Roqueros mexicanos exhortan a los jóvenes a cambiar al país
“¡Viva México!” gritó el grupo regiomontano Kinky cuando el concierto de rock reaunudó luego de dos horas de suspensión para dar paso al desfile de carros alegóricos.
El espacio destinado para los espectadores, mayoritariamente jóvenes, se llenó. El cálculo es de 6 mil personas de acuerdo a un representante de Protección Civil.
Los que no pudieron entrar al ‘área’ del concierto, lo ven desde las pantallas gigantes instaladas bajo la escultura de Sebastian, el caballito, o en las calles aledañas. Aunque hubo quien no quiso conformarse con esa perspectiva y le gritó a los policías “portazo” tratando que lo dejaran pasar.
Más lejos se ven personas asomadas en ventanas y balcones y paradas en las azoteas siguiendo el concierto.
Bajo la tarima, los jóvenes brincan y hacen temblar el piso. Se empujan hacia los lados haciendo un Slam que mantiene atentos al personal de seguridad.
El concierto de rock tiene también un discurso revolucionario. Gil Cerezo, el vocalista del grupo Kinky gritó desde el escenario que “tenemos que cambiar el país nosotros mismos”. La audiencia recibe el mensaje gritando “si se puede”.
Lo más adelante posible, pegada a la cerca metálica está Paola Palacios, quien pese a la espera, dice a CNNMéxico que “si valió la pena. ¡Que viva México y el rock!”.
La primera en llegar
Paola Palacios, de 17 años, es la primera.
Llegó a las 7 de la mañana al escenario donde se tocará rock mexicano para conmemorar los 200 años de Independencia de México, justo a un lado de la escultura monumental llamada el Caballito, del artista plástico Sebastián. Todo un punto de referencia para los que viven o han visitado la capital de la República Mexicana.
Once horas después, Paola logró su cometido. Fue la primera persona en entrar al concierto de rock en el que cantarán las bandas Kinky, Zoé, La Maldita Vecindad y el Instituto Mexicano del Sonido.
"Quería estar enfrente, quiero ser parte de la historia y así contarle a mis hijos y nietos que fui testigo del Bicentenario ”, dijo Palacios.
Los amigos que acompañan a Paola se emocionan de presenciar los conciertos en primera fila.
Pero entre los jóvenes también está presente el reclamo social que ha acompañado a los preparativos de estos festejos del Bicentenario. Sebastián, de 15 años (hermano de Paola) enuncia su reclamo así: “Este tipo de eventos no sirven para nada, el dinero debería de ir a hospitales y escuelas”, dice, pero Sebastián está aquí porque admite que le gusta la música y además “es gratis y hay que aprovechar”.
El concierto comenzó en punto de las 18:00 horas, tiempo del centro de México, con la presentación de Gustavo Galindo.
Los conciertos de rock, como los demás conciertos programados para este festejo, fueron interrumpidos cuando pasó el desfile delante del escenario y cuando el presidente Felipe Calderón dio El Grito de Independencia desde el Zócalo.
La música sigue y sigue
La Maldita Vecindad hizo su aparición en el escenario como uno de los iconos del rock mexicano.
“Me hubiera gustado estar enfrente, pero no llegué temprano. Lo que importa es divertirse y celebrar a México”, comentó Salvador Ruíz, uno de los asistentes que se deleitaba con el concierto en una de las calles cercanas.
“Que México sea realmente libre e independiente” fue la frase con la que abrió su participación La Maldita, el aclamado grupo de rock liderado por Rocco.
Siendo México uno de los principales países expulsores de migrantes a Estados Unidos, los rockeros aprovecharon para posicionarse en contra de la Ley SB1070 de Arizona.
“Queremos un mundo sin leyes racistas” grito el vocalista de La Maldita Vecindad, a lo que la gente respondió con aplausos y gritos de apoyo.