#Crónica | La primera y maratónica jornada de AMLO en Palacio Nacional
CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- El presidente le ganó al sol de la mañana en su primer día de trabajo. Concluyó labores 13 horas después, ya entrada la noche.
Andrés Manuel López Obrador llegó este lunes a las 5:47 a Palacio Nacional, donde dos integrantes de la Policía Militar abrieron las puertas y sonaron las cornetas, y se fue hasta las 18:53, cuando la oscuridad ya dominaba el Zócalo de la ciudad, en una muestra del ritmo que promete imprimir a sus jornadas durante todo su mandato.
Por la mañana, para cuando el primer rayo del sol llegó a la capital —a las 6:55—, el mandatario ya estaba a más de la mitad de su primera reunión de seguridad. Momentos después, pondría en duda las cifras que recoge el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el organismo hasta ahora encargado de contabilizar los delitos en el país.
En sus palabras, el presidente necesita tener datos confiables en esta materia todos los días antes de que canten los gallos, cuando en el Zócalo aún no han llegado las bicicletas a vender tamales, el Metrobús lleva asientos vacíos y apenas hay bultos de periódicos envueltos en las banquetas y algunos barrenderos limpiando la plancha.
“El propósito es tener una fuente confiable para poder saber el comportamiento de los delitos cometidos en el país en las últimas 24 horas. El informe va a tener esa característica, poderles decir cuántos homicidios diarios, cuántos robos a vehículos, denuncias por secuestro, robos a casa habitación, robos a transporte, en fin, todos los delitos cometidos”, dijo el recién estrenado mandatario en su primera rueda de prensa mañanera.
En la tarima, lo flanquearon por la derecha la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el secretario de la Defensa Nacional, Luis Sandoval, quien no se aguantó la risa cuando el mandatario revivió su chiste sobre el “embrujamiento” de Los Pinos, la ya excasa presidencial, y la limpia que la ciudadanía le está dando con sus visitas. Del otro lado, a la izquierda del fundador de Morena, escuchaban también el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo; el encargado de despacho de la PGR, Alejandro Gertz Manero, y Rafael Ojeda, secretario de Marina.
“¿Cómo empezamos? Bien. Tengo las riendas del poder en las manos”, lanzó como colofón de esta primera rueda de prensa como jefe de Estado.
“Hay gobierno en México. Y es un gobierno para darle seguridad y protección a los mexicanos, para que se mantenga la esperanza, que la expectativa que hay de cambios se va a convertir en realidad”, insistió.
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En seguridad, además, dijo tener buenas noticias. Según un informe oficial que citó, en sus dos primeros días de gobierno —sábado 1 y domingo 2 de diciembre— se registró un promedio diario de 50 asesinatos , menos que los 66 que se promediaron al final del mandato de su antecesor, Enrique Peña Nieto.
Momentos más tarde, pasadas las 10:00 de la mañana, López Obrador se estrenó en el oficio de firmar decretos con aquel que forma la Comisión de la Verdad para el Caso Ayotzinapa, una instancia que se comprometió a crear durante la pasada campaña.
En la ceremonia de la firma, María Martínez Zeferino, madre de uno de los 43 jóvenes desaparecidos desde septiembre de 2014, llevaba dibujada en el pecho la raya de un electrocardiograma que trazaba un 43 y un corazón. En su turno al micrófono, la mujer agradeció al presidente por este decreto, pues —dijo— les da esperanzas para que se resuelva el crimen.
“Usted nos puso el ejemplo de que el que persevera alcanza. Usted no se rindió. Nosotros le pedimos también que camine con nosotros. Usted es un ejemplo de que hay que seguir luchando”, señaló la mamá del normalista Miguel Ángel Hernández.
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Al final, los padres de los estudiantes de Ayotzinapa se tomaron una foto con el presidente y otros funcionarios, una postal que marca el inicio de una nueva búsqueda de los jóvenes, así como de verdad y de justicia para un crimen que marcó el sexenio pasado.
Esta mañana, las familias de los normalistas y López Obrador tuvieron algo en común: encontrarse en Palacio Nacional, desde donde el político de izquierda comienza un sexenio que —en sus palabras— aspira a “transformar” a México.