Cierre de escuelas por COVID-19 tendrá un impacto de 1.5% del PIB

El Panorama de la Educación 2020 de la OCDE prevé impactos en las economías por el cierre de escuelas. En México, el mayor desafío será mantener sana distancia en las aulas.
De acuerdo con la OCDE, cada semana de cierre de las escuelas representa cerca de 20 horas de tiempo de enseñanza obligatoria en el nivel primario y 29 horas de tiempo de enseñanza obligatoria en secundaria.

El cierre de las escuelas por la epidemia de COVID-19, equivalente a un tercio del año escolar, conducirá una pérdida de habilidades de las personas en su productividad, que podría ser de 1.5% del PIB de los países, de acuerdo con el informe “El Impacto de COVID-19 en la educación”, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

El documento derivado del reporte Panorama de la Educación 2020, señala que si las escuelas se tardan en volver a sus niveles anteriores, las pérdidas de crecimiento serían proporcionalmente mayores. En contraste, de acuerdo con la evidencia de otras pandemias, el cierre de las escuelas, solo reduce 15% las infecciones.

Para la reapertura de las escuelas en el contexto de la pandemia, la OCDE señala que depende de la capacidad de mantener una distancia segura de 1 a 2 metros de distancia entre alumnos y personal, lo que para los países de menor tamaño puede ser más fácil que para lugares como México, donde el tamaño promedio de las clases en la educación primaria es de 25 alumnos en las instituciones públicas. Esta cifra, supera el promedio de la OCDE que es de 21 alumnos, y este margen es aún mayor en secundaria.

Por ello, el mantener una separación adecuada en las aulas es el reto más importante que la Organización ve para México. “Mantener una distancia segura en las aulas en medio de la pandemia de COVID-19 será un desafío en México, con 27 estudiantes por clase en el nivel secundario inferior, en comparación con el promedio de 23 estudiantes en los países que pertenecen a la OCDE”, señala en la ficha correspondiente al país.

No obstante, expone que reducir el tamaño de las clases puede depender de otros factores, como el espacio físico, la disponibilidad de salones y personal, así como de las decisiones de los alumnos y el personal.

De acuerdo con el informe, hasta finales de junio, el país había sufrido 14 semanas de cierres efectivos de escuelas, duración similar al promedio de los países que pertenecen a la OCDE. Cada semana de cierre de las escuelas representa cerca de 20 horas de tiempo de enseñanza obligatoria en el nivel primario y 29 horas de tiempo de enseñanza obligatoria en secundaria.

El impacto en los recursos para la educación

La OCDE plantea que el desafío no termina con la crisis inmediata, sino que es probable que el gasto en educación se vea comprometido en los próximos años, debido a que los recursos se destinarán a salud y bienestar social, lo que significa que el gasto público para la educación a largo plazo, está en riesgo. Pero no solo esa, también el financiamiento privado se verá reducido debido a la débil economía y el aumento del desempleo.

“Aunque existe incertidumbre acerca de las probables repercusiones generales de la pandemia del COVID-19 con respecto al gasto en educación, el financiamiento público de la educación puede estancarse o disminuir a medida que se inyectan fondos gubernamentales en la economía y en el sector de la salud”, advierte el estudio.

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De acuerdo con el reporte para México, en el 2017, el gasto público en educación primaria y superior como proporción del gasto gubernamental en México fue del 15%, lo cual es superior al promedio de la OCDE del 11%.

No obstante, México gastó menos por estudiante de tiempo completo que la mayoría de los demás países de la OCDE. En 2017, se invirtieron 3,320 dólares (71,741 pesos aproximadamente) por estudiante en instituciones de educación primaria a superior, en comparación con el promedio de 11,231 dólares (242,688 pesos) en otros países.

El gasto por estudiante en México fue menor que el promedio de la OCDE, aunque la aportación gubernamental es mayor que en otros países.

Los estragos a futuro

Siendo que las personas que tienen un nivel de educación más bajo son las más vulnerables, con el aumento del desempleo por la crisis económica derivada de la pandemia, resultarán más afectados, como ya se ha visto en estos meses, ya que son quienes menos probabilidades tiene de beneficiarse del trabajo a distancia.

El reporte señala que después de la crisis financiera del 2008, el desempleo en los adultos jóvenes que no tenían educación media superior en México aumentó 1.8 puntos porcentuales entre el 2008 y el 2009, en comparación con 1.4 puntos porcentuales entre los que tenían educación superior.

De acuerdo con la OCDE, en el 2019, antes de que se produjera la pandemia, el 3% de los adultos jóvenes que tenían un nivel de educación inferior al medio superior en México estaban desempleados, en comparación con el 6% de los jóvenes de 25 a 34 años que tenían educación superior.

“Los jóvenes pueden encontrar obstáculos para formar parte del mercado laboral cuando cambian de la escuela al trabajo, pero tener un mayor nivel educativo aumenta sus probabilidades de conseguir un empleo y se asocia con ganar mayores ingresos”, dice el informe.

En promedio, en los países que pertenecen a la OCDE, la tasa de empleo en el 2019 era de:

  • 61% para los jóvenes de 25 a 34 años de edad que no tenían educación media superior
  • 78% para los que habían alcanzado el nivel más alto de educación media
  • 85% para los que tenían educación superior.

En México, las proporciones son las siguientes:

  • 67% para los que no han cursado la educación media superior.
  • 72% para los que sí la han cursado.
  • 81% para los que han cursado la educación superior.

De tal manera que el hecho de poseer un título de educación superior, supone una ventaja considerable en cuestión de ingresos para la mayoría de los países que pertenecen a la OCDE y en los países asociados.

La epidemia generó múltiples efectos en la educación que van desde el rezago hasta el costo económico por el cierre de las escuelas.

En México, en 2018, los jóvenes que tenían entre 25 y 64 años de edad, y que tenían un título de estudios superiores e ingresos procedentes de un empleo de tiempo completo durante todo el año, ganaron un 58% más que las personas que trabajaron tiempo completo durante todo el año y que tenían educación media superior, en comparación con el 54% promedio en los países miembros de la OCDE.