La Ciudad de México fue el corazón de la fiesta y la vorágine constructiva de la época le dio el cariz y traza que hasta el día de hoy conservan la mayoría de sus edificios, avenidas, monumentos y espacios públicos.
La Comisión ofreció un programa diario de los eventos que se realizarían, además, los actos cívicos, desfiles y eventos públicos fueron anunciados en periódicos y en carteles en las calles.
Se invitó a adornar las fachadas de las casas, edificios gubernamentales y establecimientos mercantiles con motivos patriotas, como listones, medallones, banderas, pendones con las efigies de los héroes de la patria , etc.
El presidente Díaz ajustó la fecha independista para que el núcleo de la fiesta fuera el 15 de septiembre de 1910 , que coincidía con su cumpleaños 80.
Según las crónicas de la época, ese día los eventos empezaron temprano: espectáculos públicos, funciones populares de teatro, corridas de toros, entrega de juguetes y despensas en el primer cuadro de la Ciudad de México.