poco responsable al no seguir las medidas de sana distancia recomendadas por su propio gabinete de salud.

Lo que sí se prevé, dijo, es que difícilmente el presidente se va a someter a la cuarentena o al aislamiento.

Más allá de la salud, al presidente le preocupa el impacto económico que provocará la epidemia y el segundo el costo político que le representará a su administración y a las elecciones del próximo año. En cualquier escenario en el que pudiese caer enfermo, las acciones que tomará estarán en función de estas dos variables”.

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Además, planteó que la enfermedad del presidente podría ser un espacio para la oposición para mostrarlo como un Ejecutivo débil.

“La posibilidad de que el presidente enferme generaría inestabilidad política y económica. Al ser un régimen presidencial, el presidente es un factor importantísimo en todos los ámbitos del país”, comentó.

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Precisó que en caso de que el mandatario decidiera ausentarse, el artículo 84 de la Constitución señala que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, debería ser quien asuma la conducción del país.

Sin embargo, dijo, eso se ve un poco complicado porque la única unidad que hay entre los morenistas es hacia López Obrador.

“No hay cohesión de grupo, ni veo posibilidades de acuerdo, por lo que en quien veo más capacidad por la experiencia, por la presencia mediática, por la fuerza política y por la presencia internacional, sería el canciller Marcelo Ebrard”, destacó.

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Aun con COVID-19, permanecerá activo

Para el analista político y académico de la Universidad Iberoamericana de Puebla, Juan Luis Hernández, el presidente de la República, aún enfermo, no cederá el espacio público ni mediático, porque hacerlo puede representar una oportunidad para sus adversarios políticos.

“Éste es un buen espacio para ser oposición y para recuperar terreno. La oposición ha encontrado una gran oportunidad para hacerse presente, para ser oposición y para hacer ruido y sí lo han logrado en alguna medida. Han logrado arrebatarle una narrativa al presidente y sí han logrado plantear dudas respecto el liderazgo político de López Obrador en la forma de esta gestión y por la banalización que ha hecho en su discurso sobre la epidemia”, afirmó.

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Además, dijo, que, por su perfil político, es complicado que presidente López Obrador se mantenga fuera del escenario público, pues está acostumbrado a imponer la agenda, y aunque sea vía las redes sociales, buscará estar presente.

Por su parte, el analista político y profesor visitante en el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego, Víctor Alejandro Espinoza, si el presidente diera positivo al COVID-19, seguramente continuaría trabajando como hasta ahora lo están realizando los gobernadores de Hidalgo y Tabasco.

“Conociendo al presidente si diera positivo, él seguirá mandando mensajes en la medida de sus posibilidades, pero si tuviera que desconectarse totalmente de su actividad de gobernanza tendría que procederse a lo que establece el artículo 84 de la constitución”, indicó.

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