Calderón reabre la sala principal de Bellas Artes tras dos años de obras
La reinaguración de la sala principal del Palacio de Bellas Artes , luego de dos años en remodelación parece ser la cereza del pastel Bicentenario para el presidente Felipe Calderón, quien develó la noche del viernes la placa conmemorativa del renovado recinto.
Ante un público selecto de legisladores, intelectuales y panistas, Calderón subrayó que consideraban casi "una obligación" restaurar el monumento, pues se trata de uno de los foros más importantes del mundo.
Acompañado por su esposa Margarita Zavala, el secretario de Educación Alonso Lujambio, Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y Teresa Vicencio del Instituto Nacional de Bellas Artes, Felipe Calderón presidió una ceremonia solemne en donde se develó una placa conmemorativa y se escuchó como primera parte del programa, el Himno Nacional interpretado por la Orquesta Sinfónica Nacional.
El presidente de México dijo que la renovación costó cerca de 700 millones de pesos e hizo un recuento de los cambios hechos alrededor del mejoramiento acústico y de seguridad.
De acuerdo al presidente, el remozamiento del Palacio va unido al refrendo de su gobierno que respeta la libertad creativa pues Bellas Artes es un espacio donde " todas las expresiones tienen cabida ".
Entre los invitados más notables al concierto inaugural se encontraba el filósofo Ramón Xirau; el secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora; el arquitecto Teodoro González de León y el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo Ortiz Mayagoitia.
El programa del concierto estuvo dividido en dos. La primera parte a cargo de la Orquesa Sinfónica Nacional bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto, quien condujo tres obras de compositores mexicanos incluyendo el Huapango de José Pablo Moncayo.
Esta pieza cimbró a la concurrencia quienes no pudieron evitar un "¡Viva México!" al finalizar la obra.
La segunda parte estuvo a cargo del director huésped Niksa Bareza acompañado por la Ópera de Bellas Artes y la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes. Entre otras piezas interpretaron fragmentos de óperas como Fidelio de Beethoven y Carmen de Bizet.
Al salir del concierto los asistentes estaban invitados a un coctel para el que tuvieron el patio exterior del Palacio de Bellas Artes disponible sólo para ellos. Mientras los grupos de jazz amenizaban la noche, los selectos invitados se dedicaron a socializar.
