Además de 56,000 fallecimientos, la pandemia de COVID-19 ha costado millones de empleos formales e informales en México y, con ello, ha hecho que al menos uno de cada tres hogares del país sufra una reducción del 50% en sus ingresos, de acuerdo con Acción Ciudadana Frente a la Pobreza .
La agrupación, que reúne a más de 60 organizaciones civiles, presentó este lunes en una videoconferencia los resultados de su encuesta sobre los efectos del COVID-19 en el bienestar de los hogares.
Los resultados corresponden a junio y julio, cuando se inició la transición a la "nueva normalidad", y tomaron en cuenta cuatro indicadores: empleo, ingreso, salud mental y acceso a la alimentación.
Graciela Teruel, directora del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social (Equide), de la Ibero, indicó que desde el inicio de la "nueva normalidad" se observa una recuperación gradual de los niveles de ocupación, pero no de ingresos.
Uno de cada tres hogares señaló que sus ingresos se han visto reducidos hasta en 50%. A esto se suma que 27.2% de los encuestados reportó que algún integrante de su familia perdió su empleo o fuente de ingreso.
Es importante la recuperación en los niveles de empleo, pero no se ve una mejora en los ingresos en los hogares".
Según la encuesta, en mayo se registró el mayor porcentaje de desempleo, 14.6%, y para julio se redujo a 8.3%. Es decir, en mayo hubo 8.4 millones de personas sin trabajo, y actualmente se estiman 4.4 millones.
Sin embargo, la recuperación se ha dado principalmente en el sector informal, cuya tasa de desocupación pasó de 18.4% en mayo a 8.9% en julio, mientras que la del sector formal pasó de 10.3 a 7.5%.
Otro dato que destaca es que los hogares con seguridad alimentaria han disminuido mes a mes desde que inició la emergencia sanitaria: en abril era 38.9% y para julio bajó a 27.2%. Los hogares con menor cantidad y calidad de alimentos por falta de recursos económicos se mantienen en 30%.
Esto va de la mano con los apoyos sociales del gobierno federal. A pesar de en julio subió a 39% el porcentaje de hogares beneficiarios, todavía hay un número significativo en condiciones de pobreza sin ese acceso.
"(La población más vulnerable) tiene menos recursos, menos ingresos y menos seguridad alimentaria. No alcanza para satisfacer los mínimos alimentarios, y es un dato agobiante", dijo Mauricio Merino, coordinador general de la organización Nosotrxs.
En marzo, cuando se declaró la Jornada Nacional de Sana Distancia, la Secretaría de Salud alertó de los riesgos a la salud mental por permanecer "encerrados" durante un largo periodo. Sin embargo, el hallazgo de Acción Ciudadana muestra otra realidad.
Mas de 30% de la población presenta síntomas severos de ansiedad y depresión aun en la "nueva normalidad", y las mayores prevalencias se observan en poblaciones de bajo nivel socioeconómico, que son las que difícilmente pueden acceder a atención psicológica.
La afectación a la salud mental sigue muy superior en los hogares de menor nivel socioeconómico".
Para Merino, esto se traduce a que los empleados informales son quienes se han visto obligados a salir a trabajar pese al riesgo de contagio, lo que incrementa el temor, la ansiedad y la depresión, pues además no están obteniendo los ingresos necesarios.
"Gente que no tiene ya los ingresos suficientes está obligada a salir a trabajar, y eso disminuye el nivel de desempleo, pero incrementa su ansiedad", expuso.
Merino destacó que los datos de la encuesta confirman que es necesario mitigar la desigualdad en México y que el Estado implemente un ingreso vitar de emergencia.
"¿Qué estamos haciendo frente a este escenario? Estos datos nos confirman que es necesario mitigar la desigualdad. Con lo que se ha hecho no basta ni sobra. Hemos insistido en que el Estado establezca un ingreso vital de emergencia", dijo.
