2001: Los bancos cambian de bandera
El acuerdo que en mayo pasado anunció Citigroup, el gigante bancario, y Banamex, el segundo banco más grande del país, no sólo representa una de las más importantes operaciones de 2001. También es un fiel reflejo de lo que el gobierno mexicano intenta hacer con su sistema financiero: cambiar su nacionalidad. Banamex era el único banco grande en manos de accionistas nacionales. El resto de los bancos ya tienen capital de extranjeros como BBVA, Santander, ScotiaBank.
El acuerdo es por 12,500 millones de dólares (MDD). Citigroup pagará la mitad de esta cantidad en acciones, a un precio de 49.26 dólares cada una, y el resto en efectivo.
Al día siguiente del anuncio, el precio de las acciones de Citigroup en Wall Street bajaron alrededor de 1 dólar. Algunos analistas creen que esto refleja escepticismo ante los previsibles trastornos administrativos y operativos que implica esta integración.
La Ley General de Instituciones de Crédito, promulgada en 1932, reservó la propiedad total de las acciones de los bancos a inversionistas mexicanos. Citigroup, sin embargo, ha operado en México desde 1929; por ello pudo mantenerse como el único banco extranjero que operaba en el país, pues esta ley no pudo ser retroactiva, aunque con operaciones muy restringidas.
Esta operación, sin embargo, muestra uno de los hitos más importantes para este sector, en términos del origen de su capital.
El primer banco comercial en México se estableció en 1864. Se Llamó The Bank of London. En 1881 se fundó el Banco Nacional Mexicano con capital del Banco Franco Egipcio, y con sede en París. Pero a principios del siglo xx, la banca empezó a mostrar su primer síntoma nacionalista.
Venustiano Carranza incautó 22 instituciones, de las que sólo 16 reanudaron operaciones en el gobierno del general Álvaro Obregón. La Ley de 1932 sólo permitía que los bancos extranjeros hicieran operaciones de banca de depósito y descuento. El negocio dejó de ser atractivo para la mayor parte de las instituciones foráneas.
En 1941 se expidió una nueva Ley Bancaria que intentó especializar esta actividad, manteniendo la propiedad en manos de mexicanos. Sin embargo, en las siguientes décadas, el sistema avanzó hacia el modelo de banca universal a través de la formación de grupos financieros, dando paso a la banca múltiple.
Entre diciembre de 1976 y abril de 1980 se llevó a cabo un proceso de fusiones y creación de 34 nuevos bancos múltiples, que dio origen a grandes instituciones entre las que sobresalieron Comermex, Banamex , Internacional, Atlántico, Serfin y Bancomer, todas integradas en 1977. Los cinco más pequeños fueron los bancos Obrero, Mexicano Somex, Monterrey, del Centro y Aboumrad, creados entre 1979 y 1980.
En este proceso la participación de capitales externos fue marginal. El esquema se mantuvo luego de la expropiación, en 1982, de 49 instituciones bancarias (que no afectó a Citibank, filial de Citigroup en México, ni al Banco Obrero), la cual dio lugar a un sistema integrado por 19 instituciones. En la reprivatización de los bancos, realizada entre 1991 y 1992, todos los participantes fueron mexicanos.
Luego llegó la crisis de 1995. Los bancos no pudieron cobrar muchos de los préstamos que habían otorgado (en muchos casos a sus propios accionistas), y el gobierno tuvo que salir a rescatarlos a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).
El gobierno decidió anticipar la apertura del sector bancario al capital extranjero , originalmente pactada en el contexto del TLCAN. En febrero de 1995 se acordó ampliar los límites que tenía la participación extranjera en la banca, hasta alcanzar 49% de las acciones. Por estos acuerdos, Bancomer, Serfin y Bancrecer fueron las primeras instituciones en recibir una importante inyección de capital foráneo. En tan sólo dos años, de 1994 a 1996, la participación de capital extranjero en la banca pasó de 5 a 52.4%.
En 1998, un año antes de lo acordado en el tratado, se permitió que los extranjeros pudieran mantener la propiedad absoluta de los bancos. El año pasado, el español BBVA compró Bancomer, el banco más grande del país. Para entonces, Santander ya había comprado Banca Serfin, y Scotia Bank se había hecho de Inverlat.
Ahora, se perfila el rostro de una banca con una fuerte participación de capital extranjero, con la cual el gobierno quiere evitar futuros rescates, como el que se dio hace menos de un lustro, como consecuencia de la crisis de 1995.
FOBAPROA
A diferencia de otros momentos de la historia, el gobierno de Ernesto Zedillo, en el sexenio anterior, promovió la participación en la banca mexicana de inversionistas extranjeros. Su objetivo fue evitar que, ante otra crisis económica, el gobierno tuviera que rescatar el sistema, como ocurrió en 1995 con el Fobaproa, un fideicomiso creado en 1990, a través del cual asumió deudas de los bancos por 552,000 millones de pesos.