La revolución de 2010 en México debe ser pacífica, dice Javier Garciadiego
Después del movimiento social de Independencia que se inició en 1810 y el de Revolución que comenzó en 1910, ¿México puede esperar uno nuevo este 2010?
Javier Garciadiego, presidente de El Colegio de México -quien ha dedicado varias décadas al estudio del país y, en especial, a su Revolución- cree que de darse un cambio político, no será por la vía de la violencia.
"(En el Bicentenario) estamos conmemorando dos hechos vinculados a la violencia, generalizada y prolongada, sin cortapisas.
"Este país ya pagó una cuota enorme de sangre y debemos construirlo, a partir del siglo XXI, desde una perspectiva pacífica, legal y democrática. No más sangre, no más violencia . Hemos incurrido en procesos largos de violencia y no hemos resuelto los principales problemas del país, ergo, violencia no significa solución de problemas".
Y la teoría de que por ser 2010 debemos tener otra Revolución... ¿es posible?
En México circuló durante mucho tiempo una visión cíclica de la historia, la podemos vincular a mentes muy lúcidas y a mentes poéticas como la de Octavio Paz, que en este caso más que poeta fue agorero de la historia.
Esta idea podía tener cierta justificación en un país de antiguo régimen y autoritario, pero hoy que tenemos posibilidades de cambio político sin violencia -y a eso se reduce la democracia electoral- no creo que tengamos un 2010 de violencia generalizada.
Seguramente habrá algunos que se quieran convertir en el nuevo Hidalgo, en el nuevo Zapata, y espero que el Estado mexicano actúe con inteligencia y generosidad.
Lo importante es que en 2010 le demos la vuelta a esa visión cíclica y agorera de la historia y enterremos la idea de que estamos condenados, por alguna razón teleológica, a tener una tercera revolución. Si el último día de diciembre de 2010 no ha estallado esa violencia, será razón para celebrar.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
No tengo esa visión nostálgica de la historia. Hemos tenido momentos mucho peores de lo que estamos viviendo hoy en el país. Vimos a la ciudad de México ocupada por fuerzas norteamericanas en el 47, por fuerzas extranjeras en el 63, 66, 67, perdimos la mitad del territorio, un siglo XIX con alzamientos y pronunciamientos constantes, guerras por motivos religiosos, pero también hemos tenido momentos de estabilidad y construcción.
Ahora pasamos un mal momento, pero hace unos años, en el 2000, estábamos rebosantes de optimismo, ¿cómo es que hemos cambiado espiritualmente desde el 2000 al 2010 de manera tan dramática? Pasamos un mal momento, pero el pasado no siempre fue mejor y pronto volveremos a tener etapas de estabilidad, de crecimiento, de cohesión social, de construcción, de creación artística, que es algo que no hemos perdido.
Usted estudió Ciencia Política, ¿cuándo nace su pasión por la Historia?
La familia de mi abuela padeció la Revolución Mexicana. El padre de mi abuela era un senador durante la presidencia de Madero , pero contrario a Madero, fue de aquéllos que conformaron una comisión de intermediación que pedía su renuncia. Hay una famosa fotografía de un grupo de senadores dentro de La Ciudadela, la encabeza Emilio Rabasa, está mi bisabuelo, están hablando con Félix Díaz. Esa foto le costó a mi bisabuelo el exilio: salió de México de 1914 a 1920.
Cuando mi abuela contaba eso me fui interesando en la Revolución. Podría decirte que por mi abuela y su historia me interesé y estudié Historia, pero te mentiría. En realidad fue al llegar a Ciencias Políticas y ver que la fundamentación del sistema político mexicano era histórica. En aquel entonces no había procesos electorales o un respeto por la ley, el sistema estaba dominado por un sólo grupo. La mejor manera de entender el sistema político era a partir de la Historia.
¿Por qué especializarse en la Revolución?
La Revolución es un proceso muy amplio. Dentro de éste me han interesado uno: (Venustiano) Carranza. Las revoluciones no son mero caos, tienen un enorme ingrediente de caos y violencia, pero también requieren de racionalidad e inteligencia y eso es Carranza .
Y dos, me fascina y maravilla (Francisco I.) Madero : un hombre que sacrifica tantas cosas por un ideal político; un hombre tan aparentemente frágil resultó ser el que se enfrentó como David que se enfrenta a Goliat.
¿Qué etapa de la historia le hubiera gustado vivir?
Me hubiera gustado ver y participar en la construcción del México posrevolucionario, pero en la parte cultural. Admiro mucho y me identifico con los jóvenes del México posrevolucionario, la generación de 1915 que dijeron: "No más violencia", lo que el país necesita es construcción de instituciones, es decir reconstruir al país.
Me hubiera gustado ser parte del equipo de (José) Vasconcelos, que se lanzó a las jornadas alfabetizadoras, que le dio cultura al país y dijo que la Revolución no era solamente tierra para los campesinos y derechos laborales para los obreros; la educación es cultura, es identidad, es arte, la educación también es construir un país, la Revolución también fue educativa, moral y ética.