El PRI explicó su voto a favor en lo general para “dar certeza jurídica” a la actuación de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad. “Votar a favor de la Marina es votar en contra de la inseguridad”, expuso el diputado del tricolor Andrés Cantú Ramírez.
En cambio, en lo particular, la oposición volvió a unificarse y la votación fue de 257 votos en favor, 210 en contra y dos abstenciones.
Durante casi tres horas se presentaron decenas de reservas. Las de la oposición, para eliminar las partes que a su juicio acentuarán la militarización de las tareas de seguridad pública, pero ninguna de sus propuestas transitó y la legislación fue avalada sin cambios.
La nueva ley contiene como novedad la creación de una unidad de Policía Naval, que reforzará la participación de las Fuerzas Armadas en apoyo de la Guardia Nacional, para “coadyuvar con las instituciones de seguridad pública en los tres niveles de gobierno”.
Esta unidad asumirá el control administrativo del personal naval comisionado en la Guardia Nacional y el jefe de la unidad tendrá categoría de almirante.
En vano, la oposición buscó eliminar especialmente ese apartado pues, según los argumentos de diputados como Rocío Banquells, del PRD, “ningún gobierno que se diga de izquierda puede militarizar” las tareas de seguridad.
En el debate también participó la diputada del PAN Mariana Gómez del Campo, sobrina política del expresidente Felipe Calderón, a quien morenistas y petistas cuestionaron porque, señalaron, su tío propició la militarización, la muerte de cientos de miles de mexicanos y la violación de derechos humanos.
“¡Aguas, compañeros, con legitimar los caprichos del presidente!… Todos sabemos que las Fuerzas Armadas están hoy tristemente construyendo, apoyando los caprichitos del inquilino de Palacio Nacional, el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya, el Banco del Bienestar, la refinería de Dos Bocas… incluso checando la temperatura del turismo, están copiando el modelo venezolano”, les respondió.
En lo que todos coincidieron es en que las Fuerzas Armadas son leales y merecen reconocimiento, pero ambas partes se acusaron de supeditarlas a labores ajenas.
Tras la aprobación de la nueva legislación, se turnó al Ejecutivo para su promulgación.