#Crónica| Y los letreros de "prohibido el paso" cayeron en Los Pinos

Luego de ser la residencia oficial de 14 presidentes de México Los Pinos abrieron sus puertas a la ciudadanía, más de 25,000 acudieron el primer día a conocer los secretos de esta casa.
Hay dos accesos al recinto: uno en Parque Lira y otro en el bosque de Chapultepec. (Foto: Ignacio Ponce)

CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- Son las 9:55 de la mañana y de la reja verde cuelga una advertencia: “Prohibido el paso”. Está colocada justo a la altura de los ojos de los visitantes, para que la vean y no intenten ingresar a la Residencia Oficial de Los Pinos. Ahí, donde vivieron 14 presidentes de México, sólo entra personal autorizado, no cualquier persona.

Pero en los próximos cinco minutos esto va a cambiar. Andrés Manuel López Obrador prometió, desde 2004, que si ganaba la presidencia, no viviría en Los Pinos. Al contrario, convertiría la residencia en un espacio de cultura abierto al público. Por eso, este 1 de diciembre —día en que toma protesta como mandatario del país— la gente espera a que se abran las puertas. Aunque la advertencia siga frente a sus ojos y la Policía Militar vigile su cumplimiento.

Hay un ambiente festivo. “¡Es un honor estar con Obrador! ¡Presidente, presidente! ¡Viva la cuarta transformación”, corean las más de 70 personas que están formadas en la fila para ingresar al recinto. Los gritos son orquestados por José Manuel Gutiérrez, quien porta una máscara de plástico de López Obrador.

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Casi cuatro minutos después, dos policías militares con trajes camuflajeados verdes se acercan a la reja con un objetivo: arrancar la señalética que prohíbe el paso. Lo hacen con fuerza, lo quitan con las manos. El júbilo reina. “¡Sí se pudo, sí se pudo! ¡Los Pinos para el pueblo!”, dicen a gritos. Ya falta menos para que la puerta se abra.

“Diez, nueve, ocho, siete, seis…” Las personas agitan el brazo en señal de victoria. “Cinco, cuatro, tres, dos, uno…” Dos mujeres de la policía militar, con boina verde y guantes blancos, abren la reja.

Son las 10:00 de la mañana y el primero que entra por la puerta del Bosque de Chapultepec es Manuel Zárate, un mexicano que llegó de McAllen, Texas, y pasó la noche en el área para ser el primero en entrar. Lo logró. Apenas cruza la reja y los detectores de metales se arrodilla y besa el suelo. “(Me siento) muy bien recuperando algo que nos pertenece”, dice. Tras él, decenas de personas entran -algunas corriendo, otras caminando- y lo primero que hacen es tomar una selfie.

“Así lo recibimos”, la frase que marca la nueva era de Los Pinos

Un vacío inunda la Casa Miguel Alemán que albergó la recámara presidencial, el búnker, las recámaras familiares y la oficina presidencial de los últimos mandatarios del país. La sensación no sólo es porque la casa está deshabitada, sino porque está vacía. Y a pesar de ello es la que más visitantes atrae.

¿De verdad así dejó la casa el ex presidente Peña Nieto? El personal del ahora recinto cultural asegura que sí. Y el coordinador de comunicación, Antonio Marvel, lo confirma. Explica que recibieron la casa la noche del viernes y sólo les dio tiempo de instalar algunas fichas informativas, así como delimitar las áreas públicas.

“Mira estas ojeras”, bromea. “Y sí, esto así estaba, por eso las cédulas dicen: “Así lo recibimos”.

Unas cuantas cortinas, algunos floreros con orquídeas blancas, plantas, velas decorativas, aromatizantes eléctricos aún conectados y una caja de Kleenex son algunas de las cosas que se encontraron en las estancias.
Aunque los salones ocupados para visitas oficiales, las bibliotecas y las oficinas sí tienen un poco más de elementos, muebles de madera, sillones, libros principalmente de Derecho y cojines. Lo mismo ocurre en todos los espacios abiertos al público.

La ofician presidencial, donde hace cuatro días Peña Nieto se fotografió, fue una de las salas más concurridas de Los Pinos.

De espalda a los ex presidentes

“Si me piden que exprese con una frase el plan del nuevo gobierno respondo: acabar con la corrupción y la impunidad”, dice en la pantalla Andrés Manuel López Obrador, que porta la banda presidencial en el pecho. Los espectadores aplauden la frase.

Una de las actividades que la Secretaría de Cultura —que estará a cargo de la gestión del recinto— organizó como parte de la apertura a la ciudadanía fue instalar una pantalla en los jardines de la residencia, para que los asistentes siguieran el mensaje que el nuevo presidente daría en el Congreso de la Unión, donde recibiría de manos de Peña Nieto la banda presidencial.

Así lo hicieron. Tumbados en el piso, sentados en algunas de las sillas o de pie dando la espalda a las esculturas de los ex presidentes estuvieron pendientes. Cada que mencionaba frases como el fin de la reforma educativa, la baja a los precios de la gasolina, su compromiso a no robar y el aumento de los sueldos recibía ovaciones.

“Mira a Peña, mira a Peña, está que se lo lleva la 'chingada'. Y nosotros felices porque ya no sea nuestro presidente”, dice a su pareja una de las seguidoras del mensaje, mientras celebra con los pulgares arriba.

Pese a eso, la escultura de Peña Nieto en la Calzada de los Presidentes es la que más espectadores tiene durante esta apertura. Hay una fila de personas que esperan su turno para tomarse una selfie con la figura del ex presidente en la era de la Cuarta Transformación.