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“El único sistema de justicia que existe en México es criminalizar a la víctima”

El escritor y periodista Imanol Caneyada habla sobre su novela '49 cruces blancas', un viaje a las zonas más oscuras de la tragedia que ocurrió en la guardería ABC de Hermosillo en junio de 2009.
dom 09 septiembre 2018 07:00 AM
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Imanol Caneyada no ha dejado de estar cerca de los sucesos que se han desprendido del incendio de la guardería ABC.

CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico) - Hace nueve años, cuando Imanol Caneyada se disponía a festejar su cumpleaños, recibió una llamada que lo llevó a la colonia Y Griega de Hermosillo, Sonora. Era 5 de junio de 2009 y estaba por presenciar una de las mayores tragedias que han cimbrado a un país acostumbrado a enfrentarse con el dolor de la sinrazón.

Desde entonces, este escritor y periodista nacido hace 50 años en San Sebastián, España, no he dejado de estar cerca de los sucesos que se han desprendido del incendio que acabó con el futuro de 49 niños y que marcó de por vida el de más de 100.

En estos nueve años, Caneyada se ha acercado al caso como ciudadano, reportero y más recientemente como autor de 49 cruces blancas, una novela negra editada por Planeta que se vale de las características de este género para explorar y sumergirse en las zonas más oscuras de esta tragedia.

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Caneyada utiliza la voz de su personaje principal, Pepe Pitic, un hombre cínico, desvergonzado y ajeno a la tragedia, para profundizar en una de las líneas de investigación que —a su decir— no ha sido agotada pese a la incertidumbre que ha generado: la posible intencionalidad del incendio en la bodega del gobierno de Sonora que se propagó a la guardería ABC.

Cómo podemos cerrar una herida cuando la principal responsabilidad de la autoridad, que era establecer una verdad jurídica, en la que no hubiera un resquicio para la duda, no se llevó a cabo. Es imposible cerrar heridas cuando no se dan estos procesos que garanticen una verdad jurídica que ayude a las víctimas a llevar su duelo y a tener un cierto consuelo”, advierte.

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Su relato también se adentra a otros mensajes. Uno de ellos, la impunidad que permea en un sistema de justicia penal que —afirma— solo sabe criminalizar a las víctimas y que impide que cicatricen las heridas que han abierto casos como el ocurrido en Sonora hace 9 años o a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, registrada hace casi cuatro años en Iguala, Guerrero.

“En el caso de estas tragedias tan señeras, tan puntuales, como puede ser la guardería ABC o como puede ser los estudiantes desaparecidos en Guerrero, me parece claro que detrás de todo esto hay intereses, hay sectores y hay grupúsculos en este país que están muy involucrados, a los que no les interesa que se establezca una verdad jurídica, una investigación hasta las últimas consecuencias”, comenta.

Imanol Caneyada
El acercamiento que ha tenido Caneyada con el caso ha sido desde su visión como ciudadano, periodista y más recientemente como autor de '49 cruces blancas'.

Aquí está la entrevista completa.

¿Por qué decides hacer una novela negra sobre una de las mayores tragedias que ha vivido México en los últimos años?
El hecho de que haya sido una novela negra tiene que ver primero con que es algo que ejerzo desde hace muchísimos años. Entonces, también hay cierta seguridad a la hora de escribir, pero también por el carácter social que tiene la novela negra, que es un género —especialmente en Latinoamérica y México— que ha asumido una responsabilidad social que tal vez otros géneros no. ¿Por qué? Por sus propias características de explorar y sumergirse en las cloacas del sistema, en las zonas más oscuras de las sociedades. En el caso de la tragedia de la guardería ABC, era necesario que alguno de los personajes de esta novela se sumergiera en estas cloacas para decirnos qué ha pasado con una herida tan brutal que sigue sin resolverse.

Además de las características del género, ¿hay otra razón por la que el personaje principal sea un antihéroe, un hombre ajeno a la tragedia?
Fue la única forma de aproximarme al tema. Las primeras versiones eran desde el dolor, desde el coraje, desde el grito... y bueno, no era literatura, se convertía en una especie de catarsis. Entonces, después de dar muchas vueltas, dar con este personaje que es quien cuenta la historia, que es Pepe Pitic, que es un personaje cínico, un derrotado del sistema, un desvergonzado que no tiene un contacto con la tragedia a priori sino a posteriori, me permitió construir una novela en la que nos vamos aproximando paulatinamente a la tragedia sin que esta nos ahogue.

¿La realidad de lo ocurrido en la guardería ABC supera cualquier ficción?
No creo en ese planteamiento de que la ficción supera a la realidad o la realidad supera a la ficción, creo que son mundos diferentes. ¿Qué es lo que ha hecho la realidad con la tragedia de la guardería ABC? Con el tiempo, convertirla en una estadística, en el relato jurídico de un expediente que está en alguna parte. ¿Qué es lo que puede hacer la ficción? De alguna manera, hacer a un lado la estadística, hacer a un lado el relato jurídico, el relato político, para centrarse en el relato existencial.

¿Cómo fue tu primer acercamiento con el caso?
A los primeros minutos de que sucediera. Hay una cuestión determinante y es que yo cumplo años el 5 de junio. Yo me dirigía a comer con unos amigos en una pequeña celebración de cumpleaños, cuando un colega, amigo, periodista que tenía un programa de radio en ese momento, me habla y me dice: ‘está pasando algo en el sur de la ciudad, en la colonia Y Griega, parece que es muy grave, no tengo a nadie para enviar, hazme el paro, asómate y a ver si puedes hacer un reporte’. Entonces me desvío, llego y me encuentro con los primeros minutos de algo que todavía ni siquiera sabíamos qué dimensión tenía.

En la novela se indaga cómo el incendio en la bodega contigua a la guardería pudo ser provocado. ¿Crees que este fue el origen del siniestro?
Si uno lee a fondo el famoso peritaje Smith, que hace un experto de Arizona que trae un grupo de padres, el cual menciono en la novela, la verdad es que quedan pocas dudas y queda muy claro que fue provocado. Y si uno atiende a ciertos testimonios y a ciertos comportamientos, que hubo de tratar de callar ciertos testimonios, juntando todas esas piezas es fácil concluir que sí fue provocado el incendio. Yo no tengo los elementos para afirmar esto, puedo decir que hay elementos, pero lo más grave es que nunca se investigó esa posibilidad. Ante una tragedia de esta magnitud la autoridad no puede ser tan negligente para desechar una línea de investigación que además estaba impulsada por un grupo de padres.

¿Hay nombres de altos funcionarios involucrados por acción u omisión en lo ocurrido?
En el informe que hace la Suprema Corte y que defiende (el ministro Arturo) Zaldívar se establece claramente que hay responsabilidad desde la cabeza del IMSS, pasando por el gobernador del estado de Sonora, que en ese momento era Eduardo Bours, y establece una lista de responsables y va más allá. No solo habla de la guardería ABC, en ese informe se dice que el desorden generalizado, la corrupción y la impunidad en torno a la subrogación de guarderías ponen en riesgo la vida de los niños en México. Ese primer informe hubiese significado un parteaguas; sin embargo, en el momento de ser votado, el gobierno de (Felipe) Calderón, la gente del IMSS, empiezan a negociar, a presionar, y ese informe termina siendo rechazado por votación mayoritaria en la Suprema Corte y sustituido por uno en donde los grandes nombres una vez más quedaron fuera.

¿Cuál es mensaje que envías con esta novela?
El primero, que vivimos en un sistema impune donde ciertas personas no son sometidas al imperio de la ley; segundo, que hemos aceptado esto como algo normal, y tercero —y no tiene que ser en ese orden—, en casos como la guardería ABC, en casos como los estudiantes desaparecidos en Guerrero, si el Estado no asume su total responsabilidad de establecer una verdad jurídica y llevar a cabo una investigación que no deje ninguna duda, se quedan heridas abiertas que no dejan de sangrar y que en el futuro van a tener consecuencias como sociedad.

¿Por qué la impunidad acecha aún a tragedias como la ocurrida a estos pequeños o a la relacionada con los 43 normalistas de Ayotzinapa?
En el caso de estas tragedias tan señeras, tan puntuales, como puede ser la guardería ABC o como puede ser los estudiantes desaparecidos en Guerrero, me parece que está claro que detrás de todo esto hay intereses, hay sectores y hay grupúsculos en este país que están muy involucrados, a los que no les interesa que se establezca una verdad jurídica y que no se haga una investigación hasta las últimas consecuencias, porque se tambalearía todo el sistema en el que han basado su poder. Entonces, estamos ante el gran reto ahorita con esta transformación que se avecina, ante el gran riesgo, de establecer una reconciliación sin justicia.

Es decir, ¿antes de la reconciliación que plantea el presidente electo Andrés Manuel López Obrador urge establecer un proceso eficaz de justicia?
Tiene que haber un proceso de justicia y al mismo tiempo tratarse esta reconciliación. No podemos seguir en el encono, en la rabia, en la sangre y en la violencia, es imposible, no hay manera de que una sociedad prospere así, pero no podemos olvidar tampoco que se tienen que establecer caminos para la justicia, aunque sean lentos y tomen años, no importa.

¿Piensas que es posible aspirar a un sistema de justicia penal competente?
Sí, por qué no. No perfecto, porque no existe, pero sí mejorar el que tenemos. De hecho, el que tenemos está tan destrozado que a nada que caminemos ciertas sendas hacia la eficiencia, hacia el compromiso de los funcionarios, hacia erradicar la corrupción, a nada que caminemos vamos a notar la diferencia de inmediato. El único sistema de justicia que existe en este momento en México es criminalizar a la víctima. En el caso de la guardería ABC se llegó a manejar, de manera sutil, a quién se le ocurre dejar a los niños en un lugar así. Eso es criminalizar a la víctima, ese es el único sistema de justicia que tenemos ahorita. No hay más.

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