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Año nuevo lejos de casa: una esperanza por delante para migrantes en CDMX

Los migrantes verán el inicio del 2024 varados en la Ciudad de México, en espera de que autoridades estadounidenses les den luz verde para iniciar el trámite de refugio.
dom 31 diciembre 2023 03:05 PM
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Para algunos migrantes, no habrá celebración de año nuevo, pues viven al día, otros comprarán comida o venderán alimento típicos de su país.

Sentados en una banca dentro del bosque de Tláhuac, horas previas a la celebración del año nuevo, Charle Magne y su esposa Jizelle, originarios de Haití, toman el sol mientras su hijo Youdesky de cinco años brinca y juega en el pasto. Es un poco de alivio ante los días nublados y fríos de los últimos días en la capital del país.

Desde agosto de 2023, Charle Magne y su pequeña familia dedicaron esfuerzo y dinero para salir de Haití hacia Brasil, cruzar por Panamá, centroamérica y llegar a la Ciudad de México, donde pasarán el año nuevo en compañía de cientos de migrantes que esperan con ansias poder avanzar hacia la frontera norte del país e iniciar su trámite de refugio ante autoridades estadounidenses.

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Para algunos migrantes, la noche del 31 de diciembre no será de celebración, como si lo hará la mayoría de las familias mexicanas, pues se encuentran en un país diferente, alejados de su familia y con pocos recursos económicos.

La hermandad que se ha creado entre migrantes haitianos durante la travesía les permite organizarse para comprar comida rápida como pizzas y pollos rostizados.

Otros, que durante su estancia en México pudieron adquirir utensilios de cocina, verán en la fiesta del año nuevo la oportunidad de vender alimentos a sus connacionales para que vuelvan probar un poco de su país en cada bocado.

Sin celebración

Charle Magne porta en una de sus manos la envoltura de un paquete de 10 galletas de chocolate que, aunque ya era mediodía, era el único alimento que había compartido con su esposa e hijo.

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Charle Magne, su esposa Jizelle y su hijo de cinco años, toman el sol en el bosque de Tláhuac.

Gran parte de su dinero ha sido para pagar su viaje hasta la Ciudad de México, por lo que no pueden celebrar el año nuevo.

A diario obtienen entre 150 y 200 pesos pidiendo a los automovilistas en la avenida La Turba o en la avenida Tláhuac, dinero que usan para comprar alimentos, pero la competencia por ganarse unos pesos es dura, ya que no son los únicos que obtienen recursos de esa manera.

“Siempre se busca ayuda, si hay, comes, si no hay ayuda no comes. La gente a veces nos regala agua, comida no tengo ahora”, dice el haitiano de 41 años, a quien se le dificulta hablar, pues su idioma es criollo y francés.

Entre centenares de haitianos, cuya mayoría no habla español, resalta un grupo de hondureños. Cristman Osurto, es el único hombre adulto en un grupo de seis mujeres, entre ellas su esposa y siete menores de edad, todos familiares, quienes salieron de su país tras ser amenazados de muerte por los pandilleros.

Las mujeres, piden dinero en las calles de Tláhuac, mientras él limpia los parabrisas de los automovilistas, actividad por la que llega a generar hasta 300 pesos diarios.

Compramos queso y tortillas y eso comen los niños, mañana dios dirá.
Cristman Osurto, migrante hondureño

El hondureño de 45 años dice que el esfuerzo será recompensado cuando logren llegar a Estados Unidos. Con melancolía y un nudo en la garganta, recuerda que en su país la celebración del año nuevo es muy familiar, algo que no ocurrirá en esta ocasión.

“Allá (en Honduras) la pasamos con la familia, tirando pirotecnia y comiendo aunque sea tamalitos, pero en familia, pero aquí no habrá celebración de año nuevo para nosotros, tenemos que seguir luchando para ver si llegamos a nuestros destino”, externó.

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Crisman Osurto es un migrante hondureño que huye por la violencia de las pandillas de su país, carga las pertenencias de su esposa y su hija

Los integrantes de esta familia portan mochilas pequeñas con documentos y un poco de ropa. La maleta más grande la carga Cristman en su espalda, pues son las pertenencias de él, su esposa y su pequeña hija de diez años.

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Economías distintas

Entre los migrantes haitianos asentados en Tláhuac existen condiciones económicas diferenciadas, ya que mientras hay personas que viven al día, otros tienen recursos que provienen de familiares que ya se encuentran en Estados Unidos.

De esta manera, los migrantes, principalmente jóvenes, logran adquirir calzado y ropa para la celebración del año nuevo, además de que podrán comprar comida para pasar con sus amigos y familiares.

Rossaline, haitiana de 19 años, viaja con su madre de 48. Su padre y hermano que ya lograron llegar a Florida, Estados Unidos, les envían cada semana dinero, lo que les ha permitido pasar su estancia en México con menos carencias alimentarias, pese a que se mantienen en un campamento migrante a un costado del bosque de Tláhuac.

“A veces mandan 100 o 150 dólares, es bueno, mientras nos dan la cita para la solicitud de refugio, espero que en enero”, dice.

“La pequeña Haití”

Desde el pasado 14 de noviembre la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y el albergue del gobierno de la Ciudad de México, ambos instalados en el Bosque de Tláhuac, dejaron de operar.

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Haitianos se reúnen y organizan frente a una manta que anuncia el cierre definitivo de la oficina de la Comar en Tláhuac.

Sin embargo, los migrantes no se fueron de la zona y convirtieron las aceras de la avenida Heberto Castillo en un campamento temporal y en una zona de comercio. La “pequeña Haití” es el nombre que los habitantes de Tláhuac dieron a la zona donde se ubican los migrantes.

La propaganda de aspirantes a algún cargo de elección popular, principalmente de Morena, es utilizada para recubrir las casas de campaña, buscando que con estas puedan hacerle frente al frío en las madrugadas.

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La propagada partidista de Morena, sirve para que migrantes puedan resguardarse del sol y el sereno de las madrugadas.

Por esta avenida, que conecta al hospital general del Issste en Tláhuac, se pueden observar también salones de belleza improvisados, donde mujeres peinan o hacen "trenzas afro" a mujeres y hombres por 200 o 300 pesos, o cortes de cabello para hombre por 100 pesos.

Théophille es un haitiano que con su esposa se dedican a la venta de alimentos. Por 70 pesos, haitianos y habitantes de Tláhuac pueden comprar Legim (Légume), una comida típica de su país hecho con pimientos, zanahorias, tomates, diversas especias, con carne de cerdo y res, acompañado de arroz con frijoles.

Relata que, para la celebración del año nuevo, en su país realizan una tradicional sopa de carne y calabaza que no solo es por el ciclo que inicia, sino que el 1 de enero también celebran la independencia de Haití.

“El 31 es comida normal, tomar cerveza, jugos, fiesta con la familia, el 1 de enero es otra fiesta donde hacemos la Soupe Joumou. Esta ocasión no habrá sopa, pero si fiesta”, dijo.

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Haitianos recorren el mercado Felípe Astorga Ochoa en la colonia Agrícola Metropolitana en Tláhuac.

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Vivir en la calle

Durante las primeras horas del día y con cinco grados de temperatura, los haitianos salen de sus campamentos para buscar un poco de sol en las calles de Tláhuac o caminar por el bosque de esta demarcación.

Conforme avanzan las horas, los migrantes comienzan a asearse y lo hacen sobre el camellón de la avenida Heberto Castillo o en algunas coladeras. Ahí se lavan sus dientes, con botellas de agua, lavan su cara o su cabeza y, quienes tienen la posibilidad de pagar 50 pesos, acuden a casas de unidades habitacionales cercanas, donde les rentan regaderas una o dos veces por semana.

Por varias calles cercanas al bosque de Tláhuac, los migrantes caminan para ir al mercado a buscar alimentos, pedir dinero o buscar la manera de ganarse unos pesos con trabajos temporales, ya sea en obras o ayudando a los locales a barrer sus casas.

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En casas cercanas al Bosque de Tláhuac, los habitantes rentan baños y regaderas a los migrantes.

Además del Bosque de Tláhuac, la Ciudad de México tiene varios puntos donde los migrantes se concentran, uno de estos es la plaza Giordano Bruno en la colonia Juárez, así como en calles de la colonia Vallejo.

Miles de ciudadanos originarios de Haití, Honduras y Venezuela, principalmente, se encuentran "varados" en la capital mexicana en espera de que la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés) les otorgue una fecha para acudir a la frontera norte e iniciar su trámite de refugio.

El reto no es fácil, pues, al día, la App CBP One otorga entre 1,000 y 1,200 citas para los miles de migrantes que buscan solicitar el mismo trámite. Esta es la razón por la que se puede observar a las personas en situación de movilidad reunidos en los postes del C5 para utilizar el Wifi gratuito de la ciudad y buscar una oportunidad.

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